Hernando García, director del Instituto Humboldt. Imagen: archivo institucional.

Un país de páramos que necesita ser escuchado

Hernando García, director del Instituto Humboldt, reflexionó sobre los procesos colectivos de conservación.

García, biólogo y responsable de liderar uno de los centros de investigación en biodiversidad más importantes del país, dialogó con entreojos.co sobre la responsabilidad del Estado, la sociedad y el empresariado para preservar el agua y la vida.

El directivo subrayó la importancia de reconocer al habitante del páramo y de la alta montaña como actor clave en ese marco de responsabilidad.

“Son voces que demuestran que en Colombia es posible vivir en el páramo, es posible tener sistemas de producción que protegen la vida y el agua”, subrayó García. Esa gobernanza, dice, no se da desde la distancia, sino “viviendo en el páramo, produciendo en el páramo para darle de comer a sus hijos, para educar a su gente”.

El director del Humboldt insistió en que Colombia debe reconocerse como un país de páramos, más allá de los conflictos que concentran la atención mediática y política.

Además de Boyacá, recordó, hay páramos en Nariño y el Macizo Colombiano con gobernanza indígena, y otros en la Cordillera Central bajo la responsabilidad directa de comunidades campesinas.

“Hay muchas historias que contarle al país que demuestran que se puede vivir en el páramo, que los campesinos y los indígenas no están siendo expulsados del páramo”, afirmó.

Cuando el conocimiento conversa

Una de las claves del Encuentro de Actores de Páramo y Alta Montaña, realizado en Tunja la última semana de noviembre, fue el reconocimiento mutuo entre comunidades y entidades del Estado en torno a sus saberes. Para García, lo que ocurrió en la Casa Humboldt fue, ante todo, “un espacio de diálogo de saberes”.

“Nos estamos acercando diferentes actores que tenemos un mismo propósito, que es el cuidado del páramo, y nos aproximamos desde diferentes sistemas de conocimiento”, explicó.

En esa trama se conectan saberes indígenas del sur del país, conocimientos campesinos de las cordilleras Oriental y Central, el conocimiento técnico de funcionarios de corporaciones y entidades públicas, el trabajo de organizaciones sociales y el conocimiento científico del Instituto Humboldt y de la academia.

El valor del conocimiento local, subraya, radica en que “reconoce la historia misma del territorio, no solamente su presente”. Desde la ciencia, ese acervo permite “hacer una escalabilidad de esos conocimientos y poder impactar en otros instrumentos que operan a otras escalas”, como planes de manejo, políticas públicas y decisiones judiciales.

La apuesta del Instituto, dijo García, es mostrar “historias de lo posible”: casos concretos en los que la permanencia en el páramo se ha articulado con prácticas productivas compatibles con la conservación, y llevar esas historias a otros escenarios para que inspiren transformaciones más amplias.

El Cocuy en debate y el papel de la ciencia

En este contexto de diálogo, la discusión sobre el futuro del Páramo de la Sierra Nevada del Cocuy estuvo inevitablemente presente. La Federación de Parameros del Nororiente ha exigido al gobierno nacional derogar la Resolución 1405 de 2018, que delimitó el área de páramo, y la Resolución 1275 de 2014, que adoptó la zonificación de la reserva forestal de Ley 2ª de El Cocuy. Ambientalistas y habitantes del territorio temen un retroceso en la protección jurídica de este ecosistema estratégico.

García aclara el rol del Instituto Humboldt en estos procesos: “El Instituto recibió una tarea, a través de una ley, de responder con insumos científicos y técnicos para determinar dónde estaban los páramos en Colombia, y nosotros definimos esos insumos que indican esa franja de transición entre el bosque y el páramo”.

A partir de esa base, la delimitación es “una construcción de decisión política y social que ha liderado el Ministerio de Ambiente”. Esa decisión, recuerda, está amparada por “un soporte jurídico tremendo”, que incluye sentencias de la Corte Constitucional y un marco normativo robusto tanto para la protección del páramo como para garantizar los derechos de las comunidades campesinas a una vida digna y sostenible en la alta montaña.

Sobre las pretensiones de derogar estas normas, García señaló que “la discusión está abierta” y que será el Ministerio quien deberá conducirla, acompañado por los soportes jurídicos del Estado. El Instituto Humboldt, desde su rol, está dispuesto a seguir aportando conocimiento técnico y científico cuando le sea solicitado.

La ley no ordena sacar a los campesinos del páramo

Uno de los puntos en los que García fue más enfático tiene que ver con un temor recurrente en las comunidades: que la ley de páramos y las normas de protección sean el preludio de desalojos masivos.

“La ley de páramos y muchos otros instrumentos buscan darle un ordenamiento ambiental al territorio”, respondió. Ese ordenamiento tiene un objetivo claro: proteger el agua que abastece no solo a quienes viven en la alta montaña, sino a miles de personas que habitan en los valles y las ciudades.

García recurre a una frase sencilla, pero contundente, que escuchó de una lideresa paramera: “El agua en los ríos no sube, el agua siempre baja”.

La imagen resume la responsabilidad que tiene el país con los páramos como nacederos y distribuidores del agua que llega a acueductos urbanos, distritos de riego y ecosistemas de otras altitudes.

“Es necesario que el cuidado y la protección de los páramos se pueda hacer con la gente que vive en los páramos”, insistió. Si el propósito es proteger el agua y el tejido de vida, “necesitamos esos modos de vida que permiten la protección del agua y de ese tejido”.

Para el director del Humboldt, en Colombia ya existen numerosas experiencias de modos de vida sostenibles en el páramo.

“Te sorprenderías, hay muchas historias”, aseguró, y agregó que para que esas experiencias se consoliden y se multipliquen es indispensable que se conecten otros actores: instituciones públicas, sector privado, organizaciones sociales y academia.

“Necesitamos que esos modos de vida tengan más visibilidad y más oportunidades también”.

Gracias por leer nuestras historias, gracias por apoyar el periodismo independiente. Tu aporte será muy valioso para seguir investigando y contando historias de conservación.

Compartir:

Publicidad

Contenido Relacionado

Pesebres sin musgo

La extracción de especies nativas para decorar la Navidad es una conducta sancionable.

Gracias por leer nuestras historias, gracias por apoyar el periodismo independiente. Tu aporte será muy valioso para seguir investigando y contando historias de conservación.

También le puede interesar