El funcionario mencionó que a través del programa ‘Boyacá reverdece’, y con el apoyo del Ejército, la Policía Nacional, Parques Nacionales, la empresa privada y varias juntas de acción comunal, el año anterior se plantaron alrededor de 70 mil árboles de diversas especies en municipios de la jurisdicción.
Se refirió el Convenio 665 de 2020 por $1.146 millones, celebrado con el Ministerio de Ambiente, para la restauración de áreas de importancia hídrica como las cuencas de los ríos Cravo Sur, Negro y Carare, y la Serranía de las Quinchas; también al trabajo conjunto con los batallones Silva Plazas y Tarqui para la producción de material vegetal, y la alianza con empresas como Diaco y Servientrega para poner en marcha un proyecto de silvicultura urbana.
Otro avance informado fue la adopción por parte del Consejo Directivo de la Corporación del Plan de Gestión Ambiental Regional (PGAR), un instrumento de planificación a partir del cual se articularán acciones de conservación y uso sostenible de los recursos naturales con los planes de desarrollo del departamento y de los municipios.
En materia de fauna silvestre se hizo referencia al proceso de recuperación y liberación de una osa andina, bautizada como Pensilvania, en inmediaciones del Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto Río Fonse, además de las campañas diseñadas para prevenir el conflicto entre los campesinos y la fauna silvestre.
Herman Amaya dijo que durante en 2020, en el Centro de Paso de Fauna Silvestre de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, se recibieron 203 animales, 28 de los cuales fueron reubicados en otros centros de atención, 48 pudieron ser liberados en sus hábitats, 10 llegaron sin vida y otros 64 murieron a raíz de su mal estado, y 46 continúan en el hogar de paso recibiendo tratamiento.
Durante la audiencia pública de rendición de cuentas de su primer año de gestión al frente de Corpoboyacá, Amaya destacó el incremento de los operativos de control y vigilancia realizados en conjunto con la Policía Nacional para atender denuncias sobre infracciones ambientales y tráfico de especies de fauna y flora.
Negocios verdes, claves en la reactivación
Herman Amya Téllez, director de Corpoboyacá. Foto: archivo particular.
En esta línea de trabajo de Corpoboyacá, su director reportó un 65 por ciento de cumplimiento de las metas previstas para el año 2020. A partir de la convocatoria realizada para fortalecer la oferta de bienes y servicios verdes se recibieron 146 inscripciones, se preseleccionaron 89 y se entregó el aval a 20 negocios verdes por cumplir con los parámetros exigidos por el Ministerio de Ambiente.
Herman Amaya recalcó que este tipo de emprendimientos sostenibles son esenciales en la actual etapa de reactivación económica que experimenta el departamento para superar la crisis provocada por la pandemia.
En este campo se destacó la inversión por $454 millones de pesos destinados al pago a 150 alfareros y caleros de Nobsa y Sogamoso, cobijados por la estrategia de erradicación de fuentes de emisiones contaminantes generadas por hornos artesanales de producción de cal, ladrillo y teja en el Valle de Sogamoso.
En materia de proyectos sostenibles el director de Corpoboyacá aludió a la propuesta de adecuar apiarios al interior de áreas protegidas con el objeto de aportar a la restauración ecológica a través de la protección de los polinizadores, y de procurar alternativas de subsistencia sostenible a las comunidades que conviven con parques y reservas naturales.
El reto de cuidar el agua
Dentro de los logros en el área de gestión del recurso hídrico se detalló el seguimiento al estado actual del río Chicamocha y el mantenimiento y limpieza de su cauce, así como el fortalecimiento de las estaciones de monitoreo de ese cuerpo de agua, tanto en su cuenca alta como en su cuenca media.
En relación con el lago de Tota, Herman Amaya citó las tareas de retiro de la elodea que invade varios sectores de su espejo de agua, las reuniones con representantes de los diferentes sectores productivos para reducir el impacto de conflictos como la invasión de su ribera, el vertimiento de aguas residuales y el uso de agroquímicos.
Sobre este último punto el director de la Corporación reseñó el trabajo conjunto con Agrosavia, AICCA y la Agencia Francesa de Desarrollo para la ejecución del proyecto piloto de reconversión tecnológica y productiva de la cebolla, diseñado para reducir el impacto de este cultivo sobre el lago de Tota y su cuenca.
Como complemento se adelantó un diagnóstico de conflictos ambientales relacionados con el recurso hídrico a partir del inventario de procesos sancionatorios y de las acciones populares que cursan en los tribunales, y se definieron las metas de la carga global contaminante de los ríos Chicamocha y Lengupá.
Otras acciones ejecutadas en 2020 por Corpoboyacá
– Control de especies invasoras como el retamo espinoso, el ojo de poeta, el caracol africano y el buchón de agua.
– Acompañamiento a los 87 municipios de la jurisdicción en la revisión de sus planes de gestión integral de residuos sólidos (Pgirs).
– Estudio de alternativas para la promoción de proyectos de transformación de residuos orgánicos que de concretarse permitirían reducir el volumen de desechos que llegan a los rellenos sanitarios.
– En el componente de gestión de residuos peligrosos se dio cuenta de la recolección de 1.080 kilogramos de envases de agroquímicos en cinco municipios de la provincia de Ricaurte.
Escasa participación ciudadana
La audiencia pública de rendición de cuentas de Corpoboyacá contó con una escasa participación de la comunidad, lo que demuestra que este tipo de espacios virtuales reducen las posibilidades para que los ciudadanos intervengan y obtengan respuestas puntuales a sus inquietudes.
Al final de la jornada tomaron la palabra algunos integrantes del Consejo Directivo de la Corporación, y uno de ellos, César Barrera, le pidió al director de Corpoboyacá redoblar esfuerzos para perseguir a quienes ejercen la minería ilegal.
Ángela María Martínez, en representación del sector turístico, recomendó poner en marcha los planes de ordenamiento ecoturístico para las áreas protegidas en donde sea posible realizar actividades de este tipo. “En turismo hay mucho por hacer, hay muchos anuncios oficiales, pero muy poca inversión en los territorios”.
Planteó asimismo la urgencia de fortalecer alianzas de conservación con las comunidades y posicionar el turismo de naturaleza en la jurisdicción, siempre y cuando se reduzcan los riesgos de impactos que este tipo de actividades puedan generar.