María Elisa Aguirre hace parte de una asociación que procesa residuos orgánicos.

Generar vida verde a través del abono orgánico

Una asociación comunitaria de Cómbita recoge los residuos de cocina y los transforma en nutrientes para los cultivos.

Muy cerca del casco urbano de Cómbita un grupo de madres cabeza de familia, adultos mayores y personas en condición de discapacidad se dedican con empeño, y algo de sacrificio, a transformar los desechos de alimentos crudos en abono limpio para jardines y labranzas.

En una labor diaria recorren los sitios por donde han tejido alianzas con jefas de hogar, ecónomas de colegios y dueñas de restaurantes para recolectar en baldes, tanto en Cómbita como en Tunja, los residuos y transportarlos en lo que pueden hasta su incipiente planta de procesamiento de orgánicos compuesta por varias camas de secado, un molino y algunas herramientas de mano.

María Elisa Aguirre hace parte de este grupo que integra la Asociación Generando Vida Verde. Tiene amplia experiencia en este sector, estuvo vinculada a los programas de reciclaje de la Alcaldía de Bogotá y esa experiencia le ha permitido conocer y aprovechar las posibilidades de los restos de comida que muchos descartan como basura.

Las camas de secado, con la ayuda del sol, sirven para el procesamiento de los orgánicos.

Es preciso señalar, como lo expone María Elisa, que no todo lo que sale de la cocina es útil para hacer abono orgánico. Lo realmente aprovechable, explica, son los recortes de papa, ahuyama, zanahoria, las cáscaras de las frutas, las vainas de las verduras y todo tipo de alimentos crudos similares.

“Los residuos de comida cocinada no sirven porque pueden contener sal y grasa, y esa combinación es inconveniente para producir abono de calidad, tampoco los huesos del pollo o de res son útiles”, advierte.

La Asociación requiere apoyo para continuar con su empeño de aportarle al ambiente.

María Elisa y quienes integran la Asociación Generando Vida Verde quieren seguirle aportando al ambiente a través de la transformación de los orgánicos en abono. Su labor disminuye el envío de este tipo de materiales al relleno sanitario de Tunja y así contribuyen con la reducción de lixiviado, ese líquido pestilente de la basura responsable de contaminar las fuentes de agua.

Y para poder continuar necesitan apoyo del Estado o del sector privado, y entre sus prioridades están la disposición de un lote en comodato y de un medio de transporte para la recolección eficiente de los residuos. Mientras logran concretar esos respaldos seguirán realizando su labor de manera abnegada con la convicción de estar prestándole un valioso servicio a la naturaleza y a la sociedad.

Escuche la entrevista completa con María Elisa Aguirre en nuestro podcast Diálogos entreojos.

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