La búsqueda de alimento es la causa principal de la muerte de vacas, terneros u ovejas en la zona rural del departamento y los responsables no siempre son los pumas, los jaguares o los osos que sobreviven en ecosistemas como páramos o bosques.
De acuerdo con las indagaciones realizadas por Corpoboyacá y la Fundación Panthera, el 80 por ciento de estos episodios, registrados en los municipios de Chita, Jericó, Miraflores, Zetaquira, Aquitania, Arcabuco, Moniquirá, Chiscas y Güicán, fue protagonizado por perros entrenados y hambrientos y no por ejemplares de la fauna silvestre, sin embargo, en la mayoría de los casos los campesinos afectados responsabilizan de sus pérdidas a los grandes felinos.
Claudia Rivera, coordinadora del área de Fauna Silvestre de esta Corporación, explicó que con el apoyo de profesionales de la Fundación Panthera, expertos en la identificación de depredadores, se pudo establecer que los responsables de estos asaltos son perros adiestrados para atacar fauna silvestre que cuando no encuentran alimento irrumpen en fincas vecinas a las de sus propietarios para saciar su apetito con gallinas, ovejas, terneros u otros animales domésticos.
Rivera explicó que durante las visitas técnicas se ha podido evidenciar que las víctimas presentan heridas en extremidades, cola y orejas, en general se trata de laceraciones desordenadas que corresponden a patrones de agresión propios de los perros. Los grandes felinos y el oso andino, que además es vegetariano, tienen unos patrones de ataque diferentes.
La situación preocupa a las autoridades ambientales porque además de perjudicar la economía de las familias campesinas pone en peligro la vida de osos, jaguares y pumas, especies protegidas y en peligro de extinción, a los cuales se responsabiliza en primera instancia.
Cómo actuar
Los animales domésticos son las principales víctimas de los depredadores. Los silvestres y los perros cazadores. Foto: http://www.sierranortedigital.com/
Corpoboyacá y la Fundación Panthera adelantan jornadas de capacitación con funcionarios de las oficinas regionales de la Corporación orientadas a ofrecer una atención oportuna cuando los campesinos reporten este tipo de eventos.
La ruta de respuesta institucional comienza cuando la comunidad informa sobre eventuales conflictos con la fauna. Personal de la entidad programa las visitas para identificar al depredador y cuando se trata de oso, puma o jaguar se instruye a los afectados para prevenir nuevos episodios, siempre advirtiendo que causar la muerte de uno de estos ejemplares es un delito contra los recursos naturales.
Cuando la situación sea crítica y los eventos frecuentes, Corpoboyacá y la Fundación Panthera determinarán priorizar proyectos como el desarrollo de investigaciones locales o el apoyo a procesos productivos sostenibles que les permita a los campesinos convivir armónicamente con estos representantes de la fauna.
Claudia Rivera advirtió que el tema de los perros cazadores es un asunto muy serio que debe ser atendido por autoridades sanitarias departamentales y locales. Recordó que son caninos aleccionados para agredir a los animales del bosque y que por su ferocidad representan una amenaza incluso para las mismas comunidades.