Foto: entreojos.co
Karen Julieth Mogollón, de Firavitoba

Karen Julieth le pidió al gobierno proteger las fuentes de agua

Con apenas 11 años reclamó de las autoridades acciones efectivas para controlar los efectos negativos de la minería.

Karen Julieth Mogollón Cabezas, tiene once años, y vive con su familia en la vereda Irboa, de Firavitoba, un municipio que hace parte de la provincia de Sugamuxi y en la que habitan aproximadamente 5.600 personas.

Karen sorprendió a los asistentes a la mesa ambiental del taller de formulación del Plan de Desarrollo de Boyacá ‘Diálogo de Saberes’ que se cumplió en Firavitoba.

Allí, lista en mano, expuso las problemáticas socio – ambientales de su comunidad. “Mire, uno de los problemas que tenemos es la minería en general, esto afecta el aire, los suelos y el agua”, aseguró en su primera intervención, y respaldada por la sorpresa que causó entre los asistentes continuó con firmeza: “falta planificación y políticas claras que ayuden a la defensa de los territorios. Podemos generar empoderamiento de las comunidades de sus territorios, fomentar políticas y claridad del ordenamiento territorial y de los Pomca (planes de ordenación y manejo de cuencas.)”.

¿Pero cómo una niña de su edad tiene la capacidad para exponer temas que aparentemente son asuntos de adultos? Karen Julieth contó que en su casa aprendió sobre la importancia de cuidar el agua. Su familia subsiste de la cría de ovejas y de la mano de sus mayores ha entendido lo que significa el buen manejo de la naturaleza.

“El agua de la lavadora, por ejemplo, se puede reciclar para lavar los baños. En mi escuela tenemos un proyecto de reciclatones, los niños traen de sus casas lo que ya no utilizan y se aprovechan en otras cosas. Es necesario que las personas sean conscientes del buen manejo de los plásticos que se vuelven contaminantes cuando se botan a los ríos”. Karen Julieth la tiene clara, más que muchos adultos.

Ella, con apenas 11 años, está preocupada por la degradación del planeta, otros, incluso políticos y gobernantes, son cómplices de su destrucción. A pesar de las evidencias, miran para otro lado.

A pocos metros del colegio donde se cumplió el taller del plan de desarrollo una chimenea expulsa un humo negro, Algunos asistentes afirman que se trata de la planta de procesamiento de lácteos Peslac. “Hemos denunciado la situación ante las autoridades, pero una ancheta con quesos lo arregla todo”, aseguran desconsolados.

Especies nativas y nacimientos de agua

En el listado de problemas y soluciones que Karen Julieth propuso para ser incluidos en el Plan de Desarrollo de Boyacá, incluyó el conflicto generado por la invasión de especies foráneas en áreas de páramo y subpáramo, y muy cerca de los nacimientos de agua.

Esto trae como consecuencia, indicó, la ausencia de especies nativas y efectos como la mala calidad del recurso, escasez, erosión del suelo y la desaparición de la fauna local. Como alternativa planeó la siembra de especies protectoras y productoras.

“Cuando hablamos de protectoras, son plantas que ayudan a la generación de agua; productoras son como el bejuco con el que se pueden hacer artesanías que ayudan a solucionar varios problemas económicos”, explicó. Agregó que la apicultura podría ser otra opción para mejorar los ingresos de las familias campesinas.

Su lista tiene más reflexiones. En ella incluye la falsa tradición de los predios y lo que eso implica para las personas de la región. “Si no tienen papeles de sus tierras, las personas no pueden acceder a concesiones de agua y deben abandonar su territorio. Proponemos adelantar un programa departamental y nacional para legalizar los predios y hacer una planificación predial con cada propietario”. Quienes la escuchamos estamos absortos.

Otro asunto que menciona es el de los acueductos rurales y la desarticulación ente las autoridades y los pobladores del campo para darle un buen manejo al agua que surte a las veredas. “Es necesario que los habitantes sepan qué hacer con sus acueductos, si no hay una junta encargada no habrá una buena administración. Todos debemos participar, todos tenemos derecho al agua”.

Al terminar su petitorio Karen Julieth regresó presurosa al salón donde se discutían los conflictos ambientales de la provincia de Sugamuxi. Su deseo es que las inquietudes formuladas queden efectivamente incorporadas en el plan de desarrollo. Esperemos que así sea.    

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