Así se recicla

Aquí les presentamos una serie de tips sobre la clasificación de los desechos para garantizar su transformación en nuevos productos.

El reciclaje es una práctica que comienza con la clasificación de aquellos elementos inertes y orgánicos que vamos a descartar en nuestros hogares y lugares de trabajo.

Separar los restos de comida, el papel, el cartón, el plástico, el vidrio y el metal nos permite entregarlos a lo recuperadores barriales o a los centros de acopio en condiciones adecuadas para ser procesados y transformados en nuevos productos.

El papel sanitario, por su naturaleza, deberá ir a los rellenos o sitios de disposición final, mientras que los medicamentos vencidos, el aceite de cocina y el de automotores, las baterías y los envases de agroquímicos e insecticidas precisan de un manejo especial para evitar su impacto en el ambiente. En algunas ciudades se han dispuesto puntos especiales para su recepción en condiciones seguras.

De esta manera se disminuye la cantidad de desperdicios que diariamente llegan a los rellenos sanitarios, y se reduce la ocurrencia de impactos ambientales y sanitarios asociados a la acumulación y descomposición, principalmente de los residuos de alimentos.

Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, cada año se recolecta en el mundo una cantidad estimada de 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos, y la  desintegración de los orgánicos aporta el 5 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Reciclar lo que se puede transformar en nuevos artículos, y convertir los desperdicios de alimentos y de poda de jardines en abono orgánico, por ejemplo, permite que esta proporción de gases nocivos para la atmósfera, y responsables del calentamiento global, disminuya considerablemente.

Datos y retos

El reto es reducir la cantidad de desechos que son enterrados en los rellenos sanitarios.

La ONU estima que por cada tonelada de papel reciclado se pueden salvar 17 árboles y un 50 % de agua.

Reciclar también crea empleos: el sector del reciclaje da trabajo a 12 millones de personas solo en Brasil, China y Estados Unidos. En Colombia, según la Asociación de Productores de Plásticos (Acoplásticos), alrededor de 80 mil personas se dedican a recuperar y a aprovechar anualmente cerca de 350 mil toneladas de residuos plásticos.

Solo se ha reciclado un 9 % de todo el desecho del plástico que se ha producido a lo largo de la historia. Aproximadamente un 12 % se ha incinerado, mientras que el 79 % restante se ha acumulado en vertederos, basureros o en el medio ambiente.

En el mundo se compran un millón de botellas de plástico cada minuto y se usan hasta 5 billones de bolsas de plástico de usar y tirar al año a nivel global. En total, la mitad de todo el plástico producido se diseña para usarlo una sola vez y, después, tirarlo.

Los desechos electrónicos que se generaron a nivel mundial crecieron de 5,3 a 7,3 kilogramos per cápita al año entre 2010 y 2019. Mientras tanto, el reciclaje ecológicamente racional de desechos electrónicos aumentó a un ritmo mucho menor: de 0,8 a 1,3 kilogramos per cápita al año.

Cómo reciclar de manera adecuada

Les compartimos un decálogo de recomendaciones para clasificar y disponer correctamente elementos en desuso y susceptibles de ser transformados en nuevos productos:

Separar nuestros residuos permite clasificarlos según su condición y las posibilidades para su reutilización.

Las principales categorías de residuos reciclables son: orgánicos, cartón, plástico, vidrio y metal.

Es recomendable que cada tipo de residuo se almacene por separado para facilitar su disposición y reutilización.

Identifique al reciclador de su barrio, o los puntos de recolección, para entregar el material clasificado.

Residuos orgánicos como desechos de alimentos crudos y de poda de jardines pueden transformarse en abono.

El cartón, el papel, el plástico, el vidrio, los envases de tetrapack y el metal se convierten en nuevos productos.

Reciclar reduce el uso de madera, de petróleo y de sustancias químicas para elaborar nuevos productos.

Al reciclar se disminuye la generación de los residuos que regularmente son enterrados en los rellenos sanitarios.

Si reciclamos ayudamos a disminuir los gases de efecto invernadero y contribuimos a mitigar el cambio climático.

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