La Asociación de Becarios de Casanare (ABC) surgió hace 13 años de la mano de profesionales de ese departamento que tuvieron la oportunidad de estudiar en ciudades como Bogotá, gracias a los recursos de regalías generados por la industria petrolera.
Su sueño era retornarle a la región el apoyo brindado y desde esta ONG promueven la organización social, la participación comunitaria y la gobernanza del bienestar colectivo, incluida la protección de los recursos naturales y la promoción de la sostenibilidad.
ABC trabaja a partir de tres líneas de acción: Educación para la gobernanza, conservación y soberanía ambiental y comunicación para el desarrollo. “Cada línea tiene sus propios proyectos y en ocasiones se complementan a partir de temáticas comunes”, explicó Andrea Barrera Zambrano, directora de la línea de Conservación y soberanía ambiental.
El equipo de ABC está integrado por personas de diversos orígenes y perfiles profesionales y laborales, y en un 70 por ciento por mujeres. Su área de influencia se localiza en Casanare, principalmente en el piedemonte llanero y recientemente en la sabana. Los municipios cobijados hasta la fecha son Yopal, Aguazul, Tauramena, Nunchía, Chámeza, Trinidad, San Luis de Palenque y Paya (Boyacá).
La Asociación ha sostenido una estrecha relación con el sector de hidrocarburos y a través de ella se han ejecutado proyectos de compensación ambiental. Esta tarea le ha permitido conocer en detalle el contexto de la zona del piedemonte, su riqueza hídrica y de fauna y flora, línea base para el impulso de iniciativas de conservación, restauración y producción limpia en alianza con las comunidades.
ABC y sus líneas de acción
Foto: ABC
Esta asociación de becarios trabaja a partir de tres líneas: Educación para la gobernanza, conservación y soberanía ambiental y comunicación para el desarrollo.
Andrea Barrera detalló el alcance de cada una de ellas.
Respecto a la línea de Educación para la gobernanza, mencionó el proyecto ‘Criollo mi tierra’, financiado por Equión durante 10 años, para la creación de
comités ambientales en Aguazul, Tauramena, Yopal y Nunchía, y desde ellos se diagnosticaron los problemas ambientales y se plantearon soluciones al alcance de las comunidades.
De este se desprendió otro proyecto denominado ‘Brazo prestado’ diseñado para el fortalecimiento de juntas de acción comunal, la formulación de planes de desarrollo veredal y la promoción de la gobernanza encaminada a conocer y ordenar el territorio.
Dentro de esta primera línea se avanza con Transparencia por Colombia en una iniciativa denominada Crudo Transparente a partir de la cual se fortalece la participación social, la veeduría y el control social de las regalías en Casanare.
Protección de bosques y alianzas de conservación
En el marco de la línea Conservación y soberanía ambiental, la Asociación de Becarios de Casanare ha coordinado varios proyectos, uno de ellos de 2015 financiado con la inversión del 1 por ciento de Equión, de recursos provenientes de proyectos de hidrocarburos con licencia ambiental.
Este consistió en la puesta en marcha de acuerdos de conservación voluntarios concertados con 50 familias para proteger áreas de bosque y evitar la tala de árboles y la caza de ejemplares de la fauna silvestre, y los mismos incluyeron jornadas de capacitación en liderazgo ambiental y producción sostenible. El área cobijada tuvo una extensión de 1.800 hectáreas en jurisdicción de los municipios de Yopal y Nunchía (Casanare) y Paya (Boyacá), que hacen parte de las cuencas de los ríos Cravo Sur y Charte. “Este proyecto ha permitido que las familias miren al bosque con otros ojos”, declaró Andrea Barrera.
Este modelo de acuerdos de conservación incorporó en una siguiente fase a la Fundación Natura y con su apoyo se implementó el mejoramiento de los sistemas productivos de los habitantes de la zona a fin de hacerlos más sostenibles.
Foto: ABC
‘Reviva la primavera’ es otro proyecto y este le apunta a la restauración ecológica en la cuenca del río Charte, en jurisdicción de Yopal. La apuesta, como parte de las acciones de compensación de Equión, es recuperar la masa boscosa a través de tareas de siembra de 32 especies nativas y de la vinculación de los pobladores de la zona a labores de germinación y cuidado de las plántulas, y como guardabosques. Se han plantado 5.300 árboles y se han recuperado 80 hectáreas.
Andrea Barrera explicó que se trató de un piloto desde el cual fue posible conocer el comportamiento de las especies, los suelos y las coberturas, y el uso de tratamientos de fertilización orgánica. Este aprendizaje permitirá que la comunidad pueda emprender de manera autónoma la restauración del bosque.
El trabajo se extendió hacia la población infantil con la conformación de un grupo de reporteros biológicos y un plan de trabajo que articula gastronomía y conservación. Aquí las mujeres han participado de la recolección de frutos para incorporarlos en sus preparaciones. “De esa manera se demuestra que el bienestar del bosque se ve reflejado en la mesa”, se destacó desde ABC.
En el ecosistema de sabana, en concreto en el municipio de Trinidad, está en proceso el proyecto ‘la miel de la biodiversidad’, financiado por Usaid. Este beneficia a familias campesinas que se sirven de la miel de las abejas melíponas, abejas sin aguijón, y consiste en propiciar su cultivo y la extracción del fluido dulce sin impactar la vegetación.
El proyecto ha permitido adoptar mejores prácticas de meliponicultura a través de jornadas de capacitación virtual con docentes de la Universidad Nacional quienes junto a la comunidad investigan sobre las flores que sirven de alimento a las abejas. Al tiempo se adelantan acuerdos de conservación para proteger el ecosistema de las abejas de la amenaza que representa la deforestación y el uso de agroquímicos en los cultivos de arroz.
Foto: ABC.
Uno de los proyectos más recientes fue bautizado ‘Una casa para el zambo’, con él se busca proteger el bosque húmedo premontano donde habita el mono araña, una especie de la cual no se tenía registro en el sector de El Morro, en Yopal, ni en Paya (Boyacá) donde fue identificado por Andrea Barrera y un equipo de biólogos de la Universidad de los Andes. Es preciso señalar que los habitantes de esos sectores si conocían de su presencia.
El mono araña, en peligro de extinción, es una especie sombrilla, clave para el mantenimiento del ecosistema y la dispersión de semillas, de su bienestar depende la vida de otras especies, y la deforestación es su principal amenaza”, señaló la directora de la línea de conservación y seguridad ambiental de ABC.
Andrea Barrera, bióloga de ABC, expone ante la comunidad la importancia de conservar el bosque. Foto: ABC.
Para conservar al mono y garantizar la subsistencia de los campesinos de la zona, el equipo de ABC busca el apoyo de donantes que les permita financiar la entrega de estufas ecoeficientes (requieren menor leña para operar) y fortalecer la siembra y comercialización de frijol guandul, leguminosa utilizada regularmente en la alimentación local y cuya producción es amigable con el bosque.
Aunque hoy la oferta es reducida, se han establecido alianzas con restaurantes de Yopal, como Araguato Gastro Pub, para incorporar el frijol en los platos de su carta y generar una cadena de comercialización en beneficio de los cultivadores decididos a conservar el hogar del mono araña. Este plan está acompañado además de una estrategia de embajadores como Ámala, tienda de artículos decorativos inspirados en la naturaleza, y Gramor, una empresa que promueve y coordina proyectos de agrobiodiversidad en varias regiones del país.
Comunicación para el desarrollo
Aunque esa línea está presente de manera transversal en las otras dos ya mencionadas, desde el área de comunicación para el desarrollo se han diseñado productos de audio como el podcast ‘Orinoco sin fin’, una propuesta de Natalia Roa y Camila Morales a través de la cual se cuentan historias de conservación a lo largo de la cuenca del río Orinoco. Tiene seis episodios e incluye entrevistas, cuentos y cantos sobre este importante cuerpo de agua que comparten Colombia y Venezuela.
Otra pieza a cargo de esta línea es el documental ‘Cuatro golondrinas no hacen llover’ que recoge la lucha de las mujeres del corregimiento de El Morro, de Yopal, por ganar un espacio laboral en las empresas petroleras que operan en la región.
Recientemente también publicaron una radionovela de 13 capítulos en formato de podcast titulada ‘Relatos del futuro’ en la que se recrea un eventual escenario de cambio climático en los municipios de Ponedera y Sabanalarga, del departamento del Atlántico. Su realización hizo parte de los compromisos de compensación ambiental de la empresa petrolera Lewis Energy en esa región del país.