El panorama en materia de residuos sólidos no es alentador. El departamento, con 123 municipios, solo dispone de tres rellenos sanitarios: el de Pirgua, en Tunja; el de Terrazas del Porvenir, en Sogamoso; y el de Carapacho en Chiquinquirá.
A esto se suman los reparos de los organismos de control y de expertos al diseño e implementación de los planes de gestión integral de residuos sólidos (Pgirs).
Dichas observaciones están asociadas a su deficiente formulación y al incumplimiento de las alcaldías y empresas de servicios públicos para poner en marcha actividades efectivas de clasificación en la fuente, recuperación, fortalecimiento de las asociaciones de recuperadores de oficio y vigilancia a las empresas dedicadas a labores de clasificación y aprovechamiento.
Tanto Corpoboyacá como Corpochivor registraron en sus planes de acción que los Pgirs de las jurisdicciones a su cargo “no se ciñen a la nueva metodología establecida por la Resolución 754 de 2014”, por esta razón la Procuraduría Regional de Boyacá les dio plazo a las Alcaldías hasta noviembre de 2019 para ajustarlos a la norma, en especial en temas como la armonización con los ordenamientos territoriales y el fortalecimiento de las asociaciones locales de recuperadores de oficio.
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Como se aprecia en la gráfica, el relleno de Pirgua, en Tunja, recibe desechos de 59 municipios de Boyacá, Santander y Cundinamarca, y de acuerdo con lo consignado en el Plan de Desarrollo de Boyacá actualmente se ejecuta la construcción de una nueva celda que aumentará en 15 años su vida útil.
El caso de Sogamoso es el más preocupante. Pedro Barrera, el gerente de la Compañía de Servicios Públicos de la ciudad, dijo ante el Consejo Municipal que la capacitad del relleno Terrazas del Porvenir llegaría a su punto máximo en febrero de 2022.
Frente a esta realidad, el reto de la Gobernación, de los municipios y de las autoridades ambientales es concretar, por fin, los proyectos para reducir el volumen de residuos que llegan a los rellenos y de adecuación de sitios de disposición regionales por provincia que permitan reducir la presión sobre las ciudades de Tunja y Sogamoso.
Según datos de la Gobernación, del total de desperdicios que llegan a los rellenos sanitarios el 16 por ciento corresponde a plástico, elemento que podría ser aprovechado y sometido a un proceso de reciclaje.
Una situación similar ocurre con los residuos orgánicos. Fabio Guerrero Amaya, Secretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Boyacá, estima que de las 164 mil toneladas anuales de desperdicios generados en el departamento, el 60 % corresponde a residuos orgánicos que podrían transformarse en abono, y aportar significativamente a la producción agrícola del departamento.
La administración regional prevé que a 2023 se hayan logrado recuperar 300 toneladas de residuos sólidos a través de campañas de producción limpia, disminución del consumo, separación en la fuente, educación ambiental, recolección de residuos posconsumo y manejo de residuos orgánicos.
En el gobierno de ex mandatario Carlos Amaya Rodríguez se recolectaron 32 toneladas de plástico y elementos electrónicos a través de la campaña ‘Más fibra, menos plástico’ adelantada en 24 municipios. A cambio la Gobernación entregó 16.000 canastos de chin laborados por artesanas de Tenza y Sutatenza.
Alternativas proyectadas
En el Plan de Acción de Corpoboyacá se explica que de los 87 municipios a su cargo 83 disponen las basuras en los rellenos de Sogamoso y Tunja, algunos lo hacen en celdas transitorias en proceso de cierre, y cuatro los llevan a La Dorada (Caldas) y a San Gil (Santander).
Desde Corpoboyacá se hizo referencia a la propuesta que se trabaja en conjunto con la Empresa de Servicios Públicos de Boyacá y los municipios para conformar siete esquemas regionales asociativos para el manejo y disposición final de residuos sólidos. Esta alternativa permitiría distribuir la disposición de desechos en varias provincias como se aprecia en la siguiente tabla:
Qué propone el gobernador
El Plan de Desarrollo de Boyacá ‘Pacto Social por Boyacá: Tierra que sigue avanzando’ – 2020-2023, contiene un programa denominado ‘Residuos Sólidos y Economía Circular’ a través del cual pretende “mejorar la gestión integral de residuos sólidos con el fin de minimizar su impacto negativo, incrementando la participación de los municipios en las estrategias manejo y disposición de los residuos sólidos”.
Los indicadores y las metas son las siguientes:
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Un plan con debilidades
Jorge Parra, experto en manejo y sostenibilidad ambiental.
La administración del gobernador Ramiro Barragán Adame no es muy ambiciosa en los proyectos orientados a atender integralmente el reto que conlleva el manejo de los residuos sólidos. Así lo consideró Jorge Parra, especialista en ingeniería ambiental y maestrante en manejo y sostenibilidad ambiental.
Parra evaluó el alcance del Programa de Residuos Sólidos y Economía Circular, y respecto al indicador de municipios asesorados con la estrategia de reducción de plástico, sostuvo que su meta es poco efectiva si se tiene en cuenta que lo máximo que la Gobernación puede hacer es sugerirles a los municipios reducir la contratación de elementos y artículos elaborados en este material, a través de un acto administrativo de orden local.
En cuanto a las campañas de recolección de residuos posconsumo, recordó que esta es una actividad realizada anualmente a partir de la alianza entre Corpoboyacá y la ANDI, con la participación de la Gobernación. Su desarrollo no innova ni precisa de grandes inversiones. Igual observación hizo el experto sobre las jornadas de recolección de residuos de agroquímicos.
El Plan de Desarrollo de la Gobernación menciona tres proyectos para el manejo de los residuos orgánicos. Jorge Parra considera que el mismo “no se visualiza ligado a la prestación del servicio público de aseo y sobre un esquema de economía de escala”, en consecuencia, estima que “no es práctico” y que para lograr su efectividad es preciso conocer las dinámicas de mercado y comercialización de los subproductos obtenidos de este tipo de alternativas.
A Parra le sorprendió que el documento guía de la gestión departamental incorpore un Plan Integral de Residuos Sólidos para Boyacá, lo consideró innecesario y recomendó enfocar los esfuerzos hacia el diseño de los esquemas operativos regionales que coordine y armonice los Pgirs municipales para minimizar la generación de desechos y optimizar el grave problema que se tiene frente a la disposición final de los mismos.
En relación con el indicador asociado al estudio de alternativas para el tratamiento de residuos sólidos, el especialista explicó que estas aún no han sido definidas por el Ministerio de Vivienda y su ausencia es un vacío que contiene el Decreto 1784 de 2017.
“Una meta difícil de cumplir y formulada bajo el desconocimiento del contexto del departamento es la de prever la ampliación de rellenos sanitarios o la implementación de nuevos, dada las dificultades generadas por la falsa tradición de predios y incompatibilidad de uso del suelo para este fin”, sostuvo Parra.
Sobre las estrategias para el manejo y la disposición de desechos de pacientes con COVID 19 que se encuentran en sus hogares, Parra aseguró que su manejo debe realizarse a través de medidas de desinfección química en los sitios de generación pues su gestión se debe realizar como residuos ordinarios y no como peligrosos.
“En conclusión, no se entiende como el Programa 68 del Plan de Desarrollo Departamental se denomina Residuos Sólidos y Economía Circular, si tal concepto no fue incluido a través de acción, o estrategia alguna que realmente incentive tal posibilidad, en términos generales”, agregó que “el diagnóstico descrito en este componente tiene imprecisiones y las metas o indicadores de producto no vislumbran ningún cambio o efecto positivo sobre el actual panorama que tiene el departamento en la gestión integral de residuos sólidos ordinarios, especiales y peligrosos”