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Elaboración de juguetes a partir de envases plásticos es una de las estrategias de educación ambiental en Sutatenza.

No todo es basura

En el suroriente de Boyacá el 70 por ciento de los desechos son orgánicos y su tratamiento podría contribuir al bienestar de la región.

Manuel Romero Quintero fue categórico: “no sabemos como hacer la separación de los residuos sólidos orgánicos”.

Ataviado con un sombrero aguadeño, pantalón de paño oscuro y buzo azul, Romero fue el último en subir al estrado del auditorio de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en Sutatenza, como invitado al panel que sobre experiencias de aprovechamiento sustentable de residuos orgánicos tuvo lugar el pasado 31 de mayo.

Manuel Romero es educador y hace parte de la Escuela Campesina del Valle de Tenza. El panel en el que intervino se desarrolló en el marco del primer encuentro que convocó precisamente a educadores, alcaldes y productores rurales de los 25 municipios del suroriente de Boyacá como parte de la estrategia de Corpochivor que pretende reducir el volumen de materiales transportados hasta los rellenos sanitarios de Pirgua, en Tunja; Garagoa, Villanueva (Casanare) y Villavicencio.

Para respaldar la iniciativa, la Corporación detalló que en los municipios que hacen parte de su jurisdicción se generan anualmente 11.970 toneladas de residuos sólidos, de las cuales efectivamente 7.080 llegan finalmente a los rellenos.

Según esos mismos datos, los programas de educación, de clasificación en la fuente y los sistemas de aprovechamiento implementados en este territorio han conseguido que 4.890 toneladas no vayan a las celdas de disposición final.

Sergio Dueñas, responsable de esta área de trabajo en Corpochivor, añadió que el porcentaje de separación en la fuente en las localidades del suroriente de Boyacá alcanza el 50 por ciento  y el de aprovechamiento supera el 20 por ciento. El reto es seguir creciendo.

A pesar de la contundencia de los números, el profesor Romero cree que se puede hacer más.  Insistió en que la participación de los campesinos en el aprovechamiento de los residuos sólidos orgánicos es bajo  y confió en que con este programa la población rural esté suficientemente instruida para responder a los nuevos retos.

Y es que los residuos de cosecha, los desechos de comida de hogares y restaurantes y el excremento de gallinas, cerdos y ovinos, que hacen parte de los residuos sólidos orgánicos, pueden ser utilizados como fertilizantes o materia prima para la producción de energía limpia.

70 % de los residuos son orgánicos

Fabio Guerrero Amaya, el director general de la Corporación Autónoma Regional de Chivor, sostiene que la entidad está empeñada en que las comunidades, los municipios y las empresas de servicios públicos aprovechen los residuos que se generan a través de proyectos de desarrollo sostenible.

El principal argumento del funcionario radica en que el 70 por ciento de los desechos regionales son orgánicos y en consecuencia útiles para actividades agrícolas, especialmente por el aporte nutricional al suelo y la posibilidad de reducir el costo de lo que el campesino invierte en insumos. 

Guerrero va más allá y plantea la opción de que los municipios construyan plantas para el aprovechamiento de residuos orgánicos a través de  los cuales es posible extraer fertilizantes, que podrían ser ser comercializados, y de la obtención de combustible para las cocinas o la generación de electricidad.

Aunque se estima que en la zona se están aprovechando dos mil toneladas año a través de la separación en la fuente, el potencial agrícola y pecuario, responsable del 70 por ciento de los residuos orgánicos, permite suponer que los rendimientos económicos tanto para los pobladores rurales como para los mismos municipios podría ser significativo y para eso se necesita infraestructura.

Actualmente está en operación la planta de residuos sólidos de Garagoa en la que se tratan los desechos tanto de este municipio como de Chivor y que en el futuro podría atender las necesidades de las provincias de Oriente y Neira.

En construcción se encuentra la planta de Ramiriquí que atendería las necesidades de Márquez, y la de Santa María que además permitiría recoger los residuos de San Luis de Gaceno.

De acuerdo con las proyecciones de Corpochivor, con estas tres plantas se tendría solucionado el 100 por ciento de la disposición final de los residuos sólidos del suroriente de Boyacá, y si se logran concretar las plantas para tratar los orgánicos, el panorama la región sería envidiable. Amanecerá y veremos.

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