Red cónica con la que se atrapan las microalgas para su posterior estudio y análisis. Foto: Camilo Fonseca Barreto, magíster en Biología de la UNAL

Residuos de detergente y jabón, enemigos del fitoplancton en humedales de Bogotá

Su presencia genera sustancias tóxicas que afectan la calidad del agua.

Fuente: Agencia de Noticias – UNAL

En el Parque Ecológico Distrital de Humedal (PEDH) Torca-Guaymaral (Bogotá) se encontró que el vertimiento de residuos de industrias como las jaboneras está amenazando el fitoplancton –alga acuática que es la base de la cadena alimenticia en ríos, mares y humedales– debido a la presencia de cianobacterias, parientes del fitoplancton, que cuando se producen en exceso generan sustancias tóxicas, lo que afecta la calidad del agua.

Se estima que en el continente americano hay 15.000 especies de microalgas como el fitoplancton, que gracias a su increíble capacidad de adaptación y transformación están presentes en la Tierra desde los inicios de la vida. Sin embargo, su diversidad se ha estudiado poco en el país, lo cual resulta contradictorio porque son un óptimo indicador de la calidad del agua.

El investigador Camilo Fonseca Barreto, magíster en Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien ha venido estudiando de cerca lo que ocurre en el PEDH Torca-Guaymaral, asegura que en sus aguas hay por lo menos 164 especies y 98 géneros, y dentro de las principales están las cianobacterias, con un porcentaje alto en todos los puntos de muestreo, tanto en épocas de sequía como de lluvia.

“Estas microalgas son muy tolerantes a la temperatura y la contaminación y no tienen problemas con la falta de luz; además su alimento favorito en el agua son los residuos de jabones o detergentes ricos en nutrientes como el nitrógeno o el fósforo, que las alimenta y comienzan a reproducirse de manera desmedida robándole el oxígeno al fitoplancton, y por ende a los peces y aves”, indica el experto.

Añade que “otro tipo de alga presente en los humedales de este parque es Euglenophyta, cuya particularidad es que se alimenta en gran medida de materia orgánica en descomposición y de los nutrientes presentes allí, y también tiene la capacidad de quedarse en algunas zonas en condiciones de contaminación del agua, como una especie de ‘quiste’ que daña la calidad y también afecta al fitoplancton”.

Este parque es una de las zonas de humedales más importantes de Bogotá, y hasta el momento no se había realizado un estudio tan riguroso de las microalgas presentes allí y de los problemas asociados con el fitoplancton.

En los años 50 sus ecosistemas fueron intervenidos por la construcción de la autopista norte, que dividió en dos este corredor ecológico, lo que es muy grave porque conecta directamente con lugares como la Reserva Thomas van der Hammen.

Según el investigador, este humedal es el primer ecosistema con el que se encuentran las aguas lluvias de los cerros Orientales y algunas aves migratorias como las tinguas azules, que llegan en sus periodos reproductivos, pero al hacerlo se encuentran con agua de mala calidad y baja oferta de peces, lo que se podría atribuir a la falta de oxígeno por causa de las cianobacterias.

En un grado más bajo también se presenta un problema relacionado con la ganadería del sector, que, aunque no es extensiva, sí vierte al agua grandes cantidades de heces fecales de las vacas, disminuyendo a su vez el oxígeno disuelto allí.

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