Tres meses han transcurrido desde que se advirtió de una fuga de petróleo al interior del Parque Regional Natural Serranía de las Quinchas, a 103 metros de la quebrada La Cristalina, un cuerpo de agua que nace en esta área protegida, en jurisdicción del municipio de Puerto Boyacá.
De acuerdo con el reporte entregado por Ocensa S.A., empresa operadora del Oleoducto Central, el incidente se presentó por la falla de una válvula que generó el escape del hidrocarburo y la consecuente contaminación de aproximadamente 250 metros cuadrados, comprometiendo las condiciones del suelo y de la vegetación presente en el lugar.
Corpoboyacá registró en su momento que el impacto sobre el medio ambiente y los recursos naturales fue evidente, que se advirtió alteración de la calidad visual del paisaje, cambio en las propiedades físicas del suelo, contaminación del recurso hídrico y afectación a especies nativas de flora.
La Corporación, a través de una declaración entregada por la subdirectora de Administración de Recursos Naturales, Bertha Cruz Forero, informó el 24 de julio que luego de la visita realizada por funcionarios de la entidad al sector de la quebrada La Cristalina, “se estableció que el área afectada por el reciente derrame de petróleo es de aproximadamente 300 m2 y que el crudo sí alcanzó a llegar hasta ese cuerpo de agua”.
Así quedó consignado en las actas de seguimiento de la autoridad ambiental y en el Concepto Técnico – Jurídico emitido por la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales que de manera exclusiva conoció entreojos.co.
En dicho concepto, el Ministerio Público cuestiona la actuación de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) por no realizar de manera autónoma los análisis para determinar la contaminación de la quebrada, y le exigió actuar con diligencia con el fin de determinar las circunstancias en las que se presentó la fuga de crudo e imponer las sanciones que correspondan.
Una recomendación similar hizo Corpoboyacá. En sus informes reitera que el área comprometida hace parte del Parque Regional Natural Serranía de las Quinchas, que está cobijado por especiales medidas de protección y conservación, y que además de una detallada limpieza de la zona afectada, Ocensa S.A. debe verificar el estado de la infraestructura del oleoducto en su tránsito por el área protegida.
A pesar de las conclusiones de Corpoboyacá y de la Procuraduría, y de las denuncias de miembros de la comunidad sobre la contaminación de la quebrada La Cristalina, Ocensa mantiene su posición inicial en el sentido de que el crudo no alcanzó a sobrepasar las barreras instaladas y que en consecuencia tampoco llegó hasta ese cuerpo de agua.
Acciones de biorremediación
La limpieza ha incluido el retiro del suelo y del material vegetal contaminado. Foto: Corpoboyacá
En un reciente informe interno sobre el avance de los trabajos, Ocensa notificó que luego de que se tomaran muestras de agua en diferentes sitios de la quebrada, y de que se realizaran los correspondientes análisis para asegurar la ausencia de trazas de crudo, se logró determinar que “no se presentó ninguna afectación” y que los resultados fueron enviados a las autoridades ambientales.
Ocensa reitera que “todos los resultados muestran que no hubo afectación al cuerpo de agua por trazas de crudo”, aunque Corpoboyacá, la Procuraduría Delegada para asuntos Ambientales y ambientalistas como Camilo Altamar tienen otra opinión, y esperan que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) emitan un pronunciamiento definitivo a partir de la investigación que le exigió el Ministerio Público.
Además de estos análisis, Ocensa aseguró que el proceso de recuperación del sitio incluyó la recolección y disposición final de material vegetal comprometido que fue llevado a una Base de Mantenimiento.
Descontaminación del suelo
En bolsas como estas fue trasladada la tierra contaminada. Foto: Procuraduría.
A esta acción se suma la extracción del suelo afectado por la mancha de crudo, su traslado a una parcela adyacente, su descontaminación a través de un producto conocido como OSEII, la evaluación de su grado de rehabilitación y su reubicación en el sitio de donde fue extraído. También se limpiaron las piedras manchadas con trazas de crudo.
El plan de trabajo incluye la recuperación topográfica de la ladera consistente en la reconformación del terreno y la realización de obras de drenaje superficial y de recuperación vegetal de la zona intervenida, labores que deberán ser supervisadas por las autoridades ambientales.
Al respecto, en los informes técnicos presentados por Corpoboyacá y documentados por el ingeniero Edwin Toro León, integrante del Grupo de Hidrocarburos de la entidad, se advierte que a lo largo del trayecto por donde se extiende el oleoducto se evidencia la tala de árboles de varias especies, aunque esta no se atribuye, en principio, a la presencia de la tubería ni a la gestión de la misma.
Muy cerca a la válvula que provocó el escape, situada en el punto identificado como PK 274+400, la autoridad ambiental se encontró con una tala de aproximadamente 40 árboles de nogal, solera, frijolito, chachafruto y ceiba, entre otros. Corpoboyacá considera que el tema es de suma gravedad teniendo en cuenta que se trata de un Parque Regional Natural y aseguró que el asunto debe ser investigado como corresponde para determinar responsabilidades.
En Corpoboyacá admiten que faltan mayores controles para evitar la deforestación en esta área protegida y coinciden con la Procuraduría en que los finqueros tienen responsabilidad en el deterioro. Representantes de las dos instituciones pudieron advertir que el bosque ha cedido ante la ampliación de los potreros para la cría y el levante de ganado.
Con este panorama, el futuro de la Serranía de las Quinchas sigue siendo incierto a pesar de los trabajos que se ejecutan para remediar los daños provocados por la fuga de petróleo.