La gaita es una planta bambusácea, muy cercana a la familia del bambú, la guadua y la caña de castilla, y en Zetaquira, y otras regiones de Boyacá, ha sido utilizada tradicionalmente para la elaboración de canastos, sin embargo, hace aproximadamente 15 años la comunidad advirtió sobre su progresiva disminución y el riesgo que esto representaba tanto para los ecosistemas como para los artesanos de la zona.
Ante esta circunstancia la Asociación Cultural Ecozetaquira, en compañía de campesinos, productores de canastos y expertos en temas de conservación de la flora nativa, se dio a la tarea de indagar sobre las causas y las circunstancias asociadas a la reducción del número de ejemplares de gaita en esa zona del departamento.
Este empeño se materializó en un proyecto de investigación sobre la cestería tradicional en gaita, que según relató Gabriel Concha Beltrán, uno de los voceros de Ecozetaquira, es una actividad centenaria en la región. “Lo han hecho durante muchos años, especialmente mujeres, maestras artesanas de varios municipios de la provincia que tienen relación directa con el páramo Bijagual – Mamapacha”.
En 2021 la iniciativa fue presentada ante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación a propósito de la convocatoria para participar en la quinta versión de ‘A Ciencia Cierta’, una estrategia de esa cartera dirigida a reconocer las experiencias de participación ciudadana y comunitaria en temas de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Dicha convocatoria se denominó ‘Desarrollo Local para transformar realidades’ y la propuesta de Ecozetaquira fue una de las ganadoras.
El jurado consideró que esta buscaba “generar dinámicas a partir de la investigación que puedan asegurar la subsistencia de la planta sin, por ello, afectar la producción de canastos y la economía de los artesanos que se dedican a dicha actividad y a preservar la memoria inmaterial de esta tradición”.
Gabriel Concha informó que este reconocimiento y el acompañamiento del Ministerio de Ciencia y de la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá le permitió a la Asociación Cultural transitar hacia la ideación del Museo Vivo Itinerante de la Gaita, un espacio lúdico – pedagógico para exhibir todo lo que tiene que ver con la gaita, su origen, su relación con el ecosistema de páramo y con los campesinos que se han servido de ella para producir los cestos de Zetaquira y de otros poblados de Lengupá y Márquez.
“Al principio no teníamos la idea de hacer un museo, no conocíamos ni las normas ni los requisitos, nos asesoramos, recibimos apoyo de personas conocedoras del tema y lo hicimos realidad”, describió Concha.
Sobre las bondades de la gaita, el delegado de la Asociación Cultural Ecozetaquira sostuvo que esta, al ser una bambusácea, “igual que el bambú, la guadua y la caña de castilla, guarda agua en su tronco hueco y al ser conservador de agua cumple una función muy parecida a la de los frailejones, garantizan la disponibilidad de agua para todos los que vivimos en los pisos térmicos bajos”.
Sumado a eso, Gabriel Concha resaltó la estrecha relación entre la gaita y el oso andino. Los retoños de la planta resultan ser apetitosos manjares para el guardián del bosque, el Tremarctos ornatus, como se le conoce científicamente a este mamífero.
A aquí surge una inmejorable ocasión para citar la tesis del botánico alemán Alexander von Humboldt respecto a que todo está perfectamente interconectado en sistemas de vida, todo está interrelacionado. Si se conserva la gaita, se conserva el oso y este a su vez es una especie sombrilla que contribuye a la preservación del páramo, y de esa armonía se benefician los artesanos.
El Museo Vivo Itinerante de la Gaita de Zetaquira aporta de manera importante a la cultura, la tradición y la preservación de los ecosistemas boyacenses.
Conozca más sobre esta iniciativa en https://ecozetaquira.org/
