Las aguas residuales provenientes de los socavones y los desechos de estas excavaciones ponen en riesgo la calidad de vida de quienes se surten de la laguna de Socha y de la quebrada El Tirque.
Estas dos fuentes se alimentan a su vez de los escurrimientos y las filtraciones que provienen del complejo de páramos del Parque Nacional Natural de Pisba, un área protegida de 45 mil hectáreas que hoy tiene el reto de subsistir y a la vez de ofrecer servicios ambientales como el agua, el oxígeno, la regulación de los ciclos hídricos y la conservación de los suelos.
Pese a su importancia, la minería legal e ilegal y la ganadería, especialmente, tienen en vilo a quienes deben de velar por la protección de esta reserva: los funcionarios de Parques Nacionales Naturales.
Además de la circunstancia que se presenta en Socha, en Tasco se han evidenciado lixiviados generados por la minería que impactan la vegetación y aunque el tema ya ha sido expuesto en la Mesa Minero Ambiental y lo conocen entidades como Corpoboyacá y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) el problema persiste.
Un informe de Greenpeace Colombia sobre la totalidad del páramo de Pisba reporta que allí se han entregado 88 títulos mineros que comprometen 13.508 hectáreas de las 81.481 que corresponden a este ecosistema, y que en jurisdicción de Tasco la minería ilegal también ha provocado daños incalculables.
Sobre este asunto el experto Rodrigo Negrete pidió la urgente revocatoria de los títulos mineros en zonas de páramo así como la declaratoria de la moratoria minera, una medida que busca implementar mecanismos de regulación, control y seguimiento participativo a la actividad extractiva en Colombia.
Esta es la Laguna de Socha donde nace la quebrada El Tirque que surte de agua al municipio de Socha.
A esta situación se suma el pastoreo de ganado en todos los municipios con los cuales limitan tanto el Parque como el páramo: Socha, Socotá, Tasco, Mongua y Pisba, y a pesar de que los ganaderos conocen las restricciones para que sus animales pasten allí afirman que la tenencia de sus semovientes constituye la única forma de subsistir y de ahorrar para el futuro.
En los recorridos de control y vigilancia que periódicamente realizan los funcionarios por el territorio del Parque, se advierte el tránsito de semovientes por zonas pobladas de vegetación paramuna, deforestación, quemas para abrir potreros y hasta cercas para el encerramiento de los bovinos.
En otros trayectos como el que de la Romasa conduce a Pueblo Viejo, especialmente a la altura del sector de Quebradas, zona rural de Socotá, se evidencia que el ancho del sendero que hace parte de la Ruta Libertadora fue ampliado para el tránsito de vehículos sin el permiso de la autoridad ambiental. Estos trabajos ocasionaron daños al paisaje y presencia de sedimentos en los cuerpos de agua.
Medidas de control
Adriana Pinilla Guzmán, la directora del Parque Nacional Natural de Pisba, admite que desde su creación en 1977, esta área ha tenido que convivir con quienes han habitado dentro y en sus límites antes de que el mismo fuera declarado como bien público ambiental por el gobierno nacional.
Para superar esta especial situación y avanzar hacia un adecuado ordenamiento del territorio, Parques Nacionales adelanta estudios jurídico – prediales que permitan determinar el estado real de la propiedad y saber cuáles son, a ciencia cierta, los límites del Parque de Pisba y qué zonas les pertenecen a los campesinos. También existe la opción de que el Estado, a través de los municipios o el departamento, puedan comprar a los particulares zonas de páramo para su conservación.
De manera paralela el Ministerio de Ambiente, a través de la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales, está recopilando información de primera mano para el diseño del Plan de Manejo, instrumento que ayudará a priorizar las acciones de restauración indispensables para devolver el equilibrio natural en los lugares donde se registre afectación y en ese mismo contexto la administración del Parque de Pisba con el apoyo de líderes de Socha y Socotá ejecuta labores de cercado de aquellas zonas que limitan con el área de amortiguación a fin de evitar que los semovientes sin control hagan de las suyas con la vegetación nativa.
Como complemento, se ejecutan proyectos de educación ambiental y de capacitación a los campesinos en sistemas de producción sostenible y en un horizonte de cinco años se prevé disponer de un estudio del alternativas ecoturísticas que permitirá avanzar hacia nuevas y menos lesivas relaciones económicas entre el páramo y las personas que por décadas han convivido con él.