Foto: entreojos.co
El vertimiento de aguas residuales es uno de los problemas que afectan al lago de Tota.

Día de la Tierra: una conmemoración en medio de la crisis

Páramos intervenidos, ríos contaminados y fauna y flora en riesgo por la deforestación, el panorama que Boyacá le ofrece al planeta.   

Cada año, cuando se conmemora el Día de la Tierra o cualquier otra fecha ambiental, se reflexiona sobre los conflictos que amenazan a los territorios: erosión, contaminación, tráfico de fauna silvestre, emisión de gases de efecto invernadero, vertimiento de aguas residuales, etc.

Boyacá tiene su propio inventario:

– El lago de Tota y el problema de los agroquímicos utilizados para el cultivo de cebolla que por escorrentía llegan al cuerpo de agua. El vertimiento de residuos sanitarios de Aquitania ante la falta de una planta de tratamiento, estos terminan en el embalse natural y de él se surten los habitantes de al menos seis municipios, entre ellos Sogamoso con un poco más de 140 mil habitantes. Estos son apenas algunos de los conflictos que aquejan al lago.

– Los páramos y el reto de conservarlos, especialmente en aquellos donde sus comunidades subsisten de la agricultura, la ganadería y la minería. La ausencia de planes de manejo concertados o su falta de implementación impiden que tales actividades se realicen de manera sostenible. 

– El deterioro de las cuencas hídricas a causa de las actividades agropecuarias e industriales, las pocas o nulas inversiones en el tratamiento de aguas residuales, la desactualización de los planes o esquemas de ordenamiento territorial de los municipios que impiden su adecuada articulación con los planes de ordenación y manejo de las cuencas. Este tipo de aprietos hacen que ríos como el Chicamocha, el Suárez, el Garagoa y el Moniquirá, entre otros, sigan siendo las cloacas del departamento.

– Como olvidar lo que sucede en la ciénaga de Palagua, impactada por la ganadería y la industria petrolera; o con la laguna de Fúquene, invadida para satisfacer el apetito económico de hacendados y convertida en un colector de aguas pestilentes de municipios de Boyacá y Cundinamarca.

– En esta enumeración de eventos ambientales negativos, a propósito del Día de la Tierra que se conmemora este 22 de abril, debe incluirse la polución provocada por las cementeras, las siderúrgicas, los hornos alfareros y caleros, los vehículos (particulares, de transporte público y de carga); y la creciente generación de desechos y la ausencia de políticas públicas que promuevan su reducción, reutilización y adecuada disposición.

– No pueden dejarse de lado los cuestionamientos a las corporaciones autónomas regionales por el licenciamiento de explotaciones mineras en áreas estratégicas, tal como lo han hecho en reiteradas ocasiones el Consejo de Estado y el Tribunal Administrativo de Boyacá, a los que se suman sus limitaciones para ejercer de manera efectiva el papel que les corresponde como autoridades ambientales. Una parte de ese señalamiento recae asimismo sobre la gobernación, los alcaldes y la fuerza pública.

En el Día de la Tierra el panorama no es halagüeño. La crisis climática es evidente en Boyacá lo que conlleva a que servicios ecosistémicos como el agua, el suelo, el aire, los bosques y la provisión de alimentos estén amenazados y de paso la vida de todas las especies.

El Covid – 19 y la salud del planeta    

Foto: Wang Zhihong/Enfermeras cuidan a un paciente con coronavirus en China. Tomada de news.un.org

La ONU reitera su llamado a la sociedad para proceder de manera responsable. En un pronunciamiento a propósito de este 22 de abril de 2020 declaró que “la Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia… Ahora nos enfrentamos a COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”.

Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se advirtió que el cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza y los crímenes que perturban la biodiversidad pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos.

“Una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales silvestres, esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental”, se indicó desde el organismo.

Los efectos del coronavirus en el ambiente no ilusionan a los expertos de la ONU quienes consideran que “el impacto visible y positivo del virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no es más que temporal, ya que se debe a la trágica desaceleración económica y la angustia humana”.

Desde la Organización de las Naciones Unidas se aboga por un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta.

La importancia de la biodiversidad para los humanos

El brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.

Este Día de la Madre Tierra, coincidiendo con el Súper Año de la Biodiversidad, se centra en el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud de la Tierra.

Igualmente, cada vez es más evidente su impacto en la salud humana. Los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan.

Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático.

A pesar de los esfuerzos actuales, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción.

Con este panorama general y el escenario del coronavirus, nuestra prioridad inmediata – señala la ONU – es evitar la propagación de COVID-19, pero a largo plazo, es importante abordar la pérdida de hábitat y de la biodiversidad.

Para destacar:

• Una nueva enfermedad infecciosa surge en los humanos cada 4 meses. 75% de esas enfermedades infecciosas emergentes provienen de animales.

• Los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos.

• Alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción.

• Luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad no sólo ayuda a la naturaleza, sino también a la salud humana.

 

 

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