El 28 de febrero pasado, a las 9 de la mañana, la Unidad Móvil de Monitoreo de la Calidad del Aire situada en la vereda El Volcán, en la parte alta de Paipa, registró un pico inusitado de incremento de dióxido de azufre (SO2): 700 microgramos por metro cúbico en una hora. Siete veces superior a lo permitido por la Resolución 2254 del 2017 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
En el artículo 2º de la mencionada norma se establece que los niveles máximos permisibles del contaminante SO2 (dióxido de azufre) no pueden superar los 100 microgramos por metro cúbico durante una hora de exposición en el aire, sin embargo, lo ocurrido el 28 de febrero prendió las alarmas de la autoridad ambiental y al día siguiente, el primero de marzo, esta emitió una declaración de alerta por la calidad de aire y sugirió a la Alcaldía de Paipa y a la Gobernación de Boyacá adoptar “las medidas sanitarias necesarias para proteger a la comunidad”.
Fabio Medrano, alcalde de la ciudad, dijo que esta situación no es novedosa para sus paisanos, lo han venido experimentando desde 1996. Con frecuencia deben lidiar con la presencia de ceniza en los tendederos de ropa y acudir a los centros de salud por afectaciones respiratorias, presumiblemente asociadas a la presencia de la contaminación procedente de la quema de carbón en las plantas de generación eléctrica de Gensa y de Electrosochagota.
El jefe del gobierno local pidió a la Secretaría de Salud de Boyacá una investigación puntual, y la realización de un estudio sobre enfermedades respiratorias crónicas y agudas en su municipio.
Medrano fue más allá, solicitó de manera inmediata un cese de las actividades de generación energética tanto en Gensa como en Electrosochagota hasta que se indague y se dé solución de fondo a la problemática: “prima la salud de los paipanos”, reclamó el funcionario.
Y sobre la inversión de recursos provenientes de la producción de energía en centrales térmicas, contemplado en la Ley 99 de 1993, de los cuales el 2,5 por ciento son entregados a Corpoboyacá, abogó para que estos dineros sean invertidos en la remediación de la problemática.
La hipótesis de Corpoboyacá
Sobre la alerta por mala calidad del aire en Paipa y el reporte de la Unidad Móvil de Monitoreo sobre el incremento de SO2, el director de Corpoboyacá, Herman Amaya Téllez, dijo sin ambages que la presencia de azufre está directamente relacionada con la quema de minerales como el carbón. “Nada tiene que ver con actividades ganaderas o del tránsito de vehículos”.
Amaya dijo que la creciente contaminación en Paipa podría explicarse además por lo que denominó un fenómeno de inversión térmica, similar al que ocurrió recientemente en Bogotá. Este consiste en la presencia de un aire cálido en la parte alta y un aire frío en la parte baja que conlleva a la concentración de partículas contaminantes en un punto específico durante un periodo determinado de tiempo.
Sostuvo además que a raíz de la alerta del primero de marzo solicitó a Gensa y a Electrosochagota un informe sobre el origen y la calidad del carbón utilizados en sus plantas para generar energía eléctrica, y ordenó un muestreo de los depósitos del mineral y del estado de funcionamiento de los filtros disponibles en las dos empresas. Según se conoció, el carbón utilizado por estas térmicas proviene en un importante porcentaje del departamento de Córdoba.
Heiler Martín Ricaurte, Subdirector de Administración de Recursos Naturales de la autoridad ambiental regional, agregó que entre enero y febrero se han contabilizado tres picos de contaminación “bastante preocupantes”.
Su observación fue respaldada por el ingeniero especialista David Salcedo quien detalló que en los primeros y en los últimos días de enero, y la última semana de febrero, se han advertido tales incrementos tanto en la estación de monitoreo de la calidad del aire instalada cerca de la piscina de enfriamiento de Gensa como en la unidad móvil dispuesta en la Institución Educativa El Volcán.
La estación de monitoreo de Gensa capta las emisiones provenientes de la planta del mismo nombre, mientras que la situada en la vereda El Volcán percibe el efecto de la quema de carbón tanto de Gensa como de Electrosochagota.
El subdirector de Corpoboyacá aprovechó para formular críticas en contra de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y de las generadoras térmicas por la ubicación de patios de acopio de carbón y de depósitos de cenizas muy cerca de la ribera del río Chicamocha.
Expresó su malestar porque tales reclamos no han sido atendidos, “no tuvieron en cuenta el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca (Pomca)”, aseguró, y complementó advirtiendo que las dos empresas tienen obligaciones pendientes en materia de reconversión de sus procesos productivos, de monitoreo y mejoramiento de todo su sistema de controles.
Alberto Hernández, líder de control y seguimiento de Corpoboyacá, precisó que las licencias ambientales bajo las cuales operan las termoeléctricas fueron otorgadas por la ANLA. “El permiso de emisiones sí le corresponde a Corpoboyacá”, dijo el funcionario.
Hernández complementó su explicación con otras circunstancias desde las cuales se puede enriquecer el análisis del deterioro de la calidad del aire en Paipa. Junto a la emisión de partículas en suspensión, la presencia de dióxido de azufre en el aire y la inversión térmica, a la cual se refirió más arriba el director de Corpoboyacá, debe considerarse el fenómeno de la dispersión asociado a la velocidad y la dirección del viento.
Enfatizó en el hecho de que las empresas están obligadas a ajustar su modelo de dispersión de contaminantes, así como a actualizar periódicamente sus sistemas de control.
Termos descartan su responsabilidad
Catalina Naranjo, directora encargada de Sostenibilidad Corporativa de Gensa, desestimó que la operación de la planta generadora tenga relación directa con el incremento de dióxido de azufre en el ambiente.
“El 28 de febrero no teníamos prendidas las unidades de generación, el fenómeno obedece a situación meteorológica y de clima”, aseguró ante los delegados de Corpoboyacá.
Justificó su respuesta afirmando que efectivamente están recibiendo carbón procedente del departamento de Córdoba dada la necesidad de mantener reservas suficientes para producir energía, y este, apuntó, “tiene un porcentaje de azufre menor que el de Boyacá, su concentración es menor del 1,5 por ciento”.
Se mostró dispuesta a entregar la información que se requiera, se refirió al suministro semestral de reportes a la ANLA, a las cuantiosas inversiones de Gensa para mejorar sus sistemas de monitoreo y al compromiso de la compañía con la sostenibilidad.
Su descarga de responsabilidad fue controvertida por el director de Corpoboyacá y el líder de control y seguimiento de la misma entidad. Herman Amaya le recordó que la presencia de azufre no obedece a temas meteorológicos sino a la quema de combustible. “La presencia del azufre no es un avatar del destino”.
Hernández a su vez le hizo ver que, aunque las unidades no hubieran estado en operación el día del reporte del pico máximo de azufre, 28 de febrero, un episodio de contaminación puede ocurrir varios días después de una emisión.
Giovanny López Torres, en representación de Electrosochagota, también aseguró que las unidades de esa térmica estaban apagadas, y sobre el monitoreo de contaminantes aseveró que disponen de cinco puntos de control y de estar cumpliendo con los parámetros ambientales.
Las excusas de los representantes de las compañías generadoras motivaron la crítica del personero local, Pedro José Díaz Caro, quien pidió acciones concretas y urgentes para investigar la situación y avanzar en la superación de la crisis.
Efectos sobre la salud
Sobre las implicaciones de la contaminación del aire en Paipa, la secretaria de salud del departamento, Lyda Marcela Pérez, aportó un dato revelador: en las semanas coincidentes con el periodo de contaminación se conocieron 704 casos de infecciones respiratorias, según lo consignado en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica.
La funcionaria no se aventuró a asociar directamente las situaciones conocidas con la presencia de azufre pues, aclaró, por esta época es normal la ocurrencia de un pico epidemiológico vinculado con bajas temperaturas y el inicio de la temporada escolar.
Sobre las implicaciones del dióxido de azufre en la salud humana, explicó que este puede provocar broncoespasmos especialmente en personas con enfermedades como el asma, en niños por su falta de maduración pulmonar y en adultos por el deterioro natural de su sistema respiratorio.
Otra representante del gobierno departamental, la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Karen Molano, citó el Auto 06163 de 2022 emanado por la ANLA a través del cual se reveló la existencia de un proceso sancionatorio en contra de Gensa por no haber presentado informes de los resultados de las muestras de carbón usado en la empresa. Molano solicitó además un reporte de las quemas durante los días de mayor concentración de azufre.
Reclamos ciudadanos
Durante una sesión en el Concejo Municipal uno de los asistentes reclamó por la actualización del Plan de Manejo Ambiental de Gensa, “sin modificación ni ajustes desde 2010”. Pidió además a la compañía controlar los niveles de azufre y socializar con la comunidad las acciones de cumplimiento de los compromisos adquiridos con las autoridades ambientales.
Su petición fue respaldada por el alcalde Fabio Medrano quien aseguró que las exigencias de la norma bajo la cual se aprobó dicho Plan de Manejo eran menos exigentes que las actuales.
Por su parte Alfonso Avellaneda Cusaría, líder socio – ambiental de Paipa y químico de la Universidad Nacional, agregó más elementos a discusión.
Afirmó que la contaminación de Gensa y Termosochagota no es solamente por azufre, monóxido de carbono y dióxido de carbono “sino más grave aún con mercurio, un elemento de altísima peligrosidad para la salud y la vida por sus características cancerígenas”, responsable de deformaciones y de fallas en el funcionamiento cerebral, citó.
“En Colombia la ANLA y Corpoboyacá se han negado a controlar está contaminación a pesar de haber sido advertidas en varias ocasiones”, denunció Avellaneda.