Aunque Boyacá no es foco de deforestación, uno de los retos del departamento es la protección de las áreas protegidas.

Boyacá y sus prioridades de cara al Plan Nacional de Desarrollo

Consultamos la opinión de expertos y ambientalistas sobre las necesidades del departamento en esta materia.

Personas afines a la academia, de veedores ambientales y de representantes de la institucionalidad expusieron sus puntos de vista sobre los proyectos ambientales que deben incorporarse en el Plan Nacional de Desarrollo. 

Albaluz Ramos Franco, del Observatorio de Conflictos Ambientales de Boyacá, planteó varias propuestas dirigidas a garantizar el bienestar integral de los ecosistemas y de las comunidades que conviven con ellos.

Ramos, docente del área de ciencias biológicas de la UPTC, resumió sus propuestas en los siguientes puntos:    

– Gobernanza y verdadera participación de la comunidad en las mesas municipales de concertación minero – ambiental.

– Verdadera participación ciudadana en el proceso de licenciamiento ambiental de nuevos proyectos (energía no convencional, hidrocarburos).

– Implementación de programas de pagos por servicios ambientales.

– Ordenamiento de cuencas

– Formulación de planes de manejo ambiental de las áreas protegidas más allá de la sola contratación de los diagnósticos.

Desde la institucionalidad, el director general de Corpochivor, Plinio Rolando Forero, señaló que los representantes de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) han participado en varias reuniones con la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y los integrantes del Sistema Nacional Ambiental (SINA) con el propósito de discutir las prioridades regionales en torno a la gestión de las áreas protegidas, lo servicios ambientales y la sostenibilidad.

Forero informó que el planteamiento de los directores de las CAR se ha centrado en temas como la necesidad de destinar recursos para avanzar en la formulación de los planes de manejo ambiental de las áreas protegidas, y el impulso y fortalecimiento de proyectos de reconversión ambiental.

El director de Corpochivor listó los puntos centrales de lo que se ha discutido con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible:

– Inversión en ecosistemas estratégicos

– Gobernanza del agua para enfrentar los graves problemas que ya hay en los territorios por cantidad y calidad del líquido.

– Ajustes a los esquemas de ordenamiento territorial para controlar y prevenir la ocurrencia de desastres ambientales, y regular o restringir proyectos ganaderos, agrícolas y mineros en áreas de reserva natural y zonas de importancia hídrica.

– Mitigación y adaptación al cambio climático.

La visión comunitaria

Desde Arcabuco, William Fonseca, gestor ambiental y guardapaque del Sistema Regional de Áreas Protegidas, se refirió a la necesidad de buscar soluciones efectivas y prontas al tratamiento de las aguas residuales en el sector rural.

Lucero Blanco, desde Pajarito, expuso un tema sensible relacionado con la protección de los páramos y la necesidad de controlar la expansión de la frontera agropecuaria, y lo hizo a través de la siguiente reflexión “Y cuando las papas ocupen el territorio de los frailejones no tendremos agua para cocinar las papas”.

Elizabeth Bermúdez, de la vereda El Carrizal, en Paipa, consideró oportuna la discusión sobre las actividades productivas en ecosistemas estratégicos. “El mayor reto es trabajar junto con los productores de las zonas de protección en proyectos agrosostenibles y rentables, sin criminalizar a los habitantes de los páramos. Si existe una gran retribución económica nadie tocaría el monte”.

Mariel Vargas, de la Junta de Acción Comunal de Culima, en el municipio de Santa María, y quien ha advertido de sobre los riesgos de la actividad petrolera en el territorio, propuso incluir en el Plan de Desarrollo una medida para frenar todo extractivismo en el pie de monte llanero. 

Vargas destacó el valor de la cordillera oriental y su incidencia en el suministro de agua para la Orinoquía. 

Invertir en investigación

Desde la Universidad de Boyacá, la ingeniera Olga Usaquén, investigadora en temas hídricos y de cambio climático, consideró fundamental revisar el papel de las corporaciones autónomas y de las autoridades sanitarias.

“Les falta mucha articulación y fortalecimiento de los sistemas de información geográfica para que realmente el tema de las concesiones y la planificación del agua se haga de una manera coherente con las dinámicas actuales de variabilidad climática”, dijo la profesora Usaquén.

Su propuesta aborda un escenario problemático como el aumento cada vez mayor de la demanda de agua, y la necesidad de que su distribución se realice a partir de los datos disponibles y la realidad de los caudales de las fuentes que la proveen.

Estimó conveniente que la planeación y la gestión del agua se haga a partir información precisa y detallada del potencial hídrico de cada microcuenca. “Esto está muy de la mano con las limitaciones en información y las responsabilidades de los acueductos rurales y urbanos para asignar disponibilidades de agua o la apertura de nuevos distritos de riego”.

A pesar de la existencia de instrumentos de planificación como los planes de ordenación de cuencas (Poncas) o los planes de saneamiento y manejo de vertimientos (PSMV)), “se está quedando a medias la labor de las instituciones con capacidad técnica y de información, incluso con instrumentos jurídicos y financieros para tomar decisiones y direccionar recursos que logren una transformación de esas realidades”.

Olga Usaquén se refirió a otra necesidad urgente, la del manejo de las aguas residuales a nivel urbano y rural, y la reducción de la carga contaminante en procura de disminuir los costos en el tratamiento de los vertimientos y el riesgo de afectación a la salud pública.

“Hay una brecha mundial de más del 80 por ciento de las aguas residuales que no se tratan, y Colombia tiene más o menos esas mismas cifras. Es necesario reducirla para aliviar la carga que deben asumir los acueductos y los distritos de riego y los demás usuarios del agua en las diferentes microcuencas”.

Otra recomendación de la profesora Usaquén es la destinación de recursos del Plan Nacional de Desarrollo para investigación en aguas residuales, en su opinión se requiere “optimizar y priorizar las variables que merecen la pena … sin bien nos preocupa todo el tema de contaminantes emergentes, que pueden impactar la salud ambiental y pública, realmente no hemos superado ni siquiera lo básico que son todos los compuestos orgánicos que regularmente estamos arrojando”.

“Todo esto va a permitir adaptarnos un poco a esa variabilidad climática, sobre todo en época de escasez, de manera que el agua residual constituya un recurso valorizado y que pueda prestar varios servicios, entre ellos el de la oferta de agua, el de la fertilización, entre otros”.

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