Fuente: Agencia de Noticias – UNAL.
Según los informes de la Agencia Internacional de la Energía, para 2019 las energías renovables representaron el 23,2 % de la generación eléctrica mundial, mientras que la energía generada con carbono, fue del 37,8 %.
Así, la bioenergía es la cuarta fuente de energía más importante en el mundo, después del petróleo, el carbón y el gas natural. En el caso de América Latina, en 2020 se generaron 85.014 GWh de bioenergía, lo que la convierte en la segunda fuente energética más importante del continente, después del petróleo.
En el caso de Colombia, la producción de cultivos a gran escala genera un flujo constante de biomasa que podría ser aprovechada para la producción de energía. Por ejemplo, en 2019, la actividad agrícola total del país fue de 63,2 millones de toneladas, que se dividió así: caña de azúcar, 23 millones de toneladas; caña panelera, 11 millones de toneladas; racimos de frutos de palma aceitera, 6,6 millones de toneladas; plátano, 4,1 millones de toneladas; plátanos, 2,1 millones de toneladas; y arroz, 1,9 millones de toneladas, entre otros cultivos.
El potencial bioenergético de Colombia, se estima en entre 400–750 pentajulios (PJ) por año. Este se ha calculado utilizando los cultivos más grandes, los desechos animales, los residuos forestales y los residuos urbanos como las principales fuentes de biomasa considerando la cogeneración y la biodigestión como las tecnologías de transformación”.
El estudio adelantado por los grupos de investigación en Poscosecha de Productos Agrícolas del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá y Procesos Químicos Industriales de la Universidad de Antioquia, calculó el potencial energético de residuos agrícolas disponibles en el país para generar electricidad, mediante procesos termoquímicos de gasificación, residuos que usualmente no cuentan con una adecuada disposición o aprovechamiento.
El camino
Los investigadores hicieron una revisión bibliográfica muy detallada para reconocer los procesos de aprovechamiento energético aplicados a diferentes biomasas en el país, se tomaron datos oficiales de producción de algunos procesos agrícolas y estadísticas directas de varios gremios, para posteriormente priorizar las biomasas empleando criterios técnicos, ambientales y sociales.
Las biomasas priorizadas pertenecieron a los sectores agroindustriales de la palma de aceite, la caña de azúcar, caña panelera, café, banano, reforestación para aprovechamiento de madera y adicionalmente las podas municipales.
“Se realizaron visitas técnicas a las cadenas agroindustriales que generaban las biomasas priorizadas para validar los datos encontrados en la literatura e identificar los aspectos logísticos de primera mano que permitieran confirmar la disponibilidad del material, sus características y la posibilidad de implementar la gasificación como un proceso de transformación termoquímica en empresas representativas de estos sectores”, explica el investigador Andrés Montaña de la UNAL.
Los resultados de este estudio muestran que el potencial energético calculado para las biomasas colombianas podría satisfacer gran parte de la demanda eléctrica del país mediante el uso de biomasas como troncos de palma aceitera, frondas de palma aceitera, madera de café y aulagas, que muchas veces son recursos subvaluados.
En el estudio participaron, Claudia Patricia Pérez-Rodríguez, profesora de la UNAL, y los investigadores Carmen Sofía Duarte González, Andrés Montaña y Catalina García Marroquín, del grupo de investigación Poscosecha de Productos Agrícolas del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola, de la UNAL Sede Bogotá, y Luis Alberto Ríos, del grupo de investigación de Procesos Químicos Industriales de la Universidad de Antioquia.