WWF unió fuerzas con Transparencia por Colombia, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), e InSight Crime, para identificar los hechos de corrupción y criminalidad detrás de los principales impulsores de la deforestación, la degradación forestal y la pérdida de biodiversidad en la Amazonia y el Pacífico colombianos.
Los cuatro principales impulsores de estos problemas son la minería ilegal, la apropiación de tierras, la tala ilegal y el tráfico de fauna silvestre, prácticas que están siendo estudiadas en el marco de la investigación ‘Gobernanza Transparente de los Recursos Naturales’ (TGNR por sus siglas en inglés), financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
En el caso de la tala ilegal, el panorama es cada vez más preocupante, pues pese a que esta es una práctica particularmente difícil de detectar, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia estima que representa alrededor del 10% de la deforestación total que afecta al país. Más grave aún es el hecho de que gran parte de la madera de origen ilegal en Colombia se extrae de dos regiones altamente biodiversas: la Amazonia y el Pacífico.
Las zonas afectadas por este fenómeno son foco de grupos armados ilegales y de violencia, en donde las redes criminales participan en la extracción ilegal, el transporte, y la posterior comercialización de especies de madera.
WWF unió fuerzas con Transparencia por Colombia, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), e InSight Crime, para identificar los hechos de corrupción y criminalidad detrás de los principales impulsores de la deforestación, la degradación forestal y la pérdida de biodiversidad en la Amazonia y el Pacífico colombianos.
Los cuatro principales impulsores de estos problemas son la minería ilegal, la apropiación de tierras, la tala ilegal y el tráfico de fauna silvestre, prácticas que están siendo estudiadas en el marco de la investigación ‘Gobernanza Transparente de los Recursos Naturales’ (TGNR por sus siglas en inglés), financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
En el caso de la tala ilegal, el panorama es cada vez más preocupante, pues pese a que esta es una práctica particularmente difícil de detectar, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia estima que representa alrededor del 10% de la deforestación total que afecta al país. Más grave aún es el hecho de que gran parte de la madera de origen ilegal en Colombia se extrae de dos regiones altamente biodiversas: la Amazonia y el Pacífico.
Las zonas afectadas por este fenómeno son foco de grupos armados ilegales y de violencia, en donde las redes criminales participan en la extracción ilegal, el transporte, y la posterior comercialización de especies de madera (algunas de ellas en peligro de desaparecer, como el abarco, la caoba y el cedro) que, en ocasiones, llegan a mercados internacionales.
De igual forma, en cada etapa de la cadena forestal la corrupción facilita el lavado de madera, es decir, comercializar madera de origen ilegal haciéndola parecer legal, con acciones como la falsificación de documentos para extraer la madera del bosque y para garantizar su tránsito fluido por las principales vías del país. De ahí que, generalmente, sea muy difícil determinar si la madera comercializada proviene de una fuente lícita o ilícita.
Con el fin de ahondar en este fenómeno e identificar la cadena de criminalidad y corrupción que impulsa la tala ilegal en Colombia, WWF Colombia, Transparencia por Colombia, FCDS, e InSight Crime realizaron el siguiente video ilustrativo, que muestra cómo este fenómeno ha estado alimentando un lucrativo mercado global de madera de origen ilícito.
El video da cuenta de los métodos utilizados por los actores criminales y explica qué puede hacer la sociedad en general para ayudar a detener la explotación de los recursos naturales de Colombia.