Foto: Fundación Palmarito
La Fundación Palmarito ha participado del proceso de recuperación del caimán llanero

Proteger la fauna silvestre de la Orinoquia, una tarea que requiere esfuerzo colectivo

Instituciones y comunidades trabajan en programas de conservación y restauración del equilibrio ambiental.

Especies como el venado de cola blanca, el caimán llanero, la tortuga charapa y la nutria gigante hacen parte del grupo de ejemplares en alto grado de vulnerabilidad cobijados desde 2014 por los planes de conservación emprendidos desde el Ministerio de Ambiente, en alianza con la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquia y el Instituto Humboldt. 

Fabián Rincón Duarte, profesional del área de biodiversidad de Corporinoquia, explicó que a partir de la información consolidada en los libros rojos de las especies amenazadas o en peligro de extinción, se determinó aquellas que en la Orinoquía presentaban mayor riesgo frente a fenómenos como la intervención y el deterioro de su hábitat, la contaminación y el cambio climático. 

Rincón señaló que a partir de este análisis, la Corporación, con el apoyo de comunidades en los departamentos de Casanare, Arauca y Vichada, investigó sobre el estado de las especies en riesgo, sus amenazas concretas, la relación de los pobladores con estas y el nivel de afectación del entorno a partir del actuar de los habitantes de las zonas estudiadas. 

A este proceso de conservación se sumó la Gobernación de Casanare y la Fundación Palmarito para dar vida al Centro de Interpretación del Caimán Llanero y de la Tortuga Charapa en el Bioparque Wisirare de Orocué. “Tanto el caimán llanero como la tortuga charapa han tenido una presión muy alta por las comunidades. En el caso del caimán, es muy apetecido por su piel, y en el caso de la tortuga, muy apreciada por la calidad de su carne y sus huevos”, explicó el funcionario. 

El trabajo en el Centro de Interpretación consistió en la recolección de huevos de tortuga y de caimán, el nacimiento de las crías en cautiverio y su posterior liberación en el Bioparque Wisirare de Orocué, en el río Lipa (en Arauca), en las costas del río Meta y en el Parque Nacional Natural Tuparro, en el departamento del Vichada. 

La tortuga charapa es una de las especies conservadas gracias a la alianza entre autoridades ambientales, ONG y comunidad. Foto: Juan Millán/Fundación Palmarito. 

Este trabajo le permitió a la Corporación establecer nuevas cercanías con entidades del orden nacional, universidades y centros de investigación, y avanzar en la puesta en marcha de acuerdos de conservación con las comunidades para preservar la vida de otras especies como el venado de cola blanca, la nutria gigante, la danta y el oso de anteojos, especialmente en áreas de bosque alto andino de Cundinamarca y Boyacá compartidas con la CAR y Corpoboyacá. 

Sobre la danta, Fabián Rincón destacó su condición de especie icónica de la Orinoquia y su aporte como dispersor de semillas y regenerador del bosque, de ahí la importancia del apoyo brindado por el Ministerio de Ambiente y de la alianza con los pobladores rurales para la restauración de los corredores ecológicos. A la fecha se han suscrito 45 acuerdos de conservación en una extensión de 80 mil hectáreas de los departamentos de Arauca, Casanare y Vichada. 

Proyectos similares se han adelantado a favor de otras especies como el delfín rosado y el manatí y estos han incluido estrategias de educación ambiental dirigidas a grupos de campesinos e indígenas de Arauca y Vichada, especialmente. En 2018 se formularon planes de preservación del puma, del oso hormiguero y del oso palmero.

En este empeño de cuidar la fauna han participado activamente las fundaciones Orinoquia Biodiversa, La Palmita, Cunaguaro y Palmarito, además de WWF y WCS, en alianza estratégica con Ecopetrol y Equión.  

En cuanto al cuidado de la flora, desde Corporinoquia se reportó el accionar dirigido a conservar y restaurar áreas de presencia del cedro rosado y del cedro espino a partir de un estudio de caracterización en el piedemonte casanareño. “Se trata de especies muy diezmadas por el sector de transformación de las maderas”, sostuvo Fabián Rincón. 

Mencionó los esfuerzos para el repoblamiento de estos árboles los cuales incluyeron la implementación de sistemas agroforestales dirigidos a propiciar la convivencia armónica entre comunidad y vegetación. Esta actividad se desarrolló en municipios como Monterrey, Tauramena, Aguazul, Yopal, Nunchía, Pore y Paz de Ariporo.

El reporte a la fecha es el incremento en 2.200 hectáreas a partir de sistemas agroforestales, un balance que favorece también a la fauna de la zona. Estos planes de restauración natural han incluido al congrio, árbol muy apreciado por la calidad de su madera.

Sobre el estado de los primates de la Orinoquia, Fabián Rincón dijo que las indagaciones respecto a su situación están siendo adelantadas por la Universidad Nacional y el Instituto Humboldt. 

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