2016 no fue un buen año para venados, monos, loros y búhos. Según datos de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá – Corpoboyacá – 146 unidades de diversas especies se atendieron luego de ser rescatadas, decomisadas o entregadas voluntariamente.
De acuerdo con el consolidado en poder de la entidad, 50, que fueron puestas a disposición de los biólogos y médicos veterinarios, presentan afectaciones irreversibles que les impide subsistir por sus propios medios por lo que deben ser llevadas a zoológicos o a redes de ayuda a la fauna.
Esta cifra debe preocupar pues supera ampliamente las de años anteriores. En 2015 los animales en tal situación fueron nueve y en 2014, 19.
En la clasificación hecha por la autoridad ambiental, y relativa a los miembros de la fauna muertos o en malas condiciones, los números son desalentadores. En 2014 se atendieron 27, en 2015, 23 y en 2016, 35.
El diagnóstico revela además que entre 2014 y 2016 se trataron 31 animales con complicaciones medias que precisaron una rehabilitación especializada.
Los animales con afecciones leves que luego de ser tratados por los veterinarios pudieron regresar a su medio natural fueron 37 en 2014, 58 en 2015 y 49 en 2016.
Los más vulnerables
Los monos son los animales que con mayor frecuencia se comercializan como mascotas. Foto: Corpochivor
El reporte entregado por Corpoboyacá destaca además que entre los representantes de la fauna silvestre más afectados por situaciones como el tráfico o la tenencia ilegal son, en el caso de las aves, loros, guacamayas búhos currucutús, tinguas azules, garzas y águilas pescadoras.
En el caso de los mamíferos, los monos cariblancos y maiceros, el margay o gato tigre y osos como el perezoso y el hormiguero son víctimas de estas prácticas.
En cuanto a los municipios del departamento en donde con mayor frecuencia se recobran ejemplares, Tunja encabeza la lista con 42, seguido de Sogamoso con 19, Miraflores con 9, Nobsa con 8, Soatá con 7, Duitama, Moniquirá y Puerto Boyacá con 5, Pauna con 4 y El Cocuy con 3
Atención primaria y especializada
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Corpochivor construyó una jaula de vuelo para la rehabilitación de aves silvestres.
Tanto Corpoboyacá como Corpochivor disponen de centros para la atención de los animales enfermos o maltratados. Corpoboyacá, por ejemplo, tiene vigente un convenio con la Universidad Juan de Castellanos para recibir a sus pacientes en el Centro de Paso que está ubicado en el municipio de Soracá.
Corpochivor cuenta con el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación ubicado en Garagoa. Allí atiende en promedio 59 ejemplares al año. En 2016 esa Corporación invirtió 200 millones de pesos en manutención, infraestructura y rehabilitación de fauna.
Los que llegan a este centro del suroriente boyacense provienen en un 80 por ciento de la entrega voluntaria por parte de personas que los tenían en cautiverio en calidad de mascotas. Un 10 por ciento corresponde a decomisos realizados por la Policía Ambiental y la Corporación, y el 10 por ciento restante a los rescatados por la misma autoridad.
De total de animales recibidos en este Centro, el 80 por ciento son reubicados en zoológicos o dados a tenedores de fauna autorizados teniendo en cuenta su avanzado estado de domesticación, y el 20 por ciento son regresados a su medio natural. De esos 31 son aves, 17 mamíferos y 11 reptiles.
En 2016 Corpochivor atendió 54 entre ellos un puercoespín, un búho currucutú, un zorro gris, un cernícalo, un águila pescadora, una tamandua, un venado de cola blanca y una tortuga morrocoy, entre otros.
Durante el tiempo de operación del Centro de Valoración de Garagoa se han manejado especies en vía de extinción como el oso andino, la tortuga morrocoy, el periquito aliamarillo y el venado cola blanca.
Tu casa será su cárcel
¿Cómo enfrentar la tenencia ilegal de animales de la fauna silvestre o el tráfico de las mismas? Las autoridades llegaron a la conclusión de que los operativos no son suficientes y que es urgente fortalecer las acciones de prevención y de educación.
Por esta razón Corpoboyacá inició la campaña ‘Tu casa será su cárcel’ a través de la cual pretende informar a la comunidad para que no acepte tener fauna silvestre como mascotas en sus casas, promover la denuncia de los traficantes y fortalecer la red de comunicación en torno a su protección.
La estrategia también incluye la difusión masiva de información sobre los riesgos que representa para la salud humana la convivencia con seres vivos cuyo hábitat es el bosque, así como las implicaciones legales expuestas en el Código Penal y en el Código Nacional de Policía que se tipifican en el delito de “ilícito aprovechamiento de los recursos naturales”.