Indígenas de Colombia piden representación efectiva en los espacios de decisión de la agenda climática. Imagen: Opiac.

Pueblos indígenas de Colombia y sus exigencias a la COP30

Piden participación real, protección territorial y financiamiento directo.

En la COP30, que este año se realiza en la ciudad amazónica de Belén, las voces de los pueblos indígenas de Colombia llegaron con más fuerza y claridad que nunca.

Su mensaje es firme: la lucha global contra el cambio climático no será efectiva si el mundo sigue ignorando a quienes han protegido los mayores refugios de biodiversidad del planeta durante siglos.

La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC), la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y otras plataformas representativas entregaron una declaración conjunta en la que reafirman el papel esencial que cumplen en la conservación y exigen medidas concretas de la comunidad internacional.

Ginny Katherine Alba, asesora de la OPIAC y secretaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, llegó a Belén con un llamado directo a los gobiernos y negociadores:

“Pedimos que se nos escuche desde lo que vivimos en nuestros territorios, desde nuestras apuestas como pueblos indígenas”.

Alba insistió en que la seguridad jurídica de los territorios indígenas es una condición indispensable para garantizar la conservación. No es un asunto simbólico: distintos estudios muestran que las zonas gobernadas por pueblos indígenas son, en promedio, las mejor conservadas del continente. Sin embargo, siguen siendo las más expuestas al despojo, la fragmentación y el avance de economías extractivas.

La vocera también subrayó la necesidad de participación plena y efectiva en todas las decisiones relacionadas con la gestión climática global, especialmente en escenarios donde se definen metas, inversiones y compromisos que afectan directamente sus territorios.

Una declaración con exigencias concretas

En el marco de la COP30, la OPIAC, la ONIC y otras organizaciones indígenas de Colombia presentaron una declaración que incluye seis demandas centrales:

  • Protección integral de todos los territorios indígenas, incluidos aquellos habitados por Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI).
  • Financiamiento directo para sus organizaciones, sin intermediaciones estatales o multilaterales que diluyan recursos y prioridades.
  • Representación efectiva en los espacios de decisión de la agenda climática.
  • Garantías plenas para defensores y defensoras de los derechos territoriales y ambientales.
  • Reconocimiento de sus sistemas de conocimiento, esenciales para la gestión y monitoreo de los ecosistemas estratégicos.
  • Creación de zonas libres de explotación, especialmente en áreas críticas para la biodiversidad y la estabilidad climática.

Estas demandas, recordó Alba, se enmarcan también en el impacto del extractivismo, que en muchos territorios ha provocado desplazamiento, conflictos sociales y pérdida de ecosistemas estratégicos. “Sin protección territorial no hay adaptación ni mitigación posible”, resumió.

WWF respalda el llamado indígena

El mensaje indígena no está solo. Desde WWF Colombia, una de las organizaciones ambientales más influyentes del mundo, se hizo un respaldo explícito al protagonismo de los pueblos indígenas en la agenda climática.

Sandra Valenzuela, directora ejecutiva de WWF Colombia, destacó que la gobernanza indígena, su relación sagrada con el territorio y su conocimiento profundo de los ecosistemas amazónicos y andinos deben ser integrados de manera real en la arquitectura climática global.

Valenzuela insistió en que no basta con reconocerlos como actores importantes:

“Las comunidades indígenas son pueblos originarios y guardianes de los bosques. Los gobiernos y los negociadores deben dejar de verlos únicamente como beneficiarios y reconocerlos como actores directos del diseño e implementación de los mecanismos de financiamiento”.

WWF también reafirmó su acompañamiento técnico para fortalecer la incidencia política de las organizaciones indígenas en espacios multilaterales, en debates científicos y en los acuerdos de financiamiento climático.

Un mensaje que interpela al mundo

Desde Belén, las organizaciones indígenas colombianas recordaron algo esencial: la transición energética, la conservación de bosques y la adaptación climática no serán posibles sin la inclusión activa de quienes han sostenido los territorios vivos, pese a la violencia y la expansión económica que históricamente los ha desplazado.

La COP30, que se desarrolla en el corazón de la Amazonia brasileña, parece el escenario perfecto para recordar que la gobernanza climática global solo será legítima si reconoce la diversidad de voces, derechos y epistemologías que conviven en los territorios.

El mensaje es claro y urgente: el mundo no puede seguir discutiendo el futuro del clima sin quienes han cuidado, con sus vidas y sus saberes, los últimos grandes sistemas naturales del planeta.

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