Entre 2021 y 2022 se capturaron para el estudio 1.121 especímenes de fauna silvestre en Casanare. Foto: Unal.

Los parásitos que amenazan las aves de la Orinoquia

Investigadores han indagado por 25 años sobre el impacto de estos microorganismos en la fauna regional.

Fuente: Agencia de Noticias – Universidad Nacional

A lo largo de 25 años de trabajo, el Grupo de Estudio Relación Parásito Hospedero (GERPH) –liderado por la profesora Nubia Matta – ha tomado muestras sanguíneas de miles de especies de aves, herpetos y mamíferos en el territorio colombiano.

Su trabajo de análisis ha permitido crear una extensa base de datos abierta para investigadores de todo el mundo, además de reportar 9 especies nuevas de parásitos en aves y reptiles y 4 especies nuevas de insectos potenciales vectores.

Este grupo realizó sus primeras salidas de campo en 1998, en la región de la Orinoquia colombiana, en donde se tomaron muestras de sangre en diversos ejemplares de aves para determinar si estaban infectados por hemoparásitos (parásitos de la sangre y células de la sangre).

Entre 2021 y 2022, los investigadores de las universidades Nacional, de Antioquia y Unitrópico realizaron dos salidas de campo a Casanare –en el marco de la Convocatoria de Minciencias, Colombia Bio “Expediciones científicas nacionales y fortalecimiento de colecciones biológicas”–, en donde realizaron un muestreo de 1.121 especímenes de la fauna en estudio.

Por lo general los hemoparásitos se agrupan en la categoría de malaria aviar; la infección aguda producida por estos puede generar en las aves anemia, hipertrofia de hígado y bazo, así como cambios en los periodos de canto, disminución de la movilidad, pérdida de apetito e incluso la muerte. Y si supera la fase aguda, igual permanece con infección crónica.

A largo plazo puede ocurrir que la población de cualquier tipo de aves disminuya, porque tiene menos éxito reproductivo.

Entre otros aportes, el grupo GERPH ha demostrado cómo los cambios de temperatura y lluvias, asociados con los fenómenos de El Niño y La Niña marcan la presencia o ausencia de dichos parásitos, porque afectan de manera diferencial a los insectos que transmiten el parásito, a las aves que se infectan, o al alimento disponible.

Recientemente, la crisis global generada por el COVID-19 puso en evidencia la complejidad de las relaciones biológicas de nuestro planeta, la fragilidad de su equilibrio y la vulnerabilidad del ser humano como especie. Desde entonces hablar de biodiversidad en riesgo, amenazas a la salud humana o crisis alimentarias ya no suena a argumentos extraídos de la ciencia ficción.

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