Transforma, Dejusticia, OpEPA, Fundación Natura, Avaaz y Gaia Amazonas hicieron parte de las 14 organizaciones que analizaron los planteamientos de campaña de los aspirantes a la Presidencia de la República.
Bajo la etiqueta #ColombiaVotaSostenible hicieron viral la importancia de construir un desarrollo socioeconómico más incluyente, equitativo y bajo en carbono.
Esta publicación, tomada de Semana Sostenible, presenta en primer lugar el diagnóstico hecho por los expertos con base en cada uno de los temas planteados: deforestación, agua, cambio climático, ordenamiento territorial y desarrollo sostenible, y al final de cada uno se incluyó un semáforo con el que se valoran las propuestas de Gustavo Petro e Iván Duque.
Deforestación
Este tema es prioritario ya que Colombia se ha comprometido internacionalmente a reducir la deforestación y muchos recursos de países europeos y de Estados Unidos se han destinado a programas con este objetivo. Colombia está entre los 10 países del mundo que más deforesta y según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) entre 2015 y 2016 este fenómeno se incrementó en un 44%, pasando de 124.035 hectáreas deforestadas en 2015 a 178.597 hectáreas en 2016. En 2017 la deforestación alcanzó las 219.973 hectáreas
El análisis propuesto asegura que el problema no es de reglamentación sino de acción, pues Colombia está implementando leyes, iniciativas y estrategias para reducir la pérdida de sus bosques: Estrategia Integral de Control de la Deforestación y Gestión de los Bosques (EICDGB) – Bosques Territorios de Vida, Visión Amazonía, Proyecto GEF Corazón Amazonía, Iniciativa de Paisajes Forestales Sostenibles del Banco Mundial, Política Nacional de Cambio Climático, Estrategia Nacional de Desarrollo Bajo en Carbono, Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos, Política de Bosques, Estrategia y Plan de Acción de Biodiversidad, Plan Nacional de Desarrollo Forestal y el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Entre las recomendaciones realizadas se encuentran: destinar un porcentaje del impuesto al carbono para implementar medidas y acciones propuestas en la Estrategia Integral de Control a la Deforestación, Restauración y Gestión de los Bosques; la implementación de planes, programas y políticas ya formuladas como la reglamentación de pago por servicios ambientales y otros incentivos a la conservación como la política de Ganadería Sostenible. Finalmente, es necesario consolidar la gobernanza territorial de grupos étnicos, comunidades campesinas y rurales.
“Colombia es un país forestal pero no ha tenido nunca desarrollo forestal. No alcanza ni siquiera el 1% del PIB. El próximo presidente también tiene una gran responsabilidad pues el país lleva todo un proceso de programas y mecanismos tratando de proteger sus selvas y bosques. No se puede perder de vista que gran parte de los motores de la deforestación vienen desde la planeación nacional, regional y local de los territorios”, asegura Angélica Beltrán de la Asociación Ambiente y Sociedad.
El semáforo de la deforestación
Gustavo Petro (en amarillo): Aunque aborda la problemática sus propuestas se enfocan principalmente en solo uno de los motores de la deforestación (minería). Es importante incluir criterios de vocación del suelo en la propuesta de acceso a tierras para la actividad agrícola.
Iván Duque (en rojo): La propuesta de concientizar a la población sobre la riqueza de la biodiversidad o el fortalecimiento del Sistema Nacional Ambiental (SINA) no son suficientes para controlar la deforestación. Es necesario profundizar en la forma como se involucrará a los diferentes sectores económicos y a la comunidad.
Agua
De acuerdo con el Programa de Monitoreo del Agua en Colombia, presentado por el Ministerio de Ambiente, el Ideam y la embajada de Suiza, la mayoría de la población colombiana (74%) vive en las cuencas de los ríos Magdalena-Cauca y en la cuenca Caribe, pero estas zonas solo tienen el 22,6% del rendimiento hídrico del país. Además, según el Estudio Nacional de Agua de 2014 publicado por el Ideam, las principales fuentes de contaminación hídrica son las aguas residuales domésticas y las aguas residuales industriales (sacrificio de ganado, desechos de la industria del café, vertimiento de mercurio por la minería y el uso de agroquímicos).
En el análisis hecho en el marco de la campaña #ColombiaVotaSostenible se asegura que las cuencas abastecedoras de agua en Colombia reciben grandes presiones como la deforestación, la agricultura y ganadería extensivas, la minería, la urbanización y el cambio climático. “Estas presiones, unidas a procesos deficientes de planeación del territorio, incrementan los riesgos de disponibilidad de agua en cantidad y calidad”, dice un aparte de la infografía del agua.
Entre las recomendaciones que hacen las 14 organizaciones ambientales destacan: aumentar el acceso a agua potable en las zonas rurales y manejo de aguas residuales; fortalecer los mecanismos de protección y restauración de la infraestructura natural de las cuencas hidrográficas; formular una política de educación y desarrollo de capacidades en materia de recurso hídrico con programas obligatorios y de actualización de conocimientos a nivel institucional y comunitario; y endurecer el recaudo y funcionamiento de los instrumentos económicos existentes para la conservación de las fuentes hídricas como por ejemplo, aumentar la tasa al uso de agua.
Isabel Cavelier, codirectora de Transforma, afirma que es muy importante alinear los incentivos económicos en torno a la conservación del recurso hídrico. “Uno de los incentivos que tenemos es la tasa por uso del agua, la cual tiene un nivel de recaudo ínfimo comparado con el volumen del recurso usado. La tasa es tan baja que el costo del recaudo muchas veces supera el dinero recolectado con la tasa”, dice.
El semáforo del agua
Gustavo Petro (entre verde y amarillo): Propone el agua como derecho fundamental y la priorización de su uso para consumo humano y la producción de alimentos. No hay una propuesta contundente o un plan de cómo piensa hacerlo. Deja de lado otros aspectos fundamentales para la conservación y uso sostenible del recurso hídrico.
Iván Duque (en rojo): Dice que “el agua es eje central de su política” pero no tiene ninguna propuesta concreta. Estaría abierto al fracking como opción de desarrollo si fuera necesario.
Cambio climático
El cambio climático es uno de los temas que más genera preocupación en el mundo y cuyo hito se dio en el marco del Acuerdo de París durante la Conferencia de las Partes (COP) 21 en 2015. Algunas de sus consecuencias en Colombia serían el aumento del nivel del mar, afectando ciudades costeras; pérdidas de fuentes y cursos de agua y afectación de acueductos veredales; mayor incidencia de enfermedades; reducción en productividad agropecuaria, afectando los precios de alimentos; mayor incidencia de olas de calor, especialmente en zonas urbanas; incremento de la desertificación por menores lluvias; incremento en deslizamientos e inundaciones por mayores lluvias; impactos negativos en la economía y competitividad del país; y daños de la infraestructura vial, especialmente en áreas de montaña.
Dentro del diagnóstico hecho por las 14 organizaciones ambientales aliadas en la campaña #ColombiaVotaSostenible se indica que “los 20 departamentos con mayor riesgo representan el 69% del PIB nacional (2016) y albergan el 57% de la población del país”. Así mismo, dentro de sus recomendaciones se encuentran: impulsar la transición hacia energías renovables no convencionales, promover ciudades resilientes y sostenibles, hacer un uso adecuado del suelo, educación para el cambio climático y alianzas con la sociedad civil y, finalmente, que las inversiones en construcción de paz financiadas a través de lo recaudado por el impuesto al carbono cumplan realmente con objetivos de conservación ambiental.
El semáforo del cambio climático
Gustavo Petro (entre amarillo y verde): Se propone la electrificación del transporte público y la diversificación de la matriz energética a través del uso de energías renovables no convencionales. Faltan medidas alrededor del impuesto al carbono.
Iván Duque (en rojo): Incluye incentivar el compromiso ciudadano con el ambiente, invertir en la renovación de la institucionalidad ambiental y promover mejor gestión de residuos. Faltan medidas alrededor de un mejor uso del suelo según su vocación y de la electrificación del transporte público.
Nuevos modelos de desarrollo sostenible
Si bien Colombia es el país más biodiverso por km2, su trayectoria de desarrollo económico se ha fundamentado, en gran medida, en la extracción de recursos naturales renovables y no renovables, en la expansión de agricultura mecanizada a gran escala, en el avance de grandes obras de infraestructura y procesos de urbanización y en la prevalencia de sistemas financieros y políticos que aún no reconocen la importancia de mantener la base de recursos que sustentan el desarrollo económico y el bienestar de la población.
Algunas de las sugerencias son: acoger las recomendaciones de la Misión de Expertos de Crecimiento Verde que contemplan avanzar hacia un crecimiento sostenible y bajo en carbono y poner en marcha políticas económicas que catalicen una transición a un desarrollo bajo en carbono como por ejemplo, la economía circular, la economía azul, las finanzas climáticas, y los productos y servicios verdes.
Isabel Cavelier considera que este quizás es el punto que menos presente y desarrollado está en las propuestas de los candidatos y en eso coincide Luis Alberto Camargo. “En los modelos de desarrollo es donde vemos que necesitamos mucha más claridad para sincronizar una visión a mediano y largo plazo mucho más contundente”, asegura.
El semáforo del desarrollo sostenible
Gustavo Petro (en amarillo): Propone eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, rehabilitar ecosistemas degradados, incentivar empleos y sistemas financieros verdes y garantizar el acceso al agua. Faltan estrategias multiactor para proteger las cuencas y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las áreas protegidas.
Iván Duque (entre amarillo y rojo): Se propone la “economía naranja”, centros sacúdete y fortalecer la judicialización de los delitos ambientales. No hay incentivos a empleos, mercados y sistemas financieros verdes. Faltan propuestas para ordenar el territorio desde lo local, combatir la deforestación y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las áreas protegidas.
Ordenamiento territorial
El problema es este: en Colombia existen cerca de 60 instrumentos diferentes que inciden en el ordenamiento del territorio y en las actividades que allí se desarrollan: planes de ordenamiento municipales, de cuencas, planes de infraestructura y otros sectores, planes de gestión del riesgo, etc. La preocupación desde #ColombiaVotaSostenible es la superposición de estas figuras, su poca articulación y, en algunos casos, la inconsistencia entre las mismas. Esto hace que la aplicación de los instrumentos de ordenamiento territorial y su posterior seguimiento sean extremadamente difíciles. Además, los institutos de investigación producen demasiada información que luego debe ser tenida en cuenta para el ordenamiento y en muchos casos esta producción es difícil de unificar y centralizar.
En un artículo publicado hace unas semanas por Mongabay Latam, se mostró cómo Colombia es el país más desigual de América Latina en tenencia de tierras. Aida Pesquera, directora de Oxfam Colombia, entidad autora del informe Radiografía de la desigualdad, le dio a este medio algunas cifras contundentes y muy preocupantes, entre ellas que el 1 % de las fincas de mayor tamaño tienen en su poder el 81 % de la tierra colombiana y el 19 % de tierra restante se reparte entre el 99% de las fincas. Además, de las 43 millones de hectáreas con uso agropecuario, 34,4 están dedicadas a la ganadería y solo 8,6 a la agricultura. La situación debería ser inversa, pues se recomienda que 15 millones de hectáreas se usen para ganadería pero se usan más del doble. Por su parte, 22 millones son aptas para cultivar pero el país está lejos de llegar a esa cifra.
Entre las recomendaciones que hacen las 14 organizaciones que analizaron la presencia del medio ambiente en las propuestas de los candidatos, resaltan: Fortalecer las capacidades y los recursos, así como la coordinación y articulación entre las diferentes entidades con competencias sobre el ordenamiento del territorio.
Uno de los temas más preocupantes para Isabel Cavelier es que se necesita una mejor manera de abordar la concesión de grandes proyectos productivos, sobre todo cuando implican tensión con intereses de comunidades locales. “Es necesario que existan procesos de concertación previa a las concesiones en los territorios”, resalta. De igual manera destaca la importancia que tiene un buen ordenamiento territorial a la hora de enfrentarse a otros temas complejos como la deforestación. “De un saludable ordenamiento del territorio depende que seamos capaces de solucionar el problema tan grave que tenemos de deforestación en Colombia. Sin duda esa es una de las prioridades si queremos ser más sostenibles. El bosque provee una enorme cantidad de servicios ecosistémicos de los cuales la población no siempre es consciente, pero de los que dependemos enormemente”, comenta.
El semáforo del ordenamiento territorial
Gustavo Petro (en verde): Propone ordenar el territorio a partir del agua, fortaleciendo la participación en la construcción del ordenamiento desde lo local. Prioriza la utilización de la tierra para la economía campesina.
Iván Duque (entre rojo y amarillo): Se compromete con hacer más sostenible la agricultura. No tiene propuestas frente a la articulación de instrumentos de ordenamiento, ni sobre la gestión del ordenamiento integral desde lo local que garantice armonía entre el uso y la vocación del suelo.
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