La taruya o el buchón de agua es una planta invasora presente en ríos y ciénagas, y la de Palagua, en Puerto Boyacá, es uno de los embalses más afectados por su crecimiento y expansión.
De acuerdo con el análisis de los expertos en el tema y de la evalución realizada por las autoridades ambientales, la presencia de nitrógeno y fósforo a través de residuos orgánicos provenientes de la actividad ganadera, de las aguas residuales y de la escorrentía de abonos usados en la agricultura, inciden en el desarrollo de la taruya en la ciénaga de Palagua.
Recientemente la empresa petrolera Mansarovar Energy reportó acciones encamiandas a la extracción de esta planta que por su extensión en el espejo de agua limita la navegalidad de lanchas e impacta directamente sobre la economía de los pescadores locales, una labor realizada desde hace dos años junto a la asociación de pescadores Asopes Palagua.
Mansarovar informó que esta labor se realiza anualmente durante cuatro meses, dos meses en el primer semestre y dos meses en el segundo semestre, como parte de las acciones de compensación ambiental concertadas por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.
El volumen de material vegetal retirado de la ciénaga depende de la dinámica propia del embalse y de los factores que inciden en el crecimiento de la taruya, además del comportamiento de los vientos en esa zona del departamento, y el rendimiento promedio (de extracción) oscila entre 2 y 4 hectáreas de remoción de vegetación flotante por cada periodo de dos meses, informó Mansarovar.
Sobre la cantidad de taruya que invade la ciénaga y genera problemas de movilidad y de falta de oxigenación en algunos sectores del embalse natural, Mansarovar admitió no tener ese cálculo y estimó necesario realizar un estudio para determinarlo.
También aclaró que su competencia en este asunto está relacinada con la inversión de recursos por compensación petrolera concertados con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), y que las acciones para lograr el equilibrio ambiental de Palagua dependen de la actuación de otros actores e instituciones para hacerle frente a problermas como el vertimiento de aguas residuales domésticas, los desechos ganaderos y la sedimentación causada por la deforestación aguas arriba del caño Agua Linda.
La comunidad de la zona añadió otro conflicto: los residios de hidrocarburos provenientes de la operación de los campos Velásques, a cargo de Mansarovar; y de Campo Palagua, bajo la responsabilidad de Ecopetrol.
No es suficiente
Dora Luz Sierra, integrante de la Corporación para el Desarrollo Ambiental y Social (Desams), que aglutina a operadores turísticos en torno a la Ciénaga de Palagua y a personas comprometidas con el cuidado del embalse, consideró que estas acciones de limpieza de la taruya por parte de Mansarovar Energy y de Asopes Palagua son insuficientes.
En su opinión los 800 millones de pesos invertidos en estas labores de extracción de la taruya no están ligados a procesos sociales ni comunitarios encaminados a asegurar que quienes lo realizan lo hagan por compromiso y de manera constante, y no por dinero.
¿Qué va a pasar cuando ya no esté el dinero de las petroleras?, se preguntó Dora Luz Sierra, y añadió “debe promoverse un trabajo colectivo que fortalezca el empoderamiento local”.
Sustuvo además que es necesario verificar el cumplimiento efectivo de contrato entre Mansarovar y la asocición de pescadores para evaluar las horas diarias de trabajo y la cantidad de manterial vegetal retirado efectivamente.
“La extracción de la taruya se hace solo durante los cuatro meses al año, y el resto del año no se hace nada más para limpiar a la ciénaga”, dijo Dora Luz Sierra.
Y sobre lo que debería hacerse dijo: “Hay que ir más allá para saber qué es lo que está pasando dentro de la ciénaga, necesitamos saber qué provoca el crecimiento de la taruya para ir a la raíz del problema”.
Dora Luz explicó además que desde la Corporación para el Desarrollo Ambiental y Social (Desams), y con el apoyo de otras organizaciones y personas, realizan periódicamente jornadas de limpieza voluntaria de la taruya como parte del compromiso con este cuerpo de agua, y no por la mediación de un pago o de un contrato.
Consideró finalmente que la destinación de recursos de compensación petrolera de Mansarovar se destine asimismo a fortalecer proyectos ecoturísticos, como lo ha hecho IJP, contratista de Ecopetrol. Su contribución ha permitido la adecuación de un muelle y de un sendero para el disfrute de los visitantes.
Teniendo en cuenta que Corpoboyacá es autoridad ambiental en esa zona del departamento, consultamos con la subdirectora de Ecosistemas la entidad, Natalia Vásquez, sobre el comportamiento de la taruya, los procesos de limpieza de la misma y el control de las causas que provocan su crecimiento y expansión. Al cierre de esta edición no habíamos recibido respuesta a nuestros interrogantes.