‘Salvapáramos’ es el calificativo con el que la administración departamental bautizó a los integrantes de las 71 familias de Ventaquemada, Samacá y Ráquira, habitantes del páramo de Rabanal, quienes se comprometieron a reservar parte de sus pedios para el exclusivo crecimiento de vegetación nativa.
Fabio Guerrero Amaya, secretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Gobernación de Boyacá, explicó que las personas vinculadas a la estrategia de pago por servicios ambientales fueron seleccionadas por la UPTC luego de un análisis sobre el estado del páramo cerca a sus predios y su voluntad para acogerse a la iniciativa.
En 2020 se distribuirán $77 millones 725 mil pesos entre las 71 familias; en 2021, y luego de constatar que los predios reservados a restauración natural no hayan sido intervenidos con cultivos, pastoreo de ganado u otro tipo de actividades, se autorizará un segundo desembolso por $ 80 millones. En 2022 el pago será de $83 millones.
“Si se advierte incumplimiento de las obligaciones adquiridas el aporte será suspendido”, sostuvo Guerrero Amaya quien consideró fundamental avanzar en una propuesta que permita institucionalizar mediante una política pública la estrategia que él prefiere llamar “retribución por servicios ambientales”.
En total se espera liberar 175 hectáreas de actividades productivas como el cultivo de papa y zanahoria o la cría y el levante de ganado. Lo que recibirá cada familia dependerá de la cantidad de terreno reservado a preservación.
Frente a la posibilidad de ampliar este programa hacia otras zonas del departamento, el secretario de Ambiente de la Gobernación manifestó que eso dependerá de los recursos disponibles y de la gestión para captar aportes de la Nación y del sector privado.
Al principio había desconfianza
Libardo Moreno, fiscal de la Asociación de Parcelación, un colectivo que adquirió un predio del Estado en el páramo de Rabanal hace varios años, manifestó su voluntad de participar activamente. Conoció el programa a partir de las visitas realizadas por personal de la UPTC quienes explicaron los alcances del mismo y su particularidad de no ser obligatorio.
“Algunas personas tenían desconfianza, pensaban que era obligatorio o que podrían perder sus tierras, pero se firmó un acta y quedó claro que se trataba de un programa voluntario”, dijo Moreno.
Agregó que hace 10 años llegó a esta zona de páramo en Ventaquemada y tuvo la oportunidad de participar en la siembra de 27 mil plántulas de especies nativas. Aseguró que en la parte alta donde se ubica su predio nacen tres acueductos veredales de los cuales se sirven alrededor de 1.200 usuarios.