* Con información de TNC
Paz de Ariporo, el municipio de mayor extensión de Casanare y uno de los más grandes de Colombia, con 13.800 kilómetros cuadrados, y caracterizado por el potencial de su economía agrícola y ganadera, es escenario de la implementación de la Carta del paisaje agropecuario en el marco del proyecto Acelerating Impact Found- AIF Orinoquia.
La Paz, como coloquialmente se le denomina a esta población, dista de Yopal, la capital del departamento, 90 kilómetros, y tiene una población estimada de 35 mil habitantes. Es la tercera más habitada después de Yopal y Aguazul.
El objetivo de la carta del paisaje ganadero agropecuario es evitar la conversión de ecosistemas naturales terrestres y de agua dulce en riesgo de ser intervenidos a través de políticas de planificación del uso del suelo y del agua en el sector agrícola, y en la mejora de prácticas productivas sostenibles y de regulación del mercado, todo encaminado a encontrar diferentes soluciones para la conservación y el manejo sostenible de sabanas naturales de la Orinoquia.
Para el caso específico de Paz de Ariporo, la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) formuló la Carta del Paisaje Ganadero de Sabana Inundable, ligada al proyecto Biocarbono, y soporte para gestionar la declaratoria de un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) acreditado por la FAO.
La Carta del paisaje agropecuario, explica The Nature Conservancy, se concibe como un instrumento voluntario de acuerdos entre actores locales que busca facilitar actuaciones, al interior del territorio rural, para gestionar paisajes agropecuarios, en el ámbito municipal o distrital, con una proyección de largo plazo (más de 10 años).
A partir de las condiciones del paisaje agropecuario, permite generar una hoja de ruta para protegerlo, promover su uso sostenible y, de esa manera e impulsar el desarrollo local.
El territorio
El Paisaje Icónico de la Orinoquia posee la mayor extensión de sabanas y humedales naturales de Colombia (48%), equivale al 30% del territorio nacional en donde convergen ecosistemas andinos y amazónicos; ofrece abundantes recursos para los sectores productivos agropecuarios, forestal comercial y minero-energético y cuenta con un total de 1.8 millones de habitantes.
La región cuenta con un área de frontera agrícola de 15.283.367 hectáreas (ha), lo que representa el 58,6% de la región, a 2022 el cultivo de arroz tenía un área sembrada de 300.635 ha, y el cultivo de palma aceite un área sembrada 278.175 ha, lo que puede significar que estos cultivos en el transcurso del tiempo, van a ir aumentando sus áreas para la producción, la cual se debe realizarse con una integración de prácticas sostenibles, en donde los sistemas sean planificados y con estudios técnicos-ambientales, que aseguren la conservación de zonas con valor para conservación y la reducción y mitigación de las emisiones de los gases efecto invernadero.
La transformación de los ecosistemas de la Orinoquia generada por los diferentes sistemas productivos, sumado al impacto del cambio climático afectarán significativamente el bienestar de la población local, el patrimonio cultural, la salud de los ecosistemas y la contribución de la región al desarrollo nacional. Esto hace que sea fundamental reconocer y valorar la capacidad de la naturaleza para brindar beneficios a los ecosistemas, abordar el cambio climático y contribuir al bienestar de la población.
Los diferentes sistemas productivos de la Orinoquia son claves para el desarrollo socioeconómico, por lo tanto, es todo un reto lograr que estos procesos de transformación estén dentro de los límites del funcionamiento normal de los ecosistemas.
El agua es un actor importante por la competencia de su uso para los cultivos como la palma de aceite y el arroz y sistemas pecuarios como la ganadería, entonces se hace necesario una planificación y ordenamiento de la frontera agrícola que asegure unos mínimos impactos que generen cambios irreparables a los ecosistemas.
Sumado a esto, la Orinoquía se ha centrado en estrategias diversificadas, incluidas numerosas áreas protegidas y la creciente participación de la sociedad civil a través de reservas privadas. La gobernanza privada, en colaboración con iniciativas como el Pacto de Orinoquía, desempeña un papel fundamental para la conservación de paisajes únicos y fomentar prácticas sostenibles entre los actores locales.
Sobre TNC
The Nature Conservancy es una organización de alcance global dedicada a la protección de la naturaleza con presencia en 79 países y con sede principal en Arlington, Virginia, Estados Unidos.
En su perfil institucional describe que comenzó cuando científicos destacados, ciudadanos comprometidos y líderes dedicados se unieron con una visión compartida para proteger y cuidar la naturaleza.
“Hoy en día, mientras afrontamos los retos ambientales más complejos de nuestras vidas, nuestro diverso equipo, socios y aliados tienen un impacto para la conservación en más de 70 países y territorios”, se indica en su sitio web nature.org.
Su presencia en América Latina se concentra principalmente en Argentina, Bélice, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú, países en los cuales trabajan con comunidades locales para emprender nuevas formas de relacionamiento con el suelo, el bosque, el agua.
“Guiados por la ciencia, creamos soluciones innovadoras, prácticas y comprobadas en terreno, para enfrentar los desafíos más apremiantes de nuestro mundo”, indica TNC..