Por Mag. Reinel González Quiroga – Colectivo Ambiental Por Fúquene todos en Acción
El Plan de desarrollo departamental denominado ‘Pacto social por Boyacá: Tierra que sigue avanzando’, que lidera el actual gobernador Ramiro Barragán Adame, propuso atención oportuna a la crisis climática con la finalidad de preparar al departamento y su territorio frente al Cambio Climático, planteando acciones que apostaran por el desarrollo sostenible como principio transversal del plan, y protegiendo los ecosistemas naturales y su biodiversidad como axioma de la gestión de su gobierno
Este plan avanza en nuestro concepto “a paso lento” frente a la magnitud de los nuevos escenarios climáticos que plantea el IDEAM en el corto y mediano plazo; escenarios que vislumbran incrementos de la temperatura, alteración del régimen de lluvias (inundaciones – sequías), afectación en los suelos y disminución en la oferta del recurso hídrico, así como deterioro del estado de las cuencas en nuestro departamento.
Desde el Colectivo Ambiental ‘Por Fúquene todos en Acción’ creemos que el estado de deterioro de muchos de los ecosistemas clave evidencian la falta de contundencia de la política ambiental departamental en la protección y restauración de estos, que son base fundamental para el desarrollo sostenible.
Si hacemos un recorrido iniciando por nuestros páramos, advertimos la ineficacia en su protección para prevenir, monitorear y actuar de manera contundente y oportuna, para realmente evitar que ni un metro más de frailejones se destruya en nuestro departamento (que se precia de tener la mitad de los páramos del mundo) ya sea por acción del fuego o por intervención humana.
Si continuamos por los ríos, humedales y lagunas, vemos que muchos de estos tienen reducción de oferta hídrica, que alteran su caudal de manera directa con el régimen de lluvias y que a mediano y largo plazo no conservan este recurso, debido al deterioro del ecosistema y especialmente a la destrucción de los árboles nativos e incipientes programas de reforestación; por el contrario la gran mayoría de los municipios demandan cada vez mayor cantidad de agua potable (Chiquinquirá, emergencia por desabastecimiento de agua 2017), para precisamente tener un desarrollo de sus comunidades en el aspecto social.
También se ha descuidado el aspecto cultural en el cual la escuela puede incidir a través de acciones pedagógicas con los niños y los jóvenes para fortalecer la cultura ambiental responsable en el manejo adecuado del recurso hídrico.
Sumado a ello, desafortunadamente poco se ha avanzado en programas contundentes para construir las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), para frenar la contaminación de nuestros ríos y lagunas que reciben toneladas de aguas negras y sedimentos, reduciendo la calidad del recurso hídrico que requerirán otras comunidades aguas abajo.
Además, muchos municipios de nuestro departamento no cuentan con redes modernas de conducción de agua potable, las pérdidas de estas superan el 52 % (en el caso de Chiquinquirá), y la dirigencia departamental y local ha sido ineficaz en la búsqueda de soluciones prontas y efectivas. En este aspecto Boyacá no Avanza de manera satisfactoria.
También en nuestro departamento existe la amenaza de la gran minería como lo ha denunciado la Red de Pueblos Hermanos del Alto Ricaurte, actividad que si se lleva a cabo conducirá a la destrucción de la vocación agrícola, ganadera, turística, arqueológica y paleontológica de esta región del departamento, conduciendo a la destrucción de nuestro valioso Patrimonio Cultural, Natural y Paisajístico. En este aspecto no se tiene clara la posición de la Gobernación en concepto de expertos.
Sumado a ello persiste en nuestras comunidades desconocimiento de la Política Ambiental Departamental, no se hace efectiva en el territorio, no transforma, no incide para fortalecer la cultura ambiental en la población y se evidencia desarticulación entre las autoridades departamentales, ambientales y locales.
La implementación de la Resolución 2184 de 2019 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, para la separación de residuos en la fuente, no se aplica en muchos de nuestros municipios, por lo cual los rellenos sanitarios están colapsados afectando de manera directa e indirecta el suelo, las fuentes hídricas y la calidad del aire; además no se han articulado de manera efectiva las comunidades educativas para fortalecer la cultura ambiental responsable en el manejo adecuado de los residuos sólidos, a pesar de que los niños han insistido ante las autoridades departamentales en múltiples foros para que se articule la escuela como eje dinamizador de procesos ambientales y sean ellas epicentros de “viveros de vida” y fortalezcan el aspecto clave de la visión sistémica del ambiente: el aspecto cultural.
En conclusión, consideramos que en materia ambiental la gestión de la actual administración en Boyacá tiene falencias notorias en políticas claras y contundentes que permitan que esté preparada para enfrentar los efectos del Cambio Climático en el corto y mediano plazo, al contrario cada día que pasa aumenta el grado de vulnerabilidad de los ecosistemas y la protección de estos no se evidencia de manera efectiva en nuestro territorio, a pesar de lo expuesto en el Plan de Desarrollo ‘Pacto Social por Boyacá: Tierra que sigue avanzando’.