Hagamos Eco es un espacio virtual propiciado por la ONG internacional Greenpeace para que los ciudadanos promuevan campañas dirigidas a exigirle a gobiernos, empresas y particulares la protección, conservación y restauración de la fauna, la flora y en general los ecosistemas en estado de vulnerabilidad.
Apoyado en este recurso de participación ciudadana, Villarreal creó la iniciativa ‘Cuarto ruegos por la Laguna de Fúquene’ a través de la cual les pide al presidente Juan Manuel Santos; y al ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, cuatro acciones concretas a favor del humedal:
1. Prohibir y penalizar la desecación artificial de la laguna mediante la construcción de jarillones, terraplenes y espolones.
2. Ordenar la eliminación de bosques de pinos y acacias sembrados por la CAR en las cabeceras de las quebradas que desaguan en la laguna.
3. Ordenar la reforestación de las cabeceras de estas quebradas con especies nativas protectoras del agua.
4. Declarar como Zona de Reserva Natural Protectora una franja de 100 metros alrededor de toda la Laguna de Fúquene.
Eduardo Villareal argumenta la importancia de su petición al Presidente y al Ministro de Ambiente con los siguientes argumentos y denuncias:
Desde hace casi 200 años poderosos terratenientes, con el apoyo de políticos influyentes y entidades como el Ministerio de Agricultura y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), han emprendido múltiples acciones para secar la laguna:
1. En 1919 el Ministerio de Agricultura formuló el proyecto de desecación de la laguna.
2. Hacia finales del siglo XIX los hermanos José Ignacio y Enrique París construyeron el ‘Canal París’ para desaguar la sagrada laguna de Fúquene. En esa época dinamitaron el estrecho del río Suárez (desagüe natural) en el peñón La Copetona, en Garavito, corregimiento de Saboyá, para acelerar el desocupado del importante humedal.
3. A comienzos del siglo XX la compañía Julius Berger Consortium construyó un túnel (que hoy existe aún) por debajo del municipio de San Miguel de Sema para desaguar la laguna hacia la quebrada La Honda, del municipio de Tinjacá, Boyacá.
4. Hacia mediados del siglo XX la CAR sembró miles de árboles de pino y acacia en las cabeceras de quebradas y arroyos que desaguan en la laguna.
5. La CAR, con dragas y maquinaria pesada, construyó canales para secar la laguna y le cobraba «Impuesto de Desecación» a los propietarios – terratenientes de la orilla.
6. Hace menos de 20 años represaron la parte alta del río Ubaté, uno de los principales tributarios de la laguna, construyendo el gran embalse de El Hato.
7. Propietarios de latifundios de las orillas construyen terraplenes, jarillones y espolones sobre la zona pantanosa para secarla y robarle tierra al humedal.
La erosión en las quebradas tributarias de la laguna ha colmatado su lecho con tierra arrastrada. La proliferación de especies vegetales como buchón, elodea y enea abonadas por la gran cantidad de fertilizantes utilizados en la agricultura, el estiércol de las inmensas ganaderías de leche y las aguas negras de los municipios circundantes, están acabando con el espejo de agua.
Tras el exterminio final de la laguna, vendrá la extinción de muchas especies animales (85 especies de aves de las cuales cinco son únicas en el mundo) y vegetales nativos y la región.
Esto, y la consecuente disminución del régimen de lluvias podrán convertir la hermosa y necesaria laguna en un desierto.
La petición de Villarreal ha recibido el respaldo de 2.330 firmas. El texto completo de la campaña se puede consultar aquí.