Foto: Instituto Humboldt
Brigitte Baptiste, directora del Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt

“El deterioro ambiental en los páramos es cada vez más evidente y drástico”

Brigitte Baptiste, directora del Humboldt, dijo que entiende las críticas a la delimitación. Reiteró que es un paso necesario para su protección.

Baptiste dirige el Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt, entidad responsable de definir la línea que determinó qué era y qué no era páramo, y que permitió al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible avanzar en la delimitación de 36 de los 37 páramos en Colombia.

El único que no pudo ser delimitado fue el páramo de Pisba. A la intención del gobierno nacional se le atravesó una decisión del Tribunal Administrativo de Boyacá que le ordenó a la cartera de Ambiente consultar a las comunidades antes de expedir la correspondiente resolución de delimitación.

Las asociaciones de campesinos y los mineros aseguran que el Instituto Humboldt no los tuvo en cuenta y que la delimitación definida afecta sus intereses económicos y los expone al riesgo del destierro.

“Los entiendo y acepto de manera grata las críticas, aunque no comparto su visión del tema. Nosotros somos un instituto de investigación y pongo a disposición su capacidad para seguir avanzando en el manejo y la gestión de los páramos, respetando los derechos de todos los actores, sostuvo Baptiste y agregó: “me cuesta trabajo pensar que desarrollar cartografía e instrumentos de planificación de manera transparente constituya una amenaza para ninguna comunidad”.

La directora del Instituto Humboldt pidió a la comunidad entender el alcance de su labor. Describió que su rol es apoyar a los gobiernos a través de la producción de insumos técnicos para la toma de decisiones. Describió que esos insumos técnicos, que son los mapas que elaboran sus expertos, contienen información robusta y firme que no busca responder a intereses particulares de ningún sector y que su prioridad es identificar las áreas que corresponden al ecosistema de páramo.

En el diseño de la línea de referencia entendemos que no le dimos gusto a nadie, ni siquiera a los ministros, utilizamos la mayor calidad de información que tuvimos a nuestra disposición y comprendemos que haya mucha gente que se sienta afectada negativamente por el ejercicio”, puntualizó Brigitte Baptiste.

Minería o agricultura: cuál deteriora más

Imagen: Greenpeace Colombia

Sobre el real estado del páramo de Pisba y la asignación de responsabilidades por su deterioro, Baptiste advirtió que es evidente el menoscabo del ecosistema.

“Hay malas prácticas en todas partes como la quema del páramo para producir pastos, el sobrepastoreo de ganado y los cultivos que aún en pequeña escala generan un deterioro importante y en eso no hay una mala intención. La gente hace lo que puede para sobrevivir”, sostuvo la directora del Humboldt.

Sobre la minería señaló que esta causa un impacto más local “actúa como un efecto de acupuntura” y a esto se agrega la construcción de infraestructura minera además de la presión que provoca la producción de alimentos para sus trabajadores sumado a la presencia de personas en una región que no está en capacidad de soportarlas.

El deterioro ambiental es un problema de sinergias negativas que deberían convertirse con un buen ejercicio de planeación en uno de sinergias positivas: minería responsable invirtiendo en restauración, en sistemas productivos sostenibles. Hay que volver eso un circulo virtuoso a partir de lo que tenemos hoy en día”, concluyó la investigadora.

Apoyo a la concertación

Sobre el proceso de diálogo propiciado por el ministro de Ambiente, Ricardo José Lozano, para avanzar hacia la delimitación del páramo de Pisba, Brigitte Baptiste se declaró contenta al considerar que se trata de un espacio que se abre para reanudar conversaciones sobre “el manejo de una región muy compleja y a la vez muy importante para toda la regulación hídrica tanto de Boyacá como de Casanare”.

Baptiste percibió un enfrentamiento interno entre quienes trabajan en temas mineros y aquellos que lo hacen desde lo agropecuario, también se refirió a que algunas personas laboran paralelamente en los dos sectores. Reflexionó sobre el hecho de que en este momento particular de la historia la minería del carbón es un buen chivo expiatorio para acusarla de todos los males, especialmente en época de campañas, y añadió que los derechos de los campesinos también hacen parte de la discusión.

Estimó que la clave está en que todos los actores responsables puedan sentarse a evaluar el ordenamiento territorial de la región y a partir de allí definir acciones de conservación y de implementación de sistemas productivos sostenibles.

Sobre la concertación propuesta por el Ministerio para el caso de Pisba y que ya tiene avances en Santurbán (Santander), la representante del Instituto Humboldt insistió en que es necesario entender cuál es su alcance. “Queremos saber qué significa para la comunidad concertar la delimitación, si eso implica modificar el acto normativo y cuál sería el criterio para hacerlo, si es para darle gusto a todo el mundo o si es para proteger el páramo realmente y respetar los derechos adquiridos. Queremos entender muy bien que entiende la gente y las instituciones por concertación de un área de manejo”.

Al final apuntó que la delimitación permitirá intervenir de una manera más ágil en el territorio para su preservación y que en ese propósito se debe vincular activamente a las comunidades. “Se debe aprovechar todo el potencial y el conocimiento de los habitantes locales para hacer una gestión distinta y más sostenible del páramo”. 

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