Foto: entreojos.co
Los cultivos extensivos de papa como este en el municipio de Chita están llamados a ser sustituidos.

Delimitación de páramos no implica desplazamiento ni expropiación

Corpoboyacá, a través de su director, pidió a los ministerios, a la gobernación y a las alcaldías trabajar articuladamente por el bienestar de los habitantes del páramo.

Agricultura y ganadería extensivas, así como la minería, son responsables de la intervención y el deterioro de los ecosistemas de alta montaña como el páramo de Pisba.

Según datos aportados por la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá), el 40 por ciento de su área, algo así como 32 mil hectáreas (de un total de 81.481), registra afectación, mientras que el 60 por ciento de este complejo se halla en estado de conservación.

Pisba es uno de los páramos más poblados del país. De acuerdo con el resultado de un estudio socioeconómico realizado por esa Corporación, allí habitan 6.043 personas distribuidas en los municipios de Chita, Gámeza, Jericó, Mongua, Socha, Socotá, Tasco y Labranzagrande, todos ubicados dentro de la línea de páramo, y dada su localización serían cobijados por la delimitación que tiene prevista el Ministerio de Ambiente.

La decisión de esa cartera está amparada en la importancia ambiental de este ecosistema. Pisba regula el agua para las dos principales cuencas del país, la del río Magdalena y la del río Orinoco, de ellas nacen las corrientes que alimentan a las cuencas de los ríos Chicamocha, Pauto, Casanare y Cravo Sur, responsables del recurso hídrico del que dependen 118 municipios de tres departamentos: Boyacá, Casanare y Arauca. 

¿Cómo conciliar la subsistencia de las comunidades campesinas e indígenas que por décadas han poblado el páramo y han sobrevivido de lo que allí producen? El gobierno expidió recientemente la Resolución 0886 a través de la cual se establecen las directrices para diseñar, capacitar y poner en marcha programas de sustitución y reconversión de actividades agropecuarias.

Para conocer la trascendencia de esta resolución, entreojos.co dialogó con el director de Corpoboyacá, Ricardo López Dulcey, la corporación que tiene a su cargo el 18 por ciento de los páramos del país. 

La entrevista

¿A partir de lo expuesto en la Resolución 0886 del 18 de mayo de 2018, en qué se ha avanzado Corpoboyacá para diseñar, capacitar y poner en marcha la reconversión y sustitución de actividades agropecuarias en el páramo de Pisba?

Aunque es prematuro contar con una estrategia para emprender actividades de reconversión y sustitución de las actividades tradicionales como la agricultura y la ganadería, lo positivo de esta resolución es que genera tranquilidad respecto a los pasos que deben darse. La resolución determina los lineamientos para formular los planes de manejo que deben orientar la conservación de esos ecosistemas y las alternativas económicas para las comunidades que allí habitan.

¿Y el dinero para los planes de manejo y los programas de reconversión y sustitución?

La formulación de los planes de manejo para los cinco complejos de páramo de la jurisdicción de Corpoboyacá puede valer nueve mil millones de pesos, y los planes manejo contendrán el detalle de los proyectos a ejecutar en cada páramo. En ese momento sabremos cuántos recursos se requieren para las acciones de restauración, conservación y de promoción de prácticas productivas sostenibles. Esta política nacional liderada por el Ministerio de Ambiente tiene dos objetivos: contar con páramos conservados y asegurar que las comunidades paramunas dispongan de alternativas para seguir viviendo allí en condiciones dignas.

El Ministerio prevé que los procesos de reconversión productiva deben estar listos en 10 años a partir de la delimitación y los de sustitución en 20 años. ¿Cómo lograr que esos proyectos se ejecuten efectivamente en los tiempos indicados?

Aquí se requiere que todas las entidades responsables trabajen articuladamente. La resolución 0886 les asigna tareas específicas a los ministerios de agricultura y de ambiente, a la Gobernación de Boyacá, a las corporaciones ambientales y a las alcaldías. Cada una debe incorporar en sus planes de desarrollo y de acción los presupuestos necesarios y suficientes para financiar los proyectos de restauración y conservación y los programas de reconversión y sustitución de aquellas prácticas que no sean amigables con el ambiente. Debemos asegurar que los campesinos reciban los recursos, la asesoría necesaria y la capacitación para cambiar de actividad o reconvertirla.

¿Con la información disponible hoy se puede saber en qué zonas del páramo se hará reconversión y en cuáles sustitución?

La información no es suficiente. Tenemos mapas que permiten saber donde hay agricultura, minería y ganadería. El estudio socioeconómico que hizo Corpoboyacá en 2016 aporta datos importantes, pero es necesario ahondar más para saber qué tipo de cultivos hay en los páramos, de qué manera se está cultivando y qué tipo de reconversión sería necesaria. El Ministerio de Agricultura a través de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), de la Agencia Nacional de Desarrollo Rural (ADR) y de la Agencia de Tierras (ANT) deben hacer ese diagnóstico para avanzar hacia una agricultura sostenible en los páramos.

El decreto establece que los programas de reconversión y sustitución de actividades agropecuarias está dirigido a aquellas personas que las venían desarrollando desde antes del 16 de junio de 2011. ¿Cuál es la razón para que se haya establecido esa fecha?

Tiene que ver con el nacimiento de la política nacional de delimitación y conservación de los páramos y también con que los programas beneficien integralmente a las comunidades raizales, a quienes realmente han habitado esos ecosistemas y no a quienes llegaron de otras zonas, arrendaron predios y cultivaron grandes extensiones de papa. Ellos no son raizales y no pueden presentarse como beneficiarios de los proyectos de sustitución. Solo se atenderá a la población que siempre ha vivido allí.

¿Qué propuestas específicas de reconversión y sustitución de actividades agropecuarias tiene Corpoboyacá para los campesinos de los páramos?

Corpoboyacá viene haciendo planes de ordenamiento ecoturístico a partir de cinco principios: que se haga en áreas protegidas, que se vincule a la comunidad de la zona, que se proteja el ecosistema, que disponga de guías locales y que se eduque a los visitantes sobre la fauna, la flora y la riqueza biológica de cada sendero. Debemos trabajar para que el ecoturismo se haga con el planeamiento que se requiere. Esta es una alternativa para las comunidades del páramo. 

El decreto que adopta los lineamientos para la zonificación y el régimen de usos de los páramos delimitados insiste en que las entidades deben asegurar la efectiva participación de las comunidades, así como el reconocimiento de los saberes ancestrales de campesinos e indígenas. ¿Cómo se va garantizar ese derecho?

La participación ciudadana es prioritaria y desde la Corporación la promovimos cuando se realizó el estudio socio-económico del páramo de Pisba. Se convocó de manera amplia a los pobladores, se hicieron censos previos, se realizaron talleres, se consultó a los líderes veredales. La formulación de los planes de manejo para los páramos tiene que ser igualmente participativa pues a través de él se plantearán soluciones para las comunidades y eso no se puede hacer de espaldas de la gente. Tiene que ser hombro a hombro, es nuestro deber y el de todas las instituciones involucradas reconocer y escuchar la sabiduría tradicional.

¿Entonces es mentira que los habitantes del páramo vayan a ser desplazados?

Algunas personas están desinformado a la comunidad, pero la resolución del Ministerio de Ambiente es clara cuando plantea que las restricciones no implican ni desplazamiento ni expropiación y por el contrario ordena diseñar mecanismos para evitar que eso pueda suceder. Los pobladores del páramo son parte integral de las acciones que se emprendan para su conservación.

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