Miembros de la comunidad e investigadores han liderado el estudio sobre las aves del lago de Tota. Foto: entreojos.co

El cucarachero, un ave emblemática de Aquitania, pero en peligro de extinción

Las medidas de protección deben salvaguardar su hábitat de los agroquímicos y de las quemas para ampliar los cultivos de cebolla cerca del lago de Tota.

La expedición y posterior sanción del Acuerdo Municipal 001 de febrero de 2022 a través del cual se declara al Cistothorus apolinari o cucarachero de pantano como ave emblemática de Aquitania fue muy bien recibida por expertos en el estudio de las aves, por miembros de la comunidad conscientes de su cuidado y por las autoridades ambientales en cabeza de Corpoboyacá.

Una de las más felices con la decisión del concejo y de la alcaldía de Aquitania fue la bióloga Johana Zuluaga quien desde 2003, en compañía de su colega Diana Carolina Macana, inició los estudios de la avifauna local, sus características, las especies presentes, el número de ejemplares y sus principales amenazas.

En aquella época Johana y Carolina eran estudiantes de la carrera de biología de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) y adelantaban su investigación como parte de un ejercicio académico.

Estos estudios realizados entre 2003 y 2007 permitieron que el lago de Tota fuera declarado en diciembre de 2007 como Área Importante para la Conservación de las Aves (AICA), un estatus coordinado por la organización BirdLife International que busca primordialmente la identificación, documentación y gestión de una red global de sitios críticos para la conservación de las aves y la biodiversidad.

Johana explicó que el cucarachero de pantano o Cistothorus apolinari, como corresponde a su denominación científica, ha sido un ave clave para la cuenca del lago de Tota porque es endémica de los humedales, es decir que solo se encuentra en estos espacios naturales.

Además, dijo, es una especie que está en peligro crítico, y en el caso de Colombia, este embalse, el de Tota, localizado entre los municipios de Aquitania, Tota y Cuítiva, concentra la mayor población de individuos hasta ahora registrada.

Algunos hechos importantes asociados a la protección del entorno natural del cucarachero y otras aves de esta región son los censos navideños organizados por la Asociación Ornitológica de Boyacá Ixobrychus, de la cual Johana Zuluaga y Diana Carolina Macana fueron gestoras.

Otras acciones destacadas están relacionadas con el trabajo con la Sociedad Audubon para el diseño de la ruta del aviturismo y luego con el Proyecto AICCA, una iniciativa internacional de adaptación al cambio climático, que dio pie a la conformación de la Red Fenológica de Observadores de Aves integrada por 20 personas de la comunidad comprometidas con el monitoreo permanentemente las aves alrededor del lago.

El Acuerdo y lo que falta

Este mural del cucarachero fue pintado en la Alcaldía de Aquitania por el artista local Ferney Acevedo.

El Acuerdo Municipal que declara al cucarachero de pantano como ave emblemática fue una iniciativa del concejal Fabián Ramírez y la misma contó con el respaldado tanto de sus colegas del cabildo como del alcalde Orlando Barrera Cárdenas.

El concejal y el jefe de gobierno local coincidieron en la importancia del cuidado de las aves y en la necesidad de generar conciencia ciudadana para garantizar condiciones ideales a las especies locales y migratorias.

Ramírez explicó que problemas como la quema de los juncales, hábitat del cucarachero, y la presencia de basuras cerca de las áreas donde este habita, motivó el diálogo con expertos en biodiversidad y ambientalistas de cara a articular esfuerzos encaminados al cuidado de las aves. “El Acuerdo Municipal es una iniciativa tipo sombrilla para proteger a esta y a otras especies que se encuentran alrededor del lago”.

Aunque Ramírez admitió que el Acuerdo 001 de febrero de 2022 no contempla acciones en materia de control de agroquímicos, por su efecto negativo sobre las aves, si consideró importante promover un mejor manejo de estos productos utilizados por los agricultores para el control de las plagas y la fertilización de los cultivos.

Al respecto el alcalde Orlando Barrera reiteró la voluntad de su gobierno para promover el cuidado de los juncales y animar a los cultivadores a tener una mejor relación con el ambiente. Además, y con ocasión del proyecto de reconversión de la producción de cebolla, ejecutado entre 2020 y 2021 por los ministerios de Ambiente y Agricultura, estimó prioritario replicar sus resultados hacia todas las parcelas del municipio.   

A propósito, Johana Zuluaga sostuvo que además del Acuerdo es urgente avanzar en decisiones complementarias dirigidas a evitar que se sigan tumbando o quemando los juncales, a utilizar agroquímicos menos nocivos para el medio ambiente, a lograr acuerdos de conservación con los cultivadores y a apoyar investigaciones académicas para ampliar el conocimiento de la avifauna.

La integrante de la Asociación Ornitológica de Boyacá Ixobrychus estimó fundamental que el lago de Tota pueda ser declarado como sitio Ramsar, designación que hace parte de un tratado intergubernamental diseñado para la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales.

“Ramsar es más fuerte y genera mayores compromisos de conservación, sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda seguir cultivando o desarrollando otro tipo de actividades económicas. Ramsar ayuda a promover una mayor consciencia y compromete al Estado a trabajar articuladamente con la comunidad”, sostuvo Johana Zuluaga.

Por su parte Herman Amaya Téllez, director de Corpoboyacá, reconoció el aporte de la Asociación Ornitológica y de otras organizaciones sociales y ambientales que han liderado el monitoreo de aves en el lago de Tota, lo estimó fundamental para los esfuerzos de protección de la fauna local y destacó la decisión política de la alcaldía y del concejo de Aquitania de expedir el Acuerdo 001.

Sostuvo que la Corporación ha acompañado esta dinámica con jornadas de educación ambiental en varias instituciones del municipio, y se refirió a la importancia de aumentar el conocimiento sobre la ecología del lago y la necesidad de convivir pacíficamente con todas las especies presentes en este ecosistema.

Sobre la estrategia para disminuir el impacto de los agroquímicos y evitar la quema de los juncales, sitio preferido por el Cistothorus apolinari, Amaya se refirió a dos caminos: el primero de la autoridad ambiental que involucra a la Fiscalía cuando se registren incendios. Su actuación, señaló, debe permitir identificar a los culpables e imponer las sanciones contempladas en la Ley de Delitos Ambientales, y desde Corpoboyacá abrir los procesos correspondientes.

El segundo, asociado a garantizar la continuidad de los procesos de educación ambiental: “no hay nada como educar a las personas para hacer entender que estas actividades como quemar o tumbar el junco es castigada en términos legales, financieros y da cárcel, pero también está deteriorando la vida de una especie que está en condición crítica de extinción”.

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