Foto: entreojos.co

Estudiantes de Pauna le hacen frente a la deforestación

La erosión corroe la ribera de la quebrada La Manotera, una de las fuentes de agua de la que se surten los habitantes del casco urbano de Pauna.

Con el paso de los días han visto como el caudal de esta microcuenca ha ido descendiendo al punto de que ya no representa una amenaza para el puente de la CDR que comunica al centro poblado con la vereda de Manote.    

Dumar Lancheros Buitrago tiene 17 años y es estudiante de grado 11 de la Institución Educativa Técnico Nacionalizado del municipio. De sus recuerdos de infancia relata que en época de invierno, cuando subía a visitar a sus abuelos, veía como el agua cubría las imponentes rocas de un poco más de dos metros que hoy se levantan desafiantes sobre el cauce de la Manotera.

Era temeroso ver como el volumen de agua que descendía de las veredas Monte y Pinal, Manote Alto y Manote Bajo, embestía la estructura del puente que en la memoria de Dumar fue reconstruido tres veces. Hoy desde ese mismo viaducto de cuatro metros de largo se aprecia una corriente apacible e inofensiva que fluye en busca de las grisáceas aguas del río Minero al que le tributa lo mejor que tiene.

A pesar de esta evidente disminución, su compañero Camilo Sánchez Quiñones nos cuenta que algunos pozos próximos al puente siguen siendo atractivos turísticos. “Aunque se ve poca agua, aún se conserva el charco y la gente viene a divertirse”

¿Pero qué ha provocado el descenso del caudal? Dumar, Juan Carlos ‘El Abuelo’, Camilo Andrés, Andrés Felipe, Cristián Felipe, sus compañeros de grado 11 y sus profesores del Nacionalizado de Pauna saben que la situación está siendo provocada por la deforestación inclemente en las riberas de la Manotera. Por décadas los campesinos han aprovechado los árboles para su subsistencia y hoy ven como los efectos de esa decisión está generando cambios drásticos en la fuerza de las aguas.

Armando Bermúdez es educador. Llegó al Técnico de Pauna en 1991 y actualmente hace parte del equipo docente que coordina el Proyecto Ambiental Escolar (Prae). Bermúdez relató que las actividades del Prae se han concentrado principalmente en labores de reciclaje de plásticos, tarros y metales y en la elaboración de papel reciclado, acciones que han estado apadrinadas por capacitadores de la Alcaldía. El nuevo reto está en la restauración de la cuenca. 

El ‘Abuelo’ y la reforestación

El proyecto más ambicioso del Prae es, sin duda, el de la reforestación de la cuenca de la Manotera que comenzó el 2016 con los alumnos de grado décimo. El educador mencionó que en las salidas a campo con los estudiantes se percataron que la quebrada estaba socavando el cementerio por lo que comenzaron a sembrar árboles en varios de sus tramos.

Y aquí entra en escena Juan Carlos García, un estudiante particular. García, de 43 años, tiene esposa y cuatro hijos y hoy cursa grado 11. Sus compañeros, incluso algunos profesores, lo llaman cariñosamente ‘El Abuelo’ y él lo toma con gracia pero por supuesto con mucha responsabilidad al punto que es el principal doliente del proyecto de arborización.

Juan Carlos relata que este es el tercer intento que emprende para terminar su bachillerato y lo asumió además para motivar a su hijo mayor a hacer lo mismo, lo que no imaginaba era que además de estar a pocos meses de cumplir su sueño ahora lidera un ambicioso proyecto de recuperación de la quebrada junto a los otros 76 estudiantes de 11º y gracias al apoyo técnico que les ha brindado Corpoboyacá.

El jefe de la Oficina Territorial de la Corporación en Pauna, Mario Pérez Suárez, explicó que la entidad busca fortalecer la relación con las escuelas y colegios de la región en desarrollo de la estrategia de educación que lidera la Oficina de Cultura Ambiental, y que en el marco de ese acercamiento fueron acogidos por la comunidad de la Institución Educativa Nacionalizado de Pauna para reforestar las riberas de la Manotera.

En una primera jornada que se cumplió en 2016 se plantaron 200 árboles de especies como ceiba y mohoro. En los primeros días de agosto de 2017 se sembró una cantidad similar y se incluyó el cedro. Hace pocos días Juan Carlos y una pequeña comisión de once se desplazaron a revisar la evolución de las plántulas. Advirtieron con sorpresa que a pesar del rigor del verano un 20 por ciento de ellas han sobrevivido, pero eso no los desanima. Ya le pidieron a Corpoboyacá que los apoye con otros arbolitos.

En el recorrido hacia la bocatoma del acueducto se percataron que el agua ha raspado la orilla y se acerca peligrosamente a la estructura de cemento que contiene la tubería por la que viaja el líquido hasta la planta de tratamiento. Esta situación refuerza su determinación de seguir reverdeciendo los costados de la quebrada.

‘El Abuelo’, sus compañeros, sus profesores y Mario Pérez, el representante de Corpoboyacá, son conscientes de que este es un proceso que llevará tiempo y que para alcanzar el objetivo propuesto se requerirá de paciencia y perseverancia. Poco a poco se verán los resultados. El primero de ellos podría ser el cambio de actitud de los dueños de los predios. En el seguimiento que le hacen a la arborización han visto como algunos finqueros se han sumado al trabajo y por su cuenta han sembrado otros palitos.

Una mano a los más chicos

Foto: Camilo Sánchez Quiñones 

El tema de la erosión no es menor en Pauna. A unas cuantas calles de la Alcaldía, en la parte alta del pueblo, está la Escuela Alianza para el Progreso, conocida como Alpro, un pequeño tributo al glamuroso y sacrificado presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy y a su programa de ayuda económica para América Latina. Allí estudian niños desde preescolar hasta quinto de primaria que con frecuencia participan con alegría de  las jornadas de recolección de envolturas de dulces.

Su disposición para embellecer el lugar se ve opacada por el riesgo que representa la presencia de serpientes en un bosque cercano, y paradójicamente, por un progresivo deslizamiento que se viene registrando en la parte posterior del establecimiento. Hasta ese lugar llegaron los estudiantes de once del Nacionalizado de Pauna con el fin de colaborarles a las profesoras en la poda de la vegetación cercana  y en la plantación de árboles que permitan la estabilidad del suelo.

El municipio no ha sido ajeno a la problemática. Mauricio Núñez, director de la Oficina de Servicios Públicos de la Alcaldía, valoró el ejercicio conjunto de Corpoboyacá y los estudiantes para la recuperación de la microcuenca y agregó que la administración tiene prevista la adquisición de predios en las áreas de recarga hídrica y la ejecución de una estrategia de pedagogía dirigida a quienes pueblan las orillas de la Manotera, de la Paunera, de la Chatana y de otras quebradas y ríos de los que depende la localidad.   

Mientras los arbustos expanden sus raíces, se robustecen y adquieren la madurez necesaria, Juan Carlos llega del colegio como todos los días hábiles, besa a su esposa y a su pequeña Valentina que también acaba de terminar la jornada escolar. Luego de unos minutos de descanso cambia de rol y se transforma en comerciante. Juan Carlos subsiste de la venta ambulante de verduras pues producto de una lesión en la columna tuvo que abandonar la construcción.

Su sueño, una vez termine el bachillerato, es estudiar ingeniería civil para aprovechar la experiencia que ha adquirido en la ‘rusa’ y poder servirle a la Pauna que lo adoptó. El futuro lo anticipa generoso. Se imagina una caprichosa formación de árboles a ambos costados de la Manotera, tan verde y frondosa que de la erosión nadie se acuerde.

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