El río Pómeca, que recorre la geografía de Arcabuco, ha sido testigo del paso de viajeros, campesinos y comunidades que dependen de sus aguas. Sin embargo, también carga con una pesada huella: residuos plásticos, envases de agroquímicos y escombros que amenazan su cauce. Frente a esta realidad, un grupo de jóvenes y campesinos decidió actuar.
Este domingo 21 de septiembre, la Brigada Forestal Comunitaria de Arcabuco y la Asociación Convite Campesino liderarán la jornada ‘Guardianes del Bosque y del Agua, limpieza y reciclaje por el futuro de Arcabuco’, un ejercicio colectivo de recuperación y sensibilización ambiental.
Katherine Mesa, reconocida en el movimiento ambiental como Místika e integrante de la Brigada Forestal, explicó que la jornada nació de la necesidad de responder a la contaminación que sufre el río.
“La basura no sería tal, no existiría si cambiáramos el chip de lo que desechamos. A los desechos deberían llamárseles residuos aprovechables. El 95 por ciento de las cosas que usamos se pueden reutilizar, y aquellas que no se pueden reciclar no deberían usarse”, señaló, aludiendo a materiales como el icopor, los plásticos de un solo uso, los pañales y las toallas higiénicas.
El propósito no es solo limpiar, sino sembrar conciencia. Desde la Brigada Forestal y Convite Campesino se insiste en que estas jornadas son espacios de resiliencia comunitaria frente al cambio climático y de apropiación social del territorio.
Un río bajo presión
La situación del Pómeca, advierte Katherine, “es grave”. Aunque no existen estudios recientes sobre la calidad de sus aguas, la comunidad reconoce que la presión de los residuos es constante.
Al cauce llegan desde escombros y plásticos hasta envases de agroquímicos usados en cultivos de papa. También ropa y otros desechos dejados por migrantes que recorren la carretera nacional que conecta a Boyacá con Santander y el norte del país.
En este contexto, la joven ambientalista resalta un contraste: mientras la Alcaldía de Arcabuco organiza recolecciones de envases de agroquímicos dos veces al año, la magnitud del problema exige acciones permanentes y coordinadas.
Más allá de la limpieza
La jornada del domingo 21 de septiembre será la primera de tres programadas: otra en octubre, con el acompañamiento de la Alcaldía de Arcabuco y Corpoboyacá, y una más en noviembre. Pero no se trata de esfuerzos aislados.
El Convite Campesino trabaja en la promoción de prácticas agroecológicas y la producción de bioinsumos y biofertilizantes “a base de plantas, son ecoamigables con el agua, el suelo y la salud de las personas”. La Brigada Forestal, por su parte, combina la acción directa con procesos de educación ambiental.
“Estamos en el momento de tomar acciones para recuperar el agua del Pómeca y tratar de que sea más limpia”, insiste Katherine.
Un llamado a la corresponsabilidad
Las comunidades de Arcabuco están demostrando que el cuidado del agua no puede esperar a diagnósticos técnicos costosos ni quedar solo en manos de instituciones. Cada botella recogida y cada conversación con un vecino forman parte de un movimiento más amplio por defender la vida en los territorios.
El reto, como señala Místika, está en cambiar el chip: dejar de ver la basura como algo inevitable y asumir que casi todo puede transformarse o evitarse. Arcabuco ya empezó a dar ejemplo, y espera que el río Pómeca vuelva a fluir más limpio gracias a la unión de guardianes del bosque y del agua.
Si desea sumarse a la actividad puede dejar un mensaje al número 3208589564.







