Fuente: Agencia de Medios / Universidad Nacional
Un estudio adelantado en Medellín, en parcelas restauradas de los corregimientos de Santa Elena, San Cristóbal, San Antonio de Prado, San Sebastián de Palmitas y Altavista, encontró que el 80 % de los nuevos árboles en crecimiento estudiados son especies distintas a las plantadas hace 10 años en el marco de una iniciativa de reforestación. Algunas de las claves para el éxito son la cobertura del dosel (copa de los árboles), la pendiente y las características del suelo.
Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo, los 10 lugares de Colombia donde más se siembran árboles son Medellín, Pasto, Barbosa, Barranquilla, Florencia, Bojacá, Buesaco, Almaguer, San José del Guaviare y Funza.
Desde 2009 Medellín tiene una de las iniciativas de restauración más extensas de la Región Andina, llamada “Más bosques para Medellín”.
“Consiste en la plantación mixta de 115 especies nativas en las zonas rurales o corregimientos, y hoy van 750 hectáreas restauradas. Sin embargo, aunque la siembra de árboles o restauración ecológica es una forma de recuperar los bosques, el monitoreo a largo plazo suele ser escaso, por lo que no se sabe qué factores están tras el éxito o el fracaso de estas iniciativas”, explica la investigadora Marina Piquer Doblas, magíster en Bosques y Conservación Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
Por eso ella estudió si efectivamente estas zonas reforestadas en el Valle de Aburrá se están convirtiendo en ecosistemas de bosque andino, sobre todo con base en el crecimiento espontáneo de especies distintas a las plantadas artificialmente. “Para eso evaluamos 22 parcelas, enfocándonos en los árboles de más de 80 cm de altura y que no tenían placa de identificación”, agrega.
Buenas noticias y claves para el futuro
LEl crecimiento de otros individuos se conoce como “reclutamiento”, ya que el mismo bosque, con sus dinámicas, se encarga de promoverlos. “Hicimos una caracterización de estos nuevos árboles teniendo en cuenta su altura, diámetro, si eran nativos, cuáles eran los más abundantes, cuál era la condición del suelo, etc., todo ello tomando muestras y fotografías”, cuenta la investigadora Piquer.
Así mismo registró la cobertura del dosel, es decir cómo las copas de los árboles más altos dejan pasar la luz del sol, y así evaluar la competencia a la que se estaban enfrentando los árboles en crecimiento. “Aunque en todos los predios se habían hecho las mismas actividades de reforestación, vimos que unos tenían más éxito que otros, por lo que hicimos correlaciones entre distintos factores”, comenta la investigadora.
En el estudio se registraron 1.903 individuos reclutados, el 81 % de los cuales fueron especies distintas a las sembradas en el proyecto anterior, y los géneros más abundantes son: Miconia, Palicourea, Myrsine y Verbesina.
“Se trata especialmente de árboles pioneros, es decir que crecen muy rápido, pueden competir con el pasto y no necesitan de condiciones muy especiales como la sombra. Después de ellos pueden llegar otras especies, e incluso fauna más específica”, comenta.
El equipo de trabajo constató que la vegetación reclutada proviene de semillas dispersadas por animales, como algunas aves y murciélagos, que tienen pocas restricciones para desplazarse en entornos urbanizados o poco favorables. “Con respecto a las condiciones más favorables, vimos que las parcelas más pendientes tienden a albergar mayor densidad de individuos, pues sus suelos presentaban un porcentaje de arcilla más alto, lo que los hace más fértiles”.
Así mismo, la magíster constató que la cobertura del dosel también tiene un efecto positivo sobre la riqueza y la diversidad, por lo que recomienda plantar especies pioneras como el arboloco (Montanoa quadrangularis), que ayudaría a dar más sombra. “También identificamos que cuanto más bosque había alrededor de las parcelas, más densidad de reclutamiento obteníamos, probablemente porque los animales se mueven más cómodamente y dispersan más semillas”.
Estos hallazgos, además de ser alentadores, permitirían elaborar planes de reforestación más efectivos considerando el uso anterior del suelo, por ejemplo en los que antes se hizo ganadería extensiva, que necesitan tratamientos especiales para regenerarse. En la investigación se determinó que los suelos que tuvieron pastos mejorados tienen una menor densidad de reclutamiento que las que tuvieron pastos nativos o cultivos de pan coger.
“Además, esta investigación abre la frontera del conocimiento que se ha cerrado a los estudios del Trópico, dejando relegados los ecosistemas de alta montaña, que en Colombia son fundamentales porque es donde se concentra la población y buena parte de la deforestación”, concluye.
Este estudio fue dirigido y co-dirigido respectivamente por los profesores Luis Fernando Osorio Vélez y Guillermo Antonio Correa Londoño, del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín.