Foto: Fundación Salva. Tomada de Facebook.
La Fundación Salva realiza actividades para recoger aportes de voluntarios que se quieran sumar a su causa.

Fundación Salva, modelo de protección para caninos en estado de abandono

La organización subsiste de los aportes de voluntarios y de padrinos que financian los costos que conlleva su alimentación y sus tratamientos médicos.    

Por Deisy A. Rodríguez/Colaboradora

Antes de descansar cada noche, Karen Molano tiene 130 razones para suspirar; los mismos 130 pensamientos que apresuran su andar al despertar antes de las 5:00 a.m. todos días desde hace cuatro años.

En 2012, ante la necesidad de ubicar un espacio propio donde Pandora, Muñeca, Matilda, Manolo, Noé, Pato, Amelia y Juancho pudieran correr, jugar, escarbar arena, tomar el sol y algunos chapuzones de agua para refrescarse, su familia le prestó una casa en las afueras de Oicatá con el espacio adecuado para albergar a los caninos.

Aquel es el destino cotidiano de Molano y de un valioso equipo de voluntarios de todas las edades. Al llegar a lo que ahora es la sede de la Fundación Salva, abren sus puertas para darle los buenos días a peludos cuadrúpedos de distintos tamaños y colores. Son 130 caninos rescatados de las más inimaginables situaciones que van desde abandono en carreteras y atropellamiento hasta maltrato y desnutrición crónica a pesar de estar conviviendo con humanos.

Los 130 amores, como les llama Molano, médica veterinaria egresada de la UPTC, mueven sus colas y el resto de sus cuerpos con tal emoción siempre que llega alguien a su casa. Es difícil evitar no contagiarse con su alegría.

Una vez allí, mientras avanzan las primeras horas de la mañana, el equipo se asegura que todos desayunen y nadie aproveche para gruñir y comer de otro plato que no sea el suyo. Suministra los respectivos medicamentos a los canes que los necesiten y continúa labores. El aseo es diario, así como la limpieza de las cobijas que les protegen del frío de la noche y la madrugada.

Karen Molano cuenta con el apoyo de reconocidos médicos veterinarios como Luis Chávez, director de Asmevet, para la realización de procedimientos quirúrgicos y tratamientos, y gracias al respaldo de Bioquímica de Colombia puede esterilizar al mes en promedio a 12 animales, entre hembras y machos, y contribuir así con la reducción de los embarazos y por supuesto de las crías que en estado de abandono se convierten en un problema de salud pública. Un número significativo de cirugías son posibles gracias a la colaboración de madrinas y padrinos de la Fundación.

Karen Molano/Foto: Archivo particular.

Rescatar, recuperar y asegurar un hogar cariñoso y responsable, es decir una nueva y definitiva oportunidad a los peludos, es el propósito de este proyecto grandioso, con resultados reales y palpables. Pero no todos los animales dejan la casa, algunos por su edad o condición física se quedarán en la Fundación Salva hasta el final de sus días como es el caso de Kika, Teo y Luz.

El trabajo es permanente. Los domingos son días de mucha actividad tanto para el equipo como para los 130 huéspedes de la Fundación. Este día, por lo general, el número de voluntarios aumenta. Muchas manos son necesarias para bañarles, peinar su pelaje, lanzarles la pelota y llevarles a pasear por el extenso campo que rodea la casa – hogar.

“Cuando las personas conocen nuestra labor, entienden su importancia y no dudan en sumarse a esta causa. Una actitud solidaria que hace que el mundo sea realmente humano. Sin su ayuda no podríamos continuar salvando vidas”, sostiene Karen.

En varias ocasiones el equipo se divide: unos van a la sede de la Fundación y otros se dedican a buscar recursos para garantizar su mantenimiento.

La ciclovía de la Avenida Universitaria, el Parque Recreacional del Norte, la Plaza de Bolívar, colegios y universidades de Tunja son los lugares más frecuentados por este grupo de animalistas de camiseta negra con un logo blanco y azul marino en el que se lee ‘Fundación Salva´. Le cuentan a la gente sobre la iniciativa, venden agendas, llaveros, monederos, bolsos y botones; realizan rifas, conciertos, fiestas, cenas y van hasta donde tengan que hacerlo en busca de concentrado, medicamentos y recursos para el pago servicios como luz, agua y seguridad.

La Fundación Salva alberga máximo 130 canes. Ese es su tope. La mayoría superan o superaron episodios de maltrato, desnutrición, problemas de piel o traumas musculares y óseos tras haber sido atropellados y dejados a la deriva en cualquier carretera. Sin embargo, no siempre es así. Esta historia tiene partes muy tristes… cualquier vida perdida hace mella en el equipo. Gabito, Jerri, Lula, Solecito, Ramón, Vikina, Lucas, Delia, Marco, Ardilla, Claudia, Lázaro, Jerónimo, Tormenta, Tomás, Black, Luna y Luchita permanecerán en la memoria y el corazón del equipo.

Si en este punto se preguntan por las formas en las que pueden contribuir, aquí les contamos como hacerlo. Se puede visitar la sede de la Fundación Salva en Oicatá y conocer a los animales rescatados; se puede ser voluntario permanente u ocasional; se puede donar concentrado, medicamentos, cobijas o efectivo; se pueden difundir los contenidos de la Fundación a través de las redes sociales; se puede apadrinar uno, dos, tres o los que sean posibles; se puede, una vez decidido, adoptar uno de ellos y sobre todo permitirse compartir momentos memorables y altas dosis de ternura hasta el final de los días.

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