Estas especies están clasificadas dentro de la categoría de los Productos Forestales no Maderables que en el libro del mismo nombre editado por Corpochivor y la Universidad Distrital se definen como ““bienes de origen biológico, distintos de la madera, derivados del bosque, de otras áreas forestales y de los árboles fuera de los bosques”.
El documento académico en donde se relacionan estas especies es producto de la investigación que se realizó en los municipios de Campohermoso, Guateque, Garagoa, Tibaná, Santa María, Sutatenza y Ramiriquí, todos de Boyacá, gracias a la cofinanciación del Fondo de Compensación Ambiental del Ministerio de Ambiente en el marco del proyecto ‘Desarrollo de estrategias de Gobernanza Forestal para la Gestión y monitoreo de las coberturas boscosas’.
Néstor Valero, coordinador de este programa en Corpochivor, explicó que la iniciativa surgió de la necesidad de buscar alternativas de utilización de los bosques de manera racional y sostenible por parte de las comunidades sin necesidad de deteriorarlos.
Valero añadió que uno de los problemas de la región es que el área de pastos es valorada como productiva mientras que el bosque es visto como un estorbo, situación que conlleva a deforestación y a la presencia indiscriminada de actividades agrícolas y ganaderas.
El proyecto de ‘Desarrollo de estrategias de gobernanza forestal’ se llevó a cabo en tres etapas. En la primera se hizo un acercamiento a las áreas de impacto del proyecto y a las comunidades locales a través de talleres comunitarios y recorridos de campo.
En la segunda fase se adelantó la identificación botánica de las especies, el montaje de parcelas para el monitoreo y el conocimiento de las dinámicas de cada una. En la última etapa se cumplió con la caracterización de las 245 especies botánicas.
Una de las particularidades del proyecto fue el trabajo articulado con las artesanas que elaboran artículos a partir de especies no maderables como fique, chin o paja blanca. Con su participación se utilizó una metodología conocida como cartografía social que consiste en que los habitantes de los sectores objeto de estudio describen su territorio y en este caso permiten conocer la ubicación de los bosques de donde extraen la materia prima de sus artesanías.
“Muchas de estas tradiciones no están documentadas y con esta cartografía social quisimos saber que tanto conoce la comunidad sobre las posibilidades del bosque, sus recursos y su proceso de recuperación”, sostuvo Néstor Valero. El funcionario destacó el acompañamiento de la Asociación de Artesanas de Pajablanca y Fique de Tibaná que con su información contribuyó al avance de la investigación.
El texto en el que se presentan sus resultados aborda también la importancia ambiental, económica y de sustento de los productos forestales no maderables y los clasifica en ocho categorías: medicinal, artesanal, alimento, ornamental, construcción, tintes, mágico-religioso y melífera. El documento se puede consultar .