Esta figura de gestión popular del territorio abarca 7.877 hectáreas y beneficiará a cerca de 2.980 familias campesinas.
El Santuario de Rabanal representa un hito en la lucha por la justicia social y la protección del medio ambiente. Al garantizar el acceso a la tierra, promover la producción agroecológica y fomentar el agroturismo y el gastroturismo, esta iniciativa busca mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales y fortalecer la soberanía alimentaria del país.
La decisión de avalar la delimitación y constitución de esta Zona de Reserva Campesina (ZRC) fue adoptada en el marco de la sesión 104 del Consejo Directivo de la Agencia Nacional de Tierras (ANT).
Los campesinos de la región, quienes han luchado durante años por este reconocimiento, podrán ahora acceder a beneficios como los siguientes:
• Títulos de propiedad: Garantizando la seguridad jurídica sobre sus tierras.
• Inversión en infraestructura: Mejoramiento de vías, sistemas de riego y otros servicios básicos.
• Acceso a mercados: Facilitando la comercialización de sus productos.
• Apoyo técnico: Capacitación en prácticas agrícolas sostenibles.
Con esta nueva Zona de Reserva Campesina en Boyacá, el Gobierno Nacional insiste en que está comprometido con implementación de la Reforma Agraria y con el bienestar de las comunidades rurales. Asegura además su contribución a la conservación de los recursos naturales y a la construcción de una paz duradera en el territorio.
«Esta Zona de Reserva Campesina representa un avance histórico para los campesinos de Boyacá. Es el resultado de un trabajo conjunto entre el Gobierno y las comunidades, y marca el inicio de una nueva etapa de desarrollo rural sostenible”, sostuvo Lina María Salcedo, subdirectora de Administración de Tierras de la Nación.
Salcedo agregó que los orígenes de esta nueva ZRC son esencialmente agrarios pues sus beneficiarios siempre han habitado el territorio que comparten los dos municipios: Samacá y Ventaquemada, y mantienen una estrecha relación con el páramo de Rabanal, esencial para la provisión de agua hacia Tunja y otros municipios del centro de Boyacá.
Rabanal y sus conflictos
En un análisis sobre la situación del páramo de Rabanal, la Red por la Justicia Ambiental de Colombia reflexiona sobre los conflictos de este ecosistema estratégico con actividades económicas como la agricultura.
La oenegé señala que la región ha estado sometida a largos procesos de intervención humana desde épocas precolombinas y pese a ello sigue siendo un área estratégica para la captación y regulación del agua de la región circundante.
En un informe sobre la situación de este páramo, esta ONG se refiere al debate entre productividad y conservación “las persistentes presiones de la agricultura comercial, el auge de la explotación minera derivado de cambios en los mercados internacionales y el impulso a iniciativas de conservación han transformado este complejo mosaico socio-ecológico en un territorio en conflicto”.
Con la aprobación del proyecto de delimitación y constitución de la Zona de Reserva Campesina Santuario de Rabanal se podría avanzar hacia un proceso de ordenamiento territorial que salvaguarde los servicios ambientales del páramo y que propicie actividades productivas sostenibles.
Junto a esta ZRC, el departamento de Boyacá tiene otra similar constituida por la ANT y promovida por la Asociación Campesina Unidos por Togüí y sus Comunidades (ASCAMUTOCO) y la Corporación Ambiental Unidos por el Ubaza (CAUPU).
Ellos se propusieron transformar la realidad del municipio de Togüí a través de esta figura de ordenamiento productivo, ambiental y territorial campesino.
Las ZRC en la Ley
Las Zonas de Reserva Campesina están contempladas en la Ley 160 de 1994 y dentro de sus objetivos están los siguientes:
– Controlar la expansión inadecuada de la frontera agropecuaria del país.
– Evitar y corregir los fenómenos de inequitativa concentración, o fragmentación antieconómica de la propiedad rústica.
– Crear las condiciones para la adecuada consolidación y desarrollo sostenible de la economía campesina y de los colonos en las zonas respectivas.
– Regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías, dando preferencia en su adjudicación a los campesinos o colonos de escasos recursos.
– Crear y construir una propuesta integral de desarrollo humano sostenible, de ordenamiento territorial y de gestión política.
– Facilitar la ejecución integral de las políticas de desarrollo rural.
– Fortalecer los espacios de concertación social, política, ambiental y cultural entre el Estado y las comunidades rurales, garantizando su adecuada participación en las instancias de planificación y decisión local y regional.