Foto: entreojos.co

Un acuífero de 2.214 millones de metros cúbicos es la esperanza para la zona centro de Boyacá

La escasez y la contaminación de sus fuentes hídricas son los retos a los que se enfrentan autoridades sanitarias y ambientales. 

Un informe revelado por Corpoboyacá señala que en la zona central del departamento hay una reserva subterránea de agua estimada en 2.214 millones de metros cúbicos que fue bautizada como el acuífero de Tunja.

Luego de un estudio adelantado por la entidad para identificar fuentes alternas de abastecimiento, se concluyó que bajo el subsuelo de la zona central se localiza un sistema de acuífero que gracias a su potencial, 2.214 millones de metros cúbicos de agua, podría ser la salvación de la región frente a situaciones de escasez

La indagación condujo a establecer además que la recarga anual del acuífero de Tunja está por el orden de los 51 millones de metros cúbicos de agua y que la demanda actual del líquido alcanza una cifra aproximada a los 5 millones de metros cúbicos.

A través del estudio se pudieron localizar las zonas de recarga y las áreas de protección de este gran depósito con el fin de tomar medidas para protegerlo. Una de ellas tiene que ver con la decisión que deben adoptar los municipios para que tales áreas, las de recarga y protección, sean incluidas en ordenamientos territoriales.

La información obtenida ha servido de insumo para formular acciones de gestión del riesgo encaminadas al diseño de planes de contingencia frente a un eventual desabastecimiento de los municipios que se ubican en el área de influencia del acuífero, entre ellos Samacá, Cucaita, Sora, Motavita, Cómbita, Oicatá, Chivatá, Soracá, Tunja, Sotaquirá y Paipa.

Esta es una de las tareas mencionadas por la autoridad ambiental en el marco de las estrategias que buscan una adecuada gestión del recurso hídrico.

Las cuencas principales

En los 87 municipios que hacen parte de la jurisdicción de Corpoboyacá se tienen definidas 19 cuencas de las cuales tres están priorizadas por razones de los conflictos que las aquejan y de que de ellas depende el 60 por ciento de la población del departamento. Estas cuencas son: la del río Chicamocha, la cuenca media y baja del río Suárez y la del Lago de Tota.   

El río Chicamocha, un reto mayor

La cuenca del río Chicamocha es una de las que mayores problemas advierte. Corpoboyacá reprotó que el 74 % de su territorio presenta un alto en índice de vulnerabilidad, situación que incide en la fragilidad del sistema hídrico para asegurar la oferta del recurso a municipios como Tunja, Soracá, Motavita, Chiquizá , Chivatá, Siachoque, Oicatá, Cómbita, Tuta, Toca, Pesca, Tota, Firavitoba, Iza, Cuítiva, Paipa, Duitama, Tibasosa, Sogamoso, Nobsa, Corrales, Tópaga, Santa Rosa de Viterbo y  Sotaquirá.

La entidad destacó que se han emprendido acciones como el diagnóstico sobre el estado del acuífero de Tunja y las recomendaciones para que los alcaldes de los municipios de la zona central aporten en su preservación.

En materia de calidad del agua, Corpoboyacá reconoce que la cuenca alta del río Chicamocha es la segunda fuente más contaminada del país después del río Bogotá. La entidad señaló que para contrarestar esta realidad se ha apoyado técnica y financieramente el programa de saneamiento de vertimientos (SABER) que ejecuta el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio.

La meta inicial es sanear el 85% de la carga contaminante del río Chicamocha. En ese propósito la Corporación ha invertido 19.736 millones de pesos, recursos destinados a la construcción de interceptores, colectores y plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) en las ciudades de Tunja y Sogamoso.

Hoy están en operación dos de los tres módulos de la PTAR de Tunja, también la PTAR de Paipa está funcionando y la de Sogmaoso está a la espera de ajustes finales y pruebas de carga para que empiece la prestación del servicio.

Corpoboyacá ha cofinanciado asimismo los diseños definitivos de las PTAR de Toca y de Cómbita y la construcción de interceptores en Toca y Soatá y de interceptores y colectores en Duitama. 

A pesar de ese esfuerzo institucional, desde la Corporación lamentaron que los restantes 21 municipios de la cuenca alta no hayan avanzado en ese mismo propósito por tres razones de peso: falta de diseños definitivos de sus sistemas de tratamiento, no se ha incorporado el uso del suelo en sus ordenamientos territoriales y ausencia de recusos para financiar los proyectos de descontaminación.

A estas acciones se suma el ordenamiento de la corriente principal de la cuenca alta y media del río Chicamocha que permitió definir los usos del recurso y los objetivos de calidad, un aporte a la planificación de la descontaminación de este cuerpo de agua. 

Se destaca también el proyecto de definición de la ronda hídrica y de adecuación hidráulica del rio Chicamocha que con una inversión de $4.971.000 millones tiene los siguientes avances:

– Definición de ronda hídrica de los ríos La Vega, Jordán, Tuta y Chicamocha en una longitud de 140 kilómetros.

– Diseño de la sección hidráulica del cauce principal de los ríos La Vega, Jordán, Tuta y Chicamocha.

– Definición de la cota máxima de inundación

– Reglas de operación de los embalses la Playa, La Copa y el lago Sochagota.

El río Suárez y su regulación

En la cuenca media y baja del río Suárez están ubidados la mayoría de municipios que hacen parte de la provincia de Ricaurte: Sutamarchán, Tinjacá, Samacá, Cucaíta, Sáchica, Sora, Santa Sofía y Moniquirá, y el común denominador es el deterioro que se registra en sus cuerpos de agua a causa de los efectos que genera la actividad agropecuaria, principalmente.

Una de las acciones adelantadas para su adecuado manejo fue la la reglamentación del río Cane en conjunto con Parques Nacionales Naturales de Colombia. De esta forma se logró la formalización de 1.120 usuarios de las microcuencas de los ríos Cane, La Cebada y Leyva, y de las microcuenas de las quebradas El Roble y Colorada, Los Canales Españoles y Rosita y sus tributarios, en territorio de los municipios de Arcabuco, Chíquiza, Villa de Leyva y Gachantivá.

En esta zona se adelantó un estudio de aguas subterráneas para el sistema acuífero de Tinjacá que facilitó la construcciión del modelo hidrogeológico, insumo fundamental para definir la construcción del pozo profundo que permitirá abasceter a esta localidad.

En la cuenca del río Suárez se logró igualmente la articulación necesaria entre la Empresa de Servicios Públicos de Boyacá, Corpoboyacá y el municipio de Samacá con el fin de avanzar en el cierre financiero para destinar 8.500 millones de pesos con destino a la construcción de la PTAR del perímetro urbano de Samacá.

Y qué se hace por el lago de Tota

Además de los factores que intervienen en su deterioro como las aguas residuales de Aquitania, el efecto que genera del monocultivo de cebolla, el uso de agroquímicos y la piscicultura, una de las situaciones que más agobian al Lago de Tota es el elevado consumo de agua por parte de los acueductos de Aquitania, Tota, Cuítiva, Sogamoso, Iza, Firavitoba, Nobsa, Corrales y el complejo industrial de Acerías Paz de Río.

La siderúrgica utilizaba aguas del lago para sus procesos industriales, situación que llevó a Corpoboyacá a restringir esta práctica y a promover que se acudiera al uso de  aguas del rio Chicamocha  para  la producción de  hierro. De esta forma se disminuyó la presión que tenía el Lago.

En relación con la piscicultura, la  autoridad ambiental expidió la Resolución 1310 del 13 de abril de 2017 a través de la cual ordenó la implementación de sistemas de colectores para capturar las excretas de las truchas y los residuos de concentrado que aportaban una importante cantidad de materia orgánica al lago e incidían en el crecimiento de la elodea.

Adicionalmente, y con recursos administrados por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) se adelantaron labores de limpìeza de la vegetación que crece sobre el espejo de agua  a tarvés de la adquisición de maquinaria para su extracción, el transporte y la disposición final de esta planta acuática.

A estas tareas se suma la reglamentación de las corrientes del Lago de Tota y la formalización de 238 usuarios de las microcuencas Los Pozos, Hatolaguna, Olarte y Tobal que antes tomaban agua de estas fuentes sin el debido control.

Se reglamentó igualmente la salida de agua a través del Túnel de Cuitiva con lo cual se mejoró la gestión del suministro para seis distritos de riego de Tota, Cuítiva e Iza, ocho  acueductos urbanos y las empresas Acerías Paz Del Rio y Argos.

Este es el panorama del agua en temas como abastecimiento del líquido y descontaminación de las fuentes que ha priorizado Corpoboyacá en su jurisdicción. Los retos para atender la situación del departamento son mayores y precisan del compromiso de otras entidades como los ministerios de Ambiente y Vivienda, la Gobernación de Boyacá y las alcaldías. 

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