Moro araña
La comunidad del piedemonte llanero está vinculada al cuidado del moro araña. Foto. Sebastián Nossa.

La primera vez que vi al zambo

Camila Morales, documentalista, relata su encuentro con el mono araña, un primate en peligro de extinción, descubierto en el piedemonte llanero.

Para ver al zambo (mono araña) hay que adentrarse en el bosque tupido, son seis o siete horas avanzando por el monte en sectores donde no hay camino. Es mucho tiempo andando en silencio, observando, esperando, escuchando. 

Nunca lo había visto. Llegamos al filo de una montaña y desde allí lo escuchábamos, pero estábamos muy cansados, tanto que yo tenía guardada la cámara. Sebastián Nossa, uno de los biólogos, y quien duró cuatro meses continuos investigando la presencia del mono araña en esta zona del piedemonte llanero, nos aseguró que un grupo de primates estaba a solo 10 minutos. Preguntó quién iba con él y yo me ofrecí, Andrea Barrera también. 

expedición
Foto: @camila_ moralejas

Mientras nos abríamos camino entre las ramas que crujían a nuestro paso, Sebastián repetía “estamos cerca, estamos cerca” y al tiempo nos recomendaba que cuando los monos aullaran corriéramos y cuando hicieran silencio camináramos suave, y así lo hicimos. 

Yo empecé a grabar con mi cámara, Andrea estaba delante de mí escalando una pendiente y de pronto levantó su mano para señalar a una pareja de zambos y allí los vi, moviendo las ramas, muy bravos, muy agitados, como diciendo ustedes qué hacen acá, gritaban, nos miraban y saltaban de un lado a otro. 

Fue cosa de un minuto, eso creo. Fue un momento brutal, una especie de conexión con ese ser del bosque que te mira de manera penetrante, que te reconoce como un individuo extraño. 

No duraron mucho tiempo allí y se fueron. Es muy difícil verlos y eso hace que la investigación de los biólogos para conocer su comportamiento sea más compleja. Al final dices, valió la pena el esfuerzo de la caminata. 

Caminata
Foto: @camila_ moralejas

El relato es de Camila Morales, bogotana, realizadora audiovisual con énfasis en cine del Politécnico Gran Colombiano. Desde hace un poco más de cuatro años vive en Yopal gracias a una convocatoria de la Asociación de Becarios de Casanare (ABC), una ONG de la región que requería los servicios de un profesional en medios audiovisuales.  

Hasta ese momento su experiencia profesional se había concentrado en la producción de piezas de ficción y empezaba a despertarse en ella una especial sensibilidad por las temáticas ambientales, el trabajo con comunidades y el documentalismo. Casanare la recibió con la posibilidad de materializar ese anhelo. Camila siente que el piedemonte y la llanura la estaban esperando. 

Hoy hace equipo con Andrea Barrera y Natalia Roa, bióloga y comunicadora, respectivamente, de ABC, con quienes ha tejido una estrecha relación en torno a proyectos que procuran el cuidado de la naturaleza y el bienestar de las familias que dependen de los bosques, los ríos y las sabanas para subsistir. 

‘Una casa para zambo’ es precisamente la iniciativa que la llevó junto a Andrea y a un grupo de profesionales y estudiantes de biología e ingeniería forestal a recorrer las veredas Barreña y la Unión, del municipio de Paya (Boyacá), en el límite con Nunchía, para ver en primer plano al escurridizo mono araña.  

– ¿Y cómo se llega a esa zona?, le pregunto. 

quebrada la barrera
Foto: @camila_moralejas

“Uy, eso muy bacano, es mágico, primero por lo que significa llegar a estas veredas, es toda una aventura. Se sale de Yopal en carro hasta Bijagual, área rural de Nunchía (Casanare) en un trayecto de dos horas y media. A partir de allí sigue un recorrido de cuatro o cinco horas a pie mientras la carga va a lomo de mula. Empezamos a adentrarnos en la montaña, pasamos en varias ocasiones por la quebrada Barreña que en invierno es imposible de atravesar. Es toda una aventura.

Si tuviera que volverlo a hacer, Camila lo haría sin pensarlo, y si la llamaran de su antiguo trabajo para realizar producciones de talla internacional lo pensaría un poco, pero al final les diría que sí, siempre y cuando una de ellas fuera precisamente sobre el mono araña.  

El origen del proyecto 

Andrea Barrera Zambrano, bióloga y directora de la línea de Conservación y Soberanía Ambiental de ABC Colombia, nos explicó que el proyecto ‘Una casa para zambo’ busca proteger el bosque húmedo premontano donde habita el mono araña, una especie de la cual hasta hace muy poco tiempo no se tenía registro en esta zona del piedemonte, frontera con Boyacá.

“El mono araña, en peligro de extinción, es una especie sombrilla, clave para el mantenimiento del ecosistema y la dispersión de semillas, de su bienestar depende la vida de otras especies, y la deforestación es su principal amenaza, creemos que estas poblaciones de mono son las últimas de su especie en esta zona. No sabemos cómo llegaron acá. Es un hallazgo muy importante para Casanare y Boyacá”, nos contó Andrea.

Mono zambo

Esta realidad llevó al equipo de ABC a trabajar con las comunidades de Paya, Nunchía y Yopal para procurar una relación sostenible con el bosque, y la necesaria exploración de alternativas de producción campesina amigable con las especies que en él habitan y de él dependen.

Una de ellas son los acuerdos de conservación diseñados para disminuir el consumo de leña a partir del uso de estufas ecoeficientes, su beneficio se ve reflejado incluso en la reducción de emisiones de CO2

A esto se suma la estrategia de búsqueda de aliados para la comercialización del frijol guandul en un esfuerzo conjunto con Gramor, “una empresa que promueve y coordina proyectos de agro biodiversidad enfocados en la restauración ambiental y el crecimiento verde”.  

Este es un cultivo tradicional de la región, destacó Andrea, “muy resistente, no requiere fertilizantes y sus hojas son un muy buen forraje para el ganado. Las comunidades lo cultivan para su alimentación, para su seguridad alimentaria, y queremos que este sea un incentivo para que no avancen en la expansión de la frontera agrícola, y una forma de logarlo es que en las ciudades se consuma ese frijol”. 

Comunidad de Paya
Foto: @camila_moralejas

Como parte de ese esfuerzo, el equipo de ABC ha realizado varios talleres con habitantes de los sectores de La Unión y Guayabal de la Peña con los cuales se ha hecho un reconocimiento del territorio, de sus recursos, de la importancia de preservarlos y de su papel como actores fundamentales en el éxito de ‘Una casa para zambo’.

Actualmente hay un grupo de 20 familias trabajando en el proyecto y con ellas se adelanta la cualificación del cultivo para asegurar una mayor calidad del producto, su adecuada nutrición y la atención del mercado potencial. Si el consumidor valora el esfuerzo de la comunidad por proteger el bosque y cultivar de manera sostenible, el hábitat del zambo estará protegido.    

El reto inmediato es lograr recursos económicos que permitan su financiación y dentro de los esfuerzos por conseguirlo está un programa de alcancías a través de las cuales varias familias, a las que se les ha compartido información sobre el mono araña, han hecho donaciones. También está el programa de embajadores, Gramor y Ámala son dos de ellos. Amala produce artesanías y artículos decorativos sobre la fauna y la flora del Casanare y parte de sus ingresos se destinan a ‘Una casa para zambo’. 

Frijol guandul
El frijol guandul forma parte de la dieta de los habitantes de Paya. Foto: @camila_moralejas

Araguato Gastro Pub es uno de los restaurantes de Yopal que están incorporando en sus preparaciones el frijol guandul, de esta forma se involucra al segmento de los establecimientos de comida de esta capital, y de paso a sus comensales, al consumo de productos amigables con la naturaleza.  

Apreciado lector, si quiere ayudarle al zambo a conservar su casa puede hacer su donación a través de la página https://unacasaparazambo.com/. 

Galería

Zambo, investigación para la conservación del mono araña

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