Las elecciones del 29 de octubre son determinantes para el futuro ambiental de Boyacá. Foto:vozdeamerica.

La política regional y la agenda ambiental

A tres meses de las elecciones regionales, esperamos de los candidatos propuestas concretas y realizables para afrontar los retos ambientales.

Por Germán García Barrera – Editor de contenidos

En el mes de marzo entreojos.co publicó una serie de artículos sobre la evaluación de la gestión ambiental de entidades como la Gobernación de Boyacá y las corporaciones autónomas regionales frente a los desafíos territoriales en esta materia.

El análisis concluyó que las acciones institucionales han sido mínimas en algunos casos, desarticuladas en otros e inefectivas en muchos para atender las problemáticas socio – ambientales existentes.

El presidente del Consejo Departamental de Planeación e integrante del Consejo Directivo de Corpoboyacá, Nelson Andrés Montero, dijo en ese momento que “la gestión ambiental en Boyacá pasaba raspando”, y a poco menos de cinco meses del fin de las actuales administraciones (Gobernación, alcaldías, CARs) la situación no ha tenido una mejora sustancial.

Hay varios ejemplos para evidenciarlo, el primero, y uno de los más preocupantes, tiene que ver con la gestión de los residuos sólidos. Los boyacenses seguimos esperando la concertación e implementación de un plan para superar la crisis actual: el relleno sanitario de Tunja, denominado Parque Tecnológico Ambiental de Pirgua, está recibiendo los desechos de un poco más de un centenar de municipios, una situación que compromete la extensión de su vida útil.

Ante el cierre forzoso del relleno sanitario Terrazas del Porvenir de Sogamoso, las basuras de esa ciudad y de las localidades que allí depositaban sus desperdicios llegan en su totalidad a Tunja, esta capital se convirtió en la mejor opción para hacerlo, una decisión con serias implicaciones sanitarias a futuro.

La Gobernación, las alcaldías y las autoridades ambientales se quedaron cortas en la implementación de alternativas distintas al enterramiento de basuras. El cambio climático y el deterioro del planeta precisan de acciones diferentes como desestimular el consumismo, imponer la obligatoriedad del reciclaje, de los proyectos de economía circular y de la transformación imperiosa de los restos orgánicos para convertirlos en abonos y en restauradores de suelos deteriorados.

En materia de aguas residuales la situación no es mejor. Los avances han sido mínimos, si bien en Tunja se han hecho importantes inversiones, un porcentaje de vertimientos contaminados siguen llegando directamente al río Jordán y de paso a la represa de La Playa con vergonzosas implicaciones para los habitantes de Tuta.

Según datos reportados por la Procuraduría General de la Nación, el funcionamiento parcial de la planta de tratamiento de aguas residuales de Tunja impide la depuración total de las mismas, de los 400 litros/seg totales generados por la ciudad, alrededor de 240 litros/seg., llegan sin tratamiento al río Jordán. Esta situación se repite en todas las provincias y al final de este cuatrienio seguiremos arrojando de manera indolente desperdicios a los cuerpos de agua.

Las ciudades y los centros poblados de Boyacá adolecen de más arbolado urbano. Tunja,  su capital, por ejemplo, tiene una baja presencia de árboles en sus calles y en sus barrios, y la crisis climática mundial demanda de los gobernantes y de los ciudadanos esfuerzos encaminados a incrementar su siembra.

La deuda ambiental de los gobernantes que finalizan sus periodos el próximo 31 de diciembre compromete además a embalses naturales como el lago de Tota, la ciénaga de Palagua y la laguna de Fúquene. El impacto de las actividades humanas como la agricultura y la ganadería siguen sumando elementos a su deterioro.

A Tota, por ejemplo, siguen llegando las aguas residuales del municipio de Aquitania y del flujo de agroquímicos usados en el cultivo de cebolla. En áreas de tal importancia hídrica se requieren gobernantes con alta sensibilidad socio – ambiental, no empresarios que desprecian, por interés propio, la valía de tales ecosistemas estratégicos.

Como se puede apreciar, son numerosos los conflictos socio – ambientales sin resolución, y en este listado de rezagos está la minería ilegal, la mora en la formulación de los planes de manejo de varios de los páramos delimitados; los proyectos de agricultura sostenible y la delimitación del páramo de Pisba; la ampliación y la continuidad de los programas de pagos por servicios ambientales y el seguimiento efectivo a los títulos mineros y a las licencias ambientales; y, muy importante, las estrategias de educación ambiental, estas deben trascender las sesiones formales de los comités y de los salones de clase para permear las dinámicas cotidianas.

Como boyacense, y espero representar el sentir de mis paisanos, les pido a los candidatos a la Gobernación de Boyacá, a la Asamblea, a las alcaldías y a los concejos municipales, comprometerse realmente con la agenda ambiental, y comprometerse quiere decir interiorizar la importancia de los recursos naturales, inquietarse por su deterioro, comprender la dimensión de los conflictos existentes y proponer soluciones concertadas y realizables en el corto, mediano y largo plazo. Su liderazgo puede incidir en la transformación de los hábitos ciudadanos.

A los electores los invito a leer y a escuchar los planteamientos de quienes buscan nuestros votos. Nuestro criterio y decisión son determinantes para enfrentar con certeza la incertidumbre del futuro.    

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