Por Germán García Barrera
Los detalles de este debate se remontan a agosto de 2024 cuando la Alcaldía de Sogamoso radicó ante Corpoboyacá un permiso para la tala de 32 palmas situadas sobre los andenes de la carrera 11 entre calles 11 y 15, centro neurálgico de la ciudad.
Su principal argumento es el presunto riesgo que las palmas generan a la integridad de los ciudadanos que se movilizan a pie o en vehículo a lo largo de esta arteria vial.
Los contradictores de la solicitud señalan que la principal razón de la administración del alcalde Mauricio Barón Granados es su interés de promover una intervención urbanística en el sector, y las palmas no harían parte de ese plan de renovación.
Las declaraciones a favor y en contra del deseo del alcalde de Sogamoso de derribar las palmas se expusieron en el marco de la audiencia pública ambiental convocada por Corpoboyacá para este jueves 22 de mayo en el auditorio del Instituto Técnico Gustavo Jiménez, al norte de la ciudad.
El primer turno estuvo a cargo de la ingeniera ambiental y sanitaria, María Camila Acevedo, en representación de la Gerencia de Gestión del Riesgo de Desastres del gobierno local. En 30 minutos la profesional detalló las razones de ese despacho para justificar la solicitud de aprovechamiento forestal radicada ante la autoridad ambiental.
En este punto hay que añadir que producto de una acción popular interpuesta por la Personería local, un juez le ordenó a la administración solicitar a Corpoboyacá el aval para talar las 32 palmas.
La ingeniera Acevedo se refirió a tres informes realizados desde 2020 sobre el estado de estos árboles urbanos, y puntualizó en el más reciente, el del pasado 15 de abril, en el cual se menciona “un riesgo existente”. Lo respaldó con tres consideraciones: el derecho a la vida, la protección del espacio público y la eliminación de barreras para personas con discapacidad.
Este último llama la atención, especialmente por el hecho de que, por solo mencionar el centro de Sogamoso, y no exclusivamente la carrera 11, son numerosos los ejemplos de obstáculos que deben enfrentar personas con limitaciones de movilidad y de tipo visual, y no precisamente por la presencia de árboles. Muchas de estas dificultades están relacionadas con fallas en el control urbanístico a cargo de la Alcaldía.
A estos primeros tres razonamientos la delegada oficial añadió otros: Interferencia de las raíces con redes subterráneas, deterioro de los andenes, sensación de inseguridad, la necesidad del cambio de tuberías y la amenaza por caída de ramas, un asunto que podría atenderse con el mantenimiento del arbolado urbano.
En su exposición la ingeniera María Camila esgrimió el argumento de la variabilidad climática como factor incidente en el eventual riesgo de colapso de las palmas. Este resulta llamativo por las deudas reconocidas en el actual Plan de Desarrollo de Sogamoso al admitir que la ciudad no cuenta con un Plan Integral para la Gestión del Cambio Climático Territorial.
La vocera de la gerencia local del riesgo defendió la solicitud de tala insistiendo en la urgencia de prevenir accidentes y en ese punto invocó el principio de precaución. A esta le sumó las implicaciones sanitarias asociadas al uso de veneno para el control de palomas y roedores, una sustancia potencialmente peligrosa para quienes interactúan con las palmas como los comerciantes y peatones frecuentes. Mencionó igualmente la infestación por parásitos como otro problema de las plantas
La ingeniera de la administración sostuvo que, al ser exóticas, las palmas tienen conflictos de adaptación, una afirmación rebatida por la bióloga Johana Zuluaga, de la Asociación Ixobrychus, quien exhibió como ejemplo el retamo espinoso, invasor de los páramos y peligrosa y exitosamente acondicionado a ese ecosistema.
Frente a las críticas de los veedores ambientales en el sentido de no existir un concepto técnico de expertos sobre el estado de las palmas, la funcionaria lo desvirtuó con sarcasmo, al decir “es cierto, no hay un diagnóstico experto, hay varios” y luego se refirió a una evaluación interinstitucional realizada en conjunto por ingenieros forestales, civiles, sanitarios, industriales y ambientales.
Un tema que llamó la atención de las ONG contrarias la tala de las palmas es la permanente referencia de la Alcaldía a estas como palmas datileras (Phoenix dactylifera). Los colectivos ambientales insisten en clasificarlas como palmas canarias (Phoenix canariensis).
Procuraduría advierte deficiente información

En la audiencia pública ambiental citada por Corpoboyacá estuvo presente la procuradora ambiental de Boyacá, Alicia López Alfonso. La delegada del Ministerio Público hizo ver que el principal planteamiento de la Alcaldía es la “inminencia de un riesgo”. Expuso la inexistencia de un informe fitosanitario sobre el estado de las palmas en relación con enfermedades o el estado de sus raíces.
López Alfonso reveló un documento de la Gerencia de Gestión del Riesgo de Sogamoso fechado el 14 de junio de 2024 e incorporado en el expediente AF AA 00120 – 24 que tramita Corpoboyacá. Allí, según lo describió, se mencionan las 32 palmas, pero no dice nada respecto a afectaciones o enfermedades en su tallo y raíces, en el sistema radicular y destaca el buen estado de su follaje.
“La única observación que encuentro dentro de esa descripción es que las palmas presentan clorosis, y qué es eso, pérdida de color en sus hojas”, explicó Alicia López.
La delegada ambiental de la Procuraduría advirtió que la falta de información clara y oportuna sobre el proyecto, sus impactos, las medidas de manejo y los trámites ambientales pone en riesgo la efectiva participación ciudadana en este tipo de audiencias públicas. Al final también aludió a falencias en el plan de compensación expuesto por la administración local.
No a la tala: ambientalistas

Felipe Velasco, de la Fundación Montecito, una de las oenegés demandantes y solicitantes de la audiencia, inició su intervención invocando el artículo 8º de la Constitución Política de Colombia que habla de la obligación del Estado y de las personas para proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación.
De manera concreta solicitó a Corpoboyacá negar el permiso para la tala de las 32 palmas de la carrera 11 por los siguientes motivos:
– Precisión botánica inexistente. La especie ha sido mal identificada, no se trata de palmas datileras como figura en la solicitud sino de palmas canarias. Este error básico anula el trámite pues no se ha definido correctamente el objeto de la intervención.
– Apreciaciones sin rigor técnico. Los diagnósticos presentados por el municipio carecen de respaldo experto, no fueron elaborados por especialistas en palmas, no se realizaron estudios de estabilización estructural y las conclusiones se basan en observaciones superficiales, no en pruebas objetivas.
– Límite predial indefinido. No se ha demostrado con claridad la propiedad ni la delimitación del terreno donde se ubican las palmas, no existe matrícula inmobiliaria del tramo en cuestión, ni prueba firme de cesión del espacio público lo que impide autorizar intervenciones legales sobre él.
– Mantenimiento ignorado y emergencia forzada. En lugar de ordenar un manejo adecuado como sería la poda, el monitoreo, el manejo de los espacios o labores preventivas, se ha invocado una supuesta emergencia sin un dictamen técnico externo, ni evidencia del riesgo inminente. Esto distorsiona el procedimiento y omite alternativas no destructivas.
– Un aporte ecológico y paisajístico irremplazable. Las palmas representan el principal corredor verde de este sector de Sogamoso. Su porte, longevidad y función ambiental las hacen parte el patrimonio natural urbano. Talarlas sería una pérdida irremplazable, especialmente sin una causa legítima y probada.
Johana Zuluaga, de la Asociación Ornitológica de Boyacá-Ixobrychus, añadió que a la falta de un experto en palmas, en el diagnóstico de la Alcaldía extrañó el concepto de un biólogo, habló de la inconveniencia del uso de veneno por su impacto en las aves y volvió sobre la falta de mantenimiento de las palmas.
Respecto a las aves que interactúan con la especie del debate, además de las palomas, el Colectivo ‘Las palmas hablan’, creado en su defensa, citó a la Tángara (Stilpnia vitriolina), al Copetón (Zonotrichia capenis), a la Mirla gris o sinsonte (Mimus gilvus), a la Mirla negra (Turdus fuscater), y al Sirirí (Tyrannus Melancholicus) como habitantes o visitantes, en algunos casos tienen allí sus nidos, en otros aprovechan sus frutos o se resguardan del sol, o simplemente se encuentran allí para ‘parchar’ con sus congéneres.
Liliana Valvuena, de la Fundación Chiboi, acopió varias reflexiones sobre la relación de las palmas con la especie humana: “son mis mejores vecinas”. En referencia a su importancia en el ecosistema urbano comentó: “Quitar una parte del sistema lo debilita todo”. También habló de su aporte al diálogo citadino: “son espacios sociales alrededor de la vida”.
Al final de su participación en la audiencia pública ambiental propuso constituir un eje verde a partir del material existente y ser creativos para adecuar espacios públicos en los cuales se conserve la vida.
Al cierre es oportuno hacer una referencia especial al blog ‘Las palmas hablan’, creado por la Fundación Montecito para divulgar todos los contenidos asociados a la campaña en su defensa. Es un interesante recurso de comunicación con contexto, enlaces y documentos que respaldan la iniciativa.