Esta historia se realizó en el marco del proyecto conjunto desarrollado por Journalisten-Akademie der Konrad-Adenauer-Stiftung (Jona KAS), Fundación Konrad Adenauer Stiftung Colombia (KAS Colombia) y Consejo de Redacción (CdR).
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Kilómetro a kilómetro el río Arauca tiene las huellas que le han provocado ser el límite natural entre Colombia y Venezuela. Las costumbres de hermandad e intercambio comercial y cultural nacidas décadas atrás fueron reemplazadas por la ilegalidad y los patrullajes oficiales.
Pobladas por colonos, las llanuras araucanas se fueron llenando de cultivos de arroz, plátano y maíz desde los años 60 y hasta los 80 cuando el departamento estaba prácticamente incomunicado del resto del país por lo que el río Arauca era la arteria que lo mantenía vivo y unido con el hermano estado de Apure. Todo el movimiento comercial estaba dirigido hacia el oriente.
Hasta que del subsuelo vino la riqueza. En 1983 fue hallado el yacimiento que convirtió a Colombia en un país exportador de petróleo. Caño Limón está ubicado entre los municipios de Arauca y Arauquita y se convirtió en el punto de quiebre para el departamento, cambió su población, su economía y su situación de seguridad.
Al lado de la explotación petrolera creció el accionar de las guerrillas. Las Farc tienen dos frentes de guerra en la zona y solo hasta que fue declarado el cese al fuego dejó cientos víctimas en el departamento. El Eln tiene su estructura militar y económica más fuerte en Arauca en razón a los dineros recaudados a través de la extorsión y el secuestro.
A ese dominio de la subversión en la zona vino la respuesta militar que instaló una enorme fuerza contraguerrillera dedicada primordialmente a la salvaguarda de la estructura petrolera.
La violencia siguió dejando víctimas con los años de accionar paramilitar con 1.300 víctimas y la posterior disputa entre las Farc y el Eln que entre 2006 y 2010 hizo huir a por lo menos 5.000 desplazados que recibieron refugio en Venezuela a comienzos del nuevo milenio.
La guerra se mantuvo muy intensa por décadas en Arauca donde además el Gobierno erradicó con fuerza los cultivos ilícitos que llegaron a sumar 14 mil hectáreas y hoy solo hay 500 hectáreas que están en proceso de erradicación manual y voluntaria.
Las vías de comunicación con el centro del país todavía son precarias. La cacareada Vía de la Soberanía es una trocha y cualquier intento por llegar al centro del país por vía terrestre requiere un mínimo de 14 horas.
La rutina de abandono y supervivencia en que Arauca se surtía de Venezuela –legal e ilegalmente- hasta julio de 2015 cuando el gobierno venezolano cerró la frontera y el paso regular a través del Puente Internacional José Antonio Páez fue reemplazado por cientos de pasos irregulares que hoy se ven a simple vista en todo el borde del río.
Esa relación fraterna hizo que la crisis venezolana tocara directamente la vida de Arauca. Antes de 1985 un bolívar costaba 17 pesos y hoy el bolívar tiene un cambio oficial de 317 pesos.
La expulsión de indocumentados y la crisis venezolana trajo de vuelta a muchos de los desplazados y El Amparo, el municipio fronterizo del vecino país que antes era un pueblo alegre y con un fuerte movimiento comercial está hoy desolado. En Arauca, el desempleo y la inseguridad se incrementaron y hoy la violencia cambió de cara, aunque el Eln mantiene fuerte su accionar en la región como parte de sus actividades delincuenciales y la presión al Gobierno para empujar a una negociación que está próxima a instalarse.
Por toda la orilla del río crecieron esas poblaciones que aprendieron a sobrevivir con todos los problemas, que lo siguen haciendo y que cuentan que aunque tienen incertidumbre por lo que viene en este proceso de transición guardan la esperanza de que por fin el Estado invierta.
El paso fronterizo
El Puente Internacional José Antonio Páez que une a Arauca con El Amparo quedó mirando hacia el lado contrario hace un año y medio cuando el gobierno venezolano decidió el cierre de la frontera. Los miles de colombianos que iban a diario a comprar a las abarrotadas tiendas del vecino país hoy se rebuscan con lo que llega hasta Arauca y en cambio deben compartir la oferta con la romería de venezolanos que cruza el puente a diario para conseguir productos básicos de la canasta familiar.
Sobre el río Arauca están los puestos de control. Incluso hay restricciones para quienes pasan la mercancía por el paso legal.
Es el único puesto fronterizo pero al lado se fueron creando cientos de pasos ilegales por donde entran la gasolina, la carne, el pollo y otros productos que tienen diez veces menos el valor que en Colombia.
Y el contrabando que antes se hacía por costumbre ahora se convirtió en delito y eso volvió a una buena parte de habitantes de uno y otro lado de la frontera en objetivo de las autoridades de ambos países.
El combustible de contrabando
Una pimpina de gasolina venezolana vendida en la ciudad de Arauca vale cerca de 2.500 bolívares que equivalen a 1.500 pesos colombianos. Aquí en Colombia la misma cantidad de gasolina comprada en una estación de servicio legal tiene un costo de 20 mil pesos.
Con ese precio, es difícil no entender la justificación de los vendedores de la gasolina venezolano en territorio araucano. Sin embargo, eso no los aleja de la presión de las autoridades que constantemente realizan operativos para decomisar el producto.{source}
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Los habitantes del río
El río fue la arteria principal de Arauca hasta finales de los años 80 cuando se construyó la carretera entre Arauca y Arauquita que redujo de cuatro horas a una hora y media el recorrido. Pero para los habitantes del río sigue siendo la vida, nacen dentro del agua, subsisten de la pesca y de algunos cultivos de pancoger.
La vida rural al lado del río tiene sus bemoles porque el abandono estatal es evidente, hay algunos colegios pero no cuentan con puestos de salud, hay pocas vías rurales y el agua proviene de pozos. En algunos sectores privilegiados hay total tranquilidad y en otros a la supervivencia se suma el lidiar con los actores armados.
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El miedo
Este año, hacia mediados de agosto, una noticia hizo protagonista a Arauca: el Eln secuestró a cuatro arroceros y los llevó al otro lado de la frontera porque aparentemente no pagaron la extorsión a la que todos los cultivadores están obligados. Su liberación se logró en algunos casos por el pago de la cuota y en otros porque el Gobierno puso esas liberaciones como exigencia para el inicio formal de las negociaciones. Pero ese gesto de la guerrilla no significó ni el fin de las extorsiones ni el abandono del secuestro.
Esta presión para los arroceros araucanos cuando apenas están saliendo de una de las mayores crisis por el bajo precio del producto y el exceso de producción no certificada.
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La compañía
Es el nombre con que popularmente se conoce a la Occidental Petroleum de Colombia en Arauca, la empresa petrolera que en 1983 realizó el mayor hallazgo petrolero del país y que marcó la historia de ese departamento, hasta ese momento caracterizado por la explotación agrícola.
Dos años después la Oxy comenzó a explotar el pozo de Caño Limón desde donde transporta el crudo hasta Coveñas por el oleoducto. Tanto en el río donde termina el territorio de ‘la compañía’ hasta el paso de la carretera es posible ver el despliegue de las fuerzas de seguridad que no permiten siquiera un acercamiento a los pobladores de la zona.
La explotación petrolera significó un cambio en la economía de la región porque las regalías permitieron ingresos de dinero que no se ven en el progreso de los araucanos pero que generaron el cambio de costumbres. Una de esas fue la de la agricultura, pues muchas personas llegadas desde diferentes zonas o los mismos habitantes trabajaron inicialmente en la petrolera.
Hoy, la imagen del petróleo no es la misma. El empleo está en 80 por ciento destinado a foráneos y los daños ecológicos ocasionados por las actividades de la Oxy han causado tal nivel de estragos en la producción de agua, la vida de los humedales y el curso del río Arauca que ya no es visto como el motor del desarrollo sino como la causa del retraso.
El Eln convirtió el pozo y el oleoducto en su objetivo, así como a la infraestructura eléctrica del departamento, basado en su posición ideológica en contra de la explotación extranjera de los recursos colombianos. El Centro de Memoria Histórica tiene documentados 2.626 atentados de esa guerrilla desde 1975. Sólo en 1986 cuando el oleoducto hacia Coveñas cumplió un año de operaciones, fueron 106 los atentados que dejaron 73 víctimas.
Y por eso la fuerza disponible en Arauca es cercana a los 17 mil hombres, con cuatro batallones y dos bases estadounidenses destinadas casi exclusivamente a cuidar el tubo.
La guerra en el agua
Los pescadores del río Arauca llevan años lidiando con los inviernos, la desaparición de los humedales donde desovan los pescados y las crecientes del río Arauca, pero desde hace unos meses también tienen que hacer todo para no terminar presos de las autoridades venezolanas o colombianas.
Por el lado venezolano, los transportadores son acusados de contrabando porque supuestamente la pesca se realizó más allá del límite fronterizo. Y por el lado colombiano, son acusados de financiadores del Eln porque las autoridades aseguran que esa guerrilla está usando las ganancias de la pesca para sus actividades delictivas.
Los pescadores sí han tenido que pescar para los subversivos pero no por voluntad propia y esperan que este año, cuando ya esta próxima la ribazón o subienda no tengan que hacerlo de nuevo.
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La ruta escolar
La supervivencia
En Arauca, cerca del 60 por ciento de la población se dedica a las actividades agrícolas, y la mayor parte de ellos lo hace de manera exclusiva. Sin embargo, en ese departamento se ve arraigada la mayor parte de los problemas del campo, pues no tienen vías para sacar sus productos, no cuentan con asistencia técnica y los intermediarios compran a precios muy por debajo de los costos de producción. Desde allí, la organización campesina le está pidiendo al Gobierno que les mejore su situación porque ya no aguantan más.
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La crisis
Los canoeros
El trabajo de los 30 caoneros de Arauquita trabajan todos los días desde las 5 de la mañana para transportar a los venezolanos que cruzan la frontera para comprar sus víveres.
La esperanza
En Arauca el 2 de octubre ganó el No. La votación mayoritaria del departamento no aprobó el acuerdo logrado entre el Gobierno y las Farc y dejó ver la misma polarización de muchos departamentos. La mayoría fue de apenas 51% pero dos municipios fronterizos, unidos por el pozo de Caño Limón y el río Arauca se separaron totalmente en su elección: El 65% de los votos fue por el no mientras que Arauquita votó mayoritariamente en 76% por el sí.
Esa votación y el momento de transición que vive el país dejaron a los habitantes de Arauca, especialmente sus organizaciones sociales, en medio de un escenario de incertidumbre pero también de esperanza porque al tiempo que se implementará el acuerdo con las Farc debería comenzar la negociación con el Eln, una mejor paz pero que consideran incompleta hasta que el Estado se la juegue por el departamento.
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