Foto: entreojos.co

A mirar pájaros desde la ventana

El sábado 9 de mayo se cumplirá una nueva versión del Global Big Day. Boyacá también aportará al conteo mundial de aves.

Hace 43 días, cuando empezó la cuarentena nacional, Johana Zuluaga, experta ornitóloga, comenzó a pajarear desde la ventana de su casa en el barrio Coeducadores de Tunja.

Cuando se percata del sonido de un ave dispone su cámara y su micrófono para hacer el registro completo. Los días de encierro le han permitido monitorear a varios copetones y a un par de golondrinas que frecuentan el techo de su vivienda. Ha podido identificar la hora exacta de sus primeros vuelos y el momento en que se pelean con una mirla en la disputa por el alimento.

Johana, que tiene un ‘oído de tísico’ para el canto de las aves, se sorprendió hace pocos días cuando en su vecindario se apareció un Pitangus sulphuratus conocido como cristofué o Bienteveo común, una especie de tierra caliente que empezó a hacer presencia en esta zona de Boyacá por el incremento de las temperaturas a causa del cambio climático.

Lo de ‘oído de tísico’ es una expresión antigua que describe a las personas con alta sensibilidad a sonidos agudos difícilmente percibidos por el común de las personas, y ella la tiene para caracterizar a la avifauna por la que se desvive.

Johana Zuluaga es la coordinadora del Global Big Day en el departamento y al tiempo preside la Asociación Ornitológica de Boyacá Ixobrychus. Sobre la jornada mundial de avistamiento del próximo sábado 9 de mayo, promovida por el The Cornell Lab of Ornithology, Zuluaga explicó que esta se realizará desde las ventanas y los balcones de las casas y los apartamentos, comenzará a las 0 horas y concluirá a la media noche.

Quienes tengan la fortuna de vivir en el sector rural podrán hacer el registro de las aves en sus predios. “La idea es que participemos de la jornada respetando las normas de aislamiento establecidas por el gobierno”, sostuvo la vocera de la actividad en Boyacá.

Explicó que el Laboratorio de Ornitología de Cornell, que depende de la universidad neoyorquina del mismo nombre, instruyó a los organizadores en todo el mundo sobre la importancia de levantar un inventario de las especies urbanas, dadas las actuales circunstancias de encierro provocadas por la pandemia.

Recomendó a los observadores registrarse en la plataforma https://ebird.org/ con el objeto de subir allí las listas de pájaros identificados. “Es muy importante hacerlo, eso permite aumentar el interés de los expertos por conocer el potencial de la avifauna en la región, especialmente en zonas que ofrecen posibilidades para el aviturismo”, sostuvo Johana Zuluaga.   

La meta planteada por el Laboratorio de Ornitología de Cornell a los pajareros del mundo, expertos y aficionados, es que durante la jornada mundial del 9 de mayo conocida como Global Big Day se suban a la plataforma 100 mil listas. Desde 2015 este reto global le ha permitido a Colombia estar en los primeros lugares del número de especies inscritas lo que evidencia su riqueza en biodiversidad a pesar de los conflictos existentes.    

Rogitama sin observadores

Roberto Chavarro Chavarro.

La Reserva de la Sociedad Civil Rogitama Biodiversidad, ubicada en Arcabuco, uno de los sitios preferidos por los expertos nacionales y extranjeros para el avistamiento de aves, no recibirá, por obvias razones, visitantes.

Roberto Chavarro Chavarro, gestor de esta área protegida particular, relató que periódicamente arriban a Rogitama grupos de estudiantes de la Universidad de Antioquia, del Valle, del Rosario, de la UPTC, de la Santo Tomás, de la Juan de Castellanos y de los Llanos con el propósito de documentar académicamente las especies de la zona.

Describió además otros dos tipos de visitantes: los extranjeros de Estados Unidos, Canadá y Europa quienes llegan con el firme propósito de ver tres especies en específico:el Príncipe de Arcabuco, en vía de extinción; el Chlorostilbon poortmani y el coelígena bonapartei. Una vez los han visto se van.

También le puede interesar: “Esa quebrada la hicimos nosotros”

El otro grupo, un poco más especializado, hace recorridos por la reserva, se detienen a escuchar el canto de los pájaros, a tomarles fotos, a subir la información a la plataforma https://ebird.org/ y a consignar apuntes detallados sobre rutinas, alimentación y relacionamiento de los alados en sus diarios de campo.

“Eso ha permitido que Rogitama aparezca repetidamente en los registros del Laboratorio de Ornitología de Cornell y que nuestra reserva sea reconocida como sitio hotspot para la observación de aves”.

Roberto Chavarro recordará este 2020 como el año en que caminó su reserva sin los expertos de quienes aprende sobre los pájaros. Estos se alimentan con guayabas y otros manjares silvestres en aquel rincón de la vereda Peñas Blancas, por eso el Príncipe de Arcabuco se amaña tanto en Rogitama.

Gracias por leer nuestras historias, gracias por apoyar el periodismo independiente. Tu aporte será muy valioso para seguir investigando y contando historias de conservación.

Compartir:

Publicidad

Contenido Relacionado

Gracias por leer nuestras historias, gracias por apoyar el periodismo independiente. Tu aporte será muy valioso para seguir investigando y contando historias de conservación.

También le puede interesar