Breda, una ciudad sostenible en Países Bajos. Imagen: holland.com

Una ciudad convertida en parque natural

Bosques y jardines urbanos, senderos peatonales y huertas comunitarias, algunas acciones para la sostenibilidad citadina.

¿Se imagina usted caminando de su casa al trabajo, a la universidad o a la plaza de mercado a través de un sendero arborizado y acompañado de jardines, y que durante el recorrido pueda disfrutar además del sonido del agua limpia que fluye a lo largo del río Jordán, en el caso de Tunja, o del Chicamocha a su paso por Paipa, Duitama o Sogamoso?

Ese, sin duda, sería el mundo ideal. Verlo posible en el entorno colombiano, en un contexto local, es utópico si tal anhelo se soporta exclusivamente en la gestión de la administración pública, en los políticos, que históricamente han demostrado tener otras prioridades.

Ese deseo quimérico de que las áreas urbanas puedan desarrollarse armónicamente con espacios naturales y aportar a la calidad de vida de los ciudadanos es viable, y en Europa y América ya hay varios ejemplos que así lo demuestran: Londres (Inglaterra), Adelaida (Australia), Chattanooga (Estados Unidos) y recientemente Breda, una ciudad de Países Bajos.

El reconocimiento a Breda como `Ciudad Parque Nacional’ le fue otorgado por la National Park City Foundation que destacó sus esfuerzos en materia de silvicultura urbana y de resiliencia climática.

Para lograrlo fue clave el empeño de los integrantes de un movimiento comunitario bautizado como ‘Ciudad Parque Nacional de Breda’. National Park City Foundation los define como “amantes de la naturaleza, jardineros, artistas, emprendedores, horticultores, plantadores de árboles… en resumen, todos aquellos que deseen mejorar la biodiversidad urbana pueden participar”.

Euronews, un portal de noticias sobre el viejo continente, publica que el título de Ciudad Parque Nacional es el premio “a más de una década de trabajo para restaurar humedales, reverdecer sus calles e implicar a los residentes en el proceso. También supone un cambio en la forma en que las ciudades europeas redefinen su relación con la naturaleza”.

De acuerdo con las pautas de esta iniciativa surgida en el Reino Unido en 2019 “las ciudades no necesitan cumplir los criterios tradicionales de los parques nacionales. En su lugar, deben mostrar un compromiso con la sostenibilidad, la biodiversidad y el acceso público a los espacios verdes”.

Daniel Raven-Ellison, fundador de la National Park City Foundation, valoró el esfuerzo de los ciudadanos y de las autoridades de Breda para hacer que su ciudad sea más verde, más sana y más silvestre: desde la restauración de un río que atraviesa el centro de la ciudad hasta innovadores programas comunitarios de cultivo de alimentos, pequeños bosques creados por los colegios, jardines respetuosos con la vida silvestre y arte público urbano.

Lo que ha hecho Breda

Euronews, apoyado en el pronunciamiento oficial de National Park City Foundation, cita lo que esta ciudad neerlandesa ha emprendido para ser hoy lo que es.

Breda lleva mucho tiempo dando prioridad a las soluciones basadas en la naturaleza, desde la transformación de los muelles en jardines urbanos biodiversos hasta la sustitución de baldosas de hormigón por césped, parterres y árboles.

En la actualidad, el 60% de Breda está formado por espacios verdes, desde bosques históricos como el de Mastbos, uno de los más antiguos de los Países Bajos, hasta reservas naturales, parques y cursos de agua. Para 2030, los dirigentes locales quieren convertirla en una de las ciudades más ricas en naturaleza de Europa. Pero este estatus también refleja el compromiso de sus habitantes.

La ciudad se ha convertido en líder del diseño ecológico a través de acciones para mejorar la habitabilidad y gestionar los riesgos climáticos. Y los residentes han participado activamente en ese proceso, a menudo reverdeciendo sus propias calles, instalando jardines en las azoteas y desarrollando patios verdes en los colegios.

En toda la UE, las ciudades están dando cada vez más pasos en la misma dirección que Breda. Desde las zonas sin coches de París hasta la protección contra las inundaciones de Copenhague, los dirigentes locales responden al cambio climático y al declive de la biodiversidad con iniciativas que pretenden hacer los asentamientos urbanos más verdes, habitables y preparados para el futuro.

Por ejemplo, el acceso a espacios verdes reduce significativamente los riesgos para la salud relacionados con el calor, un beneficio que Breda ejemplifica ahora y que otras ciudades europeas podrían tratar de emular.

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