Habitantes de tres veredas de Togüí esperan el aval del Ministerio de Agricultura para gestionar su territorio.

Así se labra el camino de la primera Zona de Reserva Campesina de Boyacá

Una idea que se gestó hace 10 años en un paraíso escondido de Togüí y que hoy tiene un Plan formulado por la comunidad.

Si, hace una década un puñado de mujeres y hombres del área rural de Togüí, municipio de la provincia de Ricaurte Bajo, distante 60 kilómetros, aproximadamente, de la ciudad de Tunja, se planteó la posibilidad de gestionar su territorio a través de concretar la propiedad de sus predios, la producción agraria sostenible, el cuidado de los recursos naturales, el trabajo colaborativo y la incidencia en el desarrollo del municipio.

Diez años en los que sus promotores han aprendido de otras experiencias de asociatividad similares en otras regiones del país, a la luz de lo previsto en la Ley 160 de 1994.

Esta norma señala que las zonas de reserva campesina (ZRC) “tienen por objeto fomentar y estabilizar la economía campesina, superar las causas de los conflictos sociales que las afecten y, en general, crear las condiciones para el logro de la paz y la justicia social”.

Dicha Ley señala además que las ZRC “podrán comprender también las zonas de amortiguación de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales con el propósito de desarrollar las actividades, modelos y sistemas productivos que se formulen en los planes ambientales establecidos para las zonas respectivas”.

Por ser una figura implementada en regiones del país donde se ha vivido con intensidad el conflicto armado, su sola mención ha generado resistencia en la provincia boyacense al punto, de que como lo reconoce el mismo alcalde de Togüí, Germán Sánchez Sánchez, se ha llegado a estigmatizar a sus impulsores.

“No ha sido un camino fácil”, dijo, a propósito, Laura Poveda, integrante del comité encargado de diseñarlo, y durante la audiencia pública del pasado 10 de noviembre, celebrada en el Polideportivo Municipal, describió los vaivenes del proceso en el que han estado comprometidos los habitantes de las veredas Carare, Garibay y El Hatillo.

Pese a ello, estar en el escenario de dicha audiencia fue un hecho significativo pues se trata del paso previo al aval que el Ministerio de Agricultura, a través de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), le podría dar en las próximas semanas a la primera Zona de Reserva Campesina de Boyacá.

Llegar a este punto ha implicado decenas de reuniones, talleres de capacitación y jornadas de socialización que han tenido el acompañamiento de personal de la ANT y de quien es quizá el mayor experto en zonas de reserva campesina de Colombia, el profesor de la Universidad Nacional y ex vice ministro de Desarrollo Rural, Darío Fajardo Montaña.

Un sueño conjunto

Integranes del comité impulsor de la zona de reserva campesina 'Paraíso perdido'

Luis Eduardo Santafé Blanco, un campesino toguiceño de la vereda de Suárez Ulloa, es el representante legal de la Asociación Campesina Unidos por Togüí y sus Comunidades (Ascamutoco). Santafé hace parte del comité promotor.

“Esta idea surgió de un grupo de hombres y mujeres interesados en sacar el campesinado adelante”, explicó el líder comunal y agregó “es una forma de convocar a la institucionalidad para articularnos con ellos y concretar proyectos productivos, de saneamiento predial, de educación, de vías, de medio ambiente y de transformación de productos”.

Luis Eduardo Santafé resumió el que quizá puede ser el aprendizaje más importante de este proceso: “La fórmula para ayudar al campo depende de los mismos campesinos. La familia campesina unida puede llegar al gobierno nacional, departamental y al local”. Esa es la clave para concretar el ideal de una zona de reserva campesina como la de este ‘paraíso escondido’.

“Aquí nadie debe tener miedo, a nadie le van a quitar la tierra, a nadie le van a prohibir cultivar o tener su ganado”, acuñó el representante de Ascamutoco, en referencia al alcance de esta figura de gobernanza del territorio.

¿Qué contiene el Plan de Desarrollo Sostenible?

De acuerdo con el documento guía del proceso de constitución de la zona de reserva campesina, este Plan de Desarrollo Sostenible define el diagnóstico de las tres de las veredas involucradas: Carare, Garibay y El Hatillo, “se identifican las necesidades y se organizan para buscar darles solución a los requerimientos priorizados por la comunidad campesina…Este documento tiene una vigencia de 12 años”.

La Zona de Reserva Campesina ‘Paraíso Escondido’ de Togüí involucra 6.949 hectáreas + 1.620 m2 y el plan que la guiará, una vez reciba la autorización de la Agencia Nacional de Tierras, contiene seis líneas estratégicas, tres asociadas a la cultura y la economía campesina:

– Proyectos productivos y acompañamiento técnico

– Empoderamiento de la mujer campesina

– Participación y organización campesina

Y tres relacionadas con la protección ambiental:

– Agua para la vida campesina en la ZRC

– Acuerdos comunitarios para la protección y conservación de las alturas

– Ordenamiento de la territorialidad campesina

Una hoja de ruta con respaldo oficial

Martha Carvajalino, viceministra de Desarrollo Rural.

La audiencia pública de presentación de este Plan de Desarrollo Sostenible en Togüí estuvo acompañada por la viceministra de Desarrollo Rural, Martha Carvajalino.

La funcionaria destacó su alcance, la definió con una hoja de ruta para el trabajo entre los campesinos y el Estado, “es la visión del territorio planteada por las comunidades”.

Sobre el trámite posterior, detalló que la propuesta de los toguiceños será llevada ante el Consejo Directivo de la Agencia de Desarrollo Rural para su aprobación y su posterior formalización ante el gobierno nacional.

“Una Zona de Reserva Campesina nos permite ordenar la economía campesina que significa reconocer las territorialidades del campesinado, sus relación con la producción de alimentos, su relación con la tenencia de la tierra y permitir que en esa visión de territorio los campesinos le propongan al gobierno una ruta conjunta que se constituye en una hoja de trabajo para el gobierno nacional, la gobernación y el municipio en la cual deben concurrir los diferentes sectores para lograr que ese plan de desarrollo sostenible salga adelante”, contextualizó la viceministra.

En cuanto a la relación entre una ZRC y la reforma agraria, la funcionaria precisó que esta última no es solo la redistribución de la tierra sino su ordenamiento, el aprovechamiento sostenible del agua, del suelo y de los bosques, es poder transformar el campo, “y las ZRC son un instrumento que nos permite concentrarnos en el territorio, hacer su diagnóstico y saber cuáles son las medidas, los programas y los proyectos que debemos ejecutar”

Las zonas de reserva campesina, precisó la viceministra, no tienen facultades sobre el uso del suelo ni las determinantes ambientales, en su definición, regulación y control siguen incidiendo las alcaldías, los concejos municipales y, por supuesto, la autoridad ambiental.

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